Una violencia sin rostro

P. Agustín García Celis.

La sociedad, siempre ha sido fuerte al enfrentar situaciones que vulneran su estabilidad, sobre todo cuando se ven afectados los más débiles, los más frágiles, los que buscan con anhelo una vida mejor para la familia. Anteriormente se veía más la opresión social en la familia, pero ahora les ha regresado la voz a los sin voz y el rostro a los sin rostro en la sociedad.

Un tema muy importante dentro de toda la problemática social son las relaciones familiares, ya que el individuo por naturaleza es social, y siempre podemos recurrir a un árbol genealógico cuando hablamos de una persona. Todos los hombres tienen una historia, aunque no podemos afirmar que la historia define el ser de la persona, ya que la persona se define por sus aspiraciones, anhelos y otras tantas cosas.

Las relaciones familiares explican en cierta manera la predisposición a una personalidad, que puