El insomnio se relaciona con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola. Datos comprobados

¿Las personas optimistas duermen mejor?

HISTORIA EN BREVE

Investigaciones recientes demuestran que la predisposición genética al insomnio se relaciona con un riesgo significativamente mayor de enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular isquémico, pero no con fibrilación auricular

El insomnio frecuente o crónico se encuentra fuertemente relacionado con un mayor riesgo de hipertensión arterial, que es un precursor y factor de riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca

En comparación con las personas que duermen de siete a ocho horas regularmente, aquellas que duermen menos tienen una probabilidad 27 % mayor de desarrollar aterosclerosis subclínica

Los mecanismos por los cuales el insomnio o la falta de sueño afectan la salud cardíaca incluyen la desregulación del eje hipotalámico-pituitario, mayor actividad del sistema nervioso simpático, modulación anormal del sistema nervioso autónomo y mayores niveles de aterogénesis e inflamación sistémica

Aunque una menor cantidad de sueño (generalmente menos de seis horas) se considera distinta al insomnio, parece que dormir muy poco, ya sea debido al insomnio o no, puede desarrollar efectos similares; pero, cuando ambos ocurren al mismo tiempo, pueden crear un efecto acumulativo en el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular (ECV)

La falta de sueño tiene el mismo efecto en el sistema inmunológico que el estrés físico o las enfermedades, lo que puede ayudar a explicar por qué la falta de sueño está relacionada a un mayor riesgo de sufrir numerosas enfermedades crónicas, incluyendo enfermedades cardíacas.

Por ejemplo, la investigación ha demostrado que el insomnio frecuente o crónico se encuentra fuertemente relacionado con un mayor riesgo de hipertensión arterial, que es un precursor y factor de riesgo de enfermedad cardíaca.

Según la Clínica Mayo, «las personas que duermen cinco horas o menos por noche pueden tener un mayor riesgo de desarrollar presión arterial elevada o empeorar su presión arterial ya elevada».

La evidencia que demuestra la importancia del sueño para la salud cardíaca incluye investigaciones que analizan la frecuencia de los ataques cardíacos después del horario de verano.

Los resultados publicados en el 2008 y el 2013 encontraron un aumento en la incidencia de los infartos de miocardio en aproximadamente un 10 % tras el cambio al horario de verano, así como una disminución de la misma cantidad justo después del cambio al nuevo horario estándar (al ganar una hora).

La falta de sueño se relaciona con un mayor riesgo de aterosclerosis

De acuerdo con un estudio del 2019 publicado en el Journal of the American College of Cardiology, en comparación con las personas que duermen de siete a ocho horas regularmente, aquellas que duermen menos tienen una probabilidad 27 % mayor de sufrir aterosclerosis subclínica (las primeras etapas de endurecimiento y estrechamiento de las arterias).

También encontraron que la calidad del sueño marca una gran diferencia, ya que aquellos con el sueño más fragmentado mostraban una probabilidad 34 % mayor de tener signos de aterosclerosis subclínica, en comparación con aquellos que duermen por más tiempo.

A nivel subclínico, la aterosclerosis se encuentra en las primeras etapas y es posible que aún no se encuentre causando ningún síntoma. También es posible revertir la progresión en esta etapa, de modo que se pueda prevenir las enfermedades cardíacas. Con este fin, una buena calidad de sueño puede ser muy importante.

En un comunicado, el autor principal del estudio, José M. Ordovás, Ph. D., explicó lo siguiente:

«Este estudio enfatiza que tenemos que considerar el sueño como uno de los métodos que utilizamos para combatir las enfermedades cardíacas, así como un factor que se ve comprometido de manera diaria.

Este es el primer estudio que demuestra que el sueño medido objetivamente se relaciona con la aterosclerosis en todo el cuerpo, no solo en el corazón».

El insomnio aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares

En la edición de agosto del 2019 de la revista Circulation, se publicó evidencia adicional de la hipótesis del riesgo de la enfermedad cardíaca causada por el sueño, la cual examinó datos de 1.3 millones de personas para determinar si el insomnio es un causante de las enfermedades cardiovasculares (ECV) y accidentes cerebrovasculares, o si es una mera correlación (ya que la correlación no implica, ni tampoco prueba, una causalidad).

Para hacerlo, analizaron la predisposición genética al insomnio. Para reducir el sesgo, los investigadores también consideraron las variaciones genéticas relacionadas con los factores de riesgo de enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular (latidos cardíacos irregulares) y accidente cerebrovascular isquémico, además de analizar los polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) relacionados con el insomnio.

Al final, concluyeron que, de hecho, la predisposición genética al insomnio se relacionó con un riesgo significativamente mayor de enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular isquémico. Sin embargo, no se encontró ninguna relación para la fibrilación auricular.

Para los accidentes cerebrovasculares, la predisposición genética al insomnio se relacionó con un riesgo 13 % mayor de accidentes cerebrovasculares en las arterias más grandes, así como un riesgo 8 % mayor de accidentes cerebrovasculares en los vasos pequeños y un riesgo 6 % mayor de accidentes cerebrovasculares cardioembólicos.

El sitio web AJMC.com redacta lo siguiente:

«La autora principal del estudio, Susanna Larsson, Ph. D., profesora asociada de epidemiología cardiovascular y nutricional en el Instituto Karolinska, enfatizó que ‘el sueño es un comportamiento que puede ser cambiado por nuevos hábitos y el manejo del estrés’.

Al cambiar los hábitos para mejorar la severidad del insomnio, las personas pueden reducir posteriormente su riesgo de sufrir ECV, así como subtipos de accidentes cerebrovasculares. ‘Es importante identificar la razón subyacente del insomnio y tratarlo’, explicó Larsson.

Dado a que el insomnio afecta al 30 % de la población en general, se necesitan más estudios para evaluar la relación que existe entre el insomnio con las ECV y los accidentes cerebrovasculares».

La predisposición genética del insomnio puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular (ECV)
Michael Holmes, profesor asociado de la Universidad de Oxford, quien no participó en el estudio, comentó los siguientes resultados a The Guardian:

«Este estudio no nos permite concluir que el insomnio es una de las causas de la enfermedad cardiovascular. Todo lo que podemos comentar es que las personas con variantes genéticas relacionadas con un mayor riesgo de insomnio también tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares».

The Guardian también entrevistó al profesor Jeremy Pearson, director médico asociado de la British Heart Foundation, quien declaró lo siguiente:

«Las personas que sufren de insomnio o trastornos del sueño a menudo tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias, que es la principal causa de los ataques cardíacos.

Pero es difícil saber si existe una conexión directa o si se debe a otros comportamientos comunes entre las personas que tienen problemas para dormir, como una alimentación deficiente o presión arterial elevada.

Este estudio sugiere que las personas, cuya composición genética los predispone al insomnio, también tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar enfermedades coronarias.

Si esta conexión se prueba en investigaciones posteriores, podría abrir el camino a métodos más precisos para reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas en personas que sufren de insomnio».

Por qué la falta de sueño afecta la salud cardíaca

Una revisión científica del 2017 presenta algunos posibles mecanismos por los cuales el insomnio o la falta de sueño afectan la salud cardíaca, como los siguientes:

Desregulación del eje hipotalámico-hipofisario (que no solo aumenta el riesgo de desarrollar ECV sino también la resistencia a la insulina, diabetes, ansiedad y depresión)

Mayor actividad del sistema nervioso simpático (SNS) (el cual aumenta la liberación de cortisol y otras hormonas relacionadas con la hiperactivación, especialmente la hormona adrenocorticotrópica)

Modulación anormal del sistema nervioso autónomo

Mayor aterogénesis (identificable por medio de las elevaciones en los marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva, el factor de necrosis tumoral-alfa y la interleucina 6)

Multiplicación de la inflamación sistémica

Además, la falta de sueño también se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina, y este es otro mecanismo por el cual el insomnio puede afectar el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. Según esta revisión del 2017:

«En la última década hemos observado cada vez más evidencia que relaciona al insomnio con la hipertensión, la enfermedad coronaria (CHD) y la insuficiencia cardíaca (HF), así como la enfermedad cardiovascular subclínica (CVD) y la mortalidad por ECV».

Sin embargo, debido a las amplias variaciones de la medición y definición del insomnio, existen datos contradictorios, y se debe tener cuidado al comparar estudios e interpretar resultados. No obstante, los datos existentes sugieren que el insomnio es un factor de riesgo importante para la ECV.

Los estudios demuestran un aumento en la actividad del SNS, con niveles elevados de noradrenalina en el plasma y en la orina en personas que duermen poco y en aquellas que sufren de insomnio en comparación con los sujetos de control normales, así como un aumento en la frecuencia cardíaca y una variabilidad alterada o menor en la frecuencia cardíaca, lo que indica una desregulación autónoma subyacente.

La actividad del SNS es una parte integral de la homeostasis cardiovascular y es importante para la patogénesis de HTN, arritmias, CHD y HF».

El documento también señala que, si bien una menor cantidad de sueño (generalmente menos de seis horas) se considera distinta al insomnio, parece que dormir muy poco, ya sea debido al insomnio o no, puede desarrollar efectos similares; pero, cuando ambos ocurren al mismo tiempo, pueden crear un efecto acumulativo en el riesgo de sufrir ECV.

Consecuencias adicionales por la falta de sueño y el insomnio
Aunque la evidencia que relaciona la falta de sueño con la mala salud cardíaca es muy fuerte, la enfermedad cardíaca no es el único riesgo que representa la falta de sueño y el insomnio.

El sueño también afecta la expresión génica, la regulación hormonal y la desintoxicación cerebral, lo que fortalece aún más la importancia para la salud general y la longevidad. Otros problemas de salud relacionados a la falta de sueño incluyen, pero no se limitan a los siguientes:

Mayor riesgo de problemas neurológicos, que abarcan desde depresión hasta Alzheimer — La barrera hematoencefálica se vuelve más permeable con la edad, lo que permite el ingreso de un mayor número de toxinas.

Esto, junto con una menor eficiencia del sistema glifático causada por la falta de sueño, permite que se produzca un daño más rápido en el cerebro y se cree que dicho deterioro desempeña un papel importante para el desarrollo del Alzheimer.

Mayor riesgo de diabetes tipo 2 — En un estudio de cohorte histórico, publicado en el 2017, las personas con insomnio tenían una probabilidad 16 % mayor de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellas personas que dormían adecuadamente. El riesgo fue más significativo entre las personas menores de 40 años, en los cuales la proporción de riesgo fue del 31 %.

Además, el riesgo aumentó exponencialmente con el tiempo. En aquellos que se vieron afectados por un periodo menor a cuatro años, el riesgo de sufrir diabetes fue del 14 %, pero aumentó al 38 % cuando el insomnio persistió entre cuatro y ocho años, y hasta un 51 % cuando persistió más de ocho años.

Mayor riesgo de obesidad.

Mayor riesgo de osteoporosis — Como se señaló en una revisión médica del 2018, «la calidad del sueño es un factor importante en el desarrollo de la osteoporosis. Sin duda, se espera que existan vínculos importantes entre el sueño y la osteoporosis, así como mecanismos efectivos que puedan romper el círculo vicioso entre ambos».

De acuerdo con esta revisión, posibles factores causantes que relacionan al insomnio con los déficits de masa ósea incluyen la desregulación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal, la activación del SNS y las influencias hormonales.

Mayor riesgo de dolor y afecciones relacionadas con el dolor como la fibromialgia — En un estudio, la falta de sueño fue el factor más importante de predicción para el dolor generalizado en los adultos mayores a los 50 años.

Mayor susceptibilidad a las úlceras estomacales — Como se explicó en un estudio del 2013 que analizó a las personas con apnea del sueño, que es un trastorno que resulta en una calidad del sueño altamente fragmentada:

«Las personas con apnea del sueño experimentan una interrupción de la respiración al dormir, lo que lleva a hipoxia intermitente, inflamación sistémica y activación simpática.

Estos factores no solo son una amenaza para el sistema cardiovascular, sino que también pueden contribuir al daño de la mucosa gastrointestinal y, por lo tanto, al inicio o progresión de las úlceras pépticas.

En un estudio muy amplio de casi 35 000 personas de Taiwán, aquellas con apnea del sueño experimentaron un riesgo 2.4 veces mayor de sangrado por úlceras pépticas.

Esto puede justificar la evaluación de la apnea del sueño como un factor potencial de predisposición en personas con hemorragia por úlceras pépticas y sin ningún factor de riesgo aparente».

Mala función sexual.

Mayor riesgo de depresión y ansiedad (incluyendo el trastorno de estrés postraumático), esquizofrenia y suicidio — De hecho, según el profesor Matthew Walker, Ph. D., fundador y director del Centro de Ciencias del Sueño Humano de la Universidad de California Berkeley y autor del libro Why We Sleep: The New Science of Sleep and Dream, los investigadores no han podido encontrar una sola afección psiquiátrica en la que el sueño sea normal.

Envejecimiento prematuro.

Mayor riesgo de morir por cualquier causa — En un estudio, el insomnio persistente pero no intermitente se relacionó con un aumento del 58 % en el riesgo de mortalidad por todas las causas y mortalidad cardiopulmonar, causada principalmente por el aumento de los niveles de inflamación sistémica.

Cómo mejorar la calidad del sueño
La buena noticia es que hacer pequeños ajustes en la rutina diaria y área del sueño pueden ser muy útiles para garantizar un sueño ininterrumpido y reparador, así como una mejor salud.

Recomiendo consultar mi artículo completo para optimizar su rutina de sueño y consejos para dormir bien con el fin de obtener mayor información, pero para comenzar, considere implementar los siguientes cambios para promover una mejor calidad del sueño:

Evite ver televisión o usar dispositivos electrónicos por la noche, al menos una hora antes dormir — Los dispositivos electrónicos emiten luz azul, lo que puede engañar al cerebro para que piense que aún es de día. Por lo regular, el cerebro comienza a secretar melatonina entre las 9 p. m. y 10 p. m., y estos dispositivos pueden suprimir el proceso.

Si no los puede evitar, considere instalar un software que atenúe automáticamente la luz del monitor o las pantallas durante la noche (como Iris), o utilice lentes que bloquean la luz azul.

Aumente su exposición a los rayos del sol por la mañana y cerca de 30 minutos a medio día, ya que el sistema circadiano necesita luz brillante para reiniciarse. Exponerse a los rayos del sol entre 10 a 15 minutos por la mañana transmitirá un mensaje al reloj interno de que ya amaneció, lo que hace que sea menos probable que se confunda por las luces más tenues durante la noche. Además, si trabaja en interiores, se recomienda salir al aire libre durante al menos 30 a 60 minutos cuando los rayos del sol están intensos.

Duerma en completa oscuridad — Incluso la más mínima luz dentro de la habitación puede interrumpir la producción de melatonina de la glándula pineal. Recomiendo cubrir las ventanas con cortinas o cortinas blackout, o utilizar un antifaz.

Instale un foco de luz amarilla, naranja o roja de bajo voltaje si necesita una fuente de luz por la noche — Este tipo de luz en el ancho de banda no detiene la producción de melatonina de la misma manera que la luz blanca y azul. Las lámparas de sal son ideales para este propósito.

Se recomienda que la habitación sea lo suficientemente fría para dormir — Aunque no hay un límite establecido sobre la mejor temperatura para ayudarlo a dormir, las temperaturas superiores a los 75 grados F. (demasiado calor) y por debajo de los 54 grados F. (demasiado frío) tienden a interferir con la calidad del sueño.

Evite los campos electromagnéticos (EMF) en su habitación — Los EMF pueden alterar la glándula pineal y la producción de melatonina, además podrían generar otros efectos biológicos perjudiciales. Idealmente, apague su enrutador inalámbrico mientras duerme, mantenga su teléfono celular fuera de la habitación a menos que se encuentren en modo avión, y cambie su despertador eléctrico por uno que funcione con baterías.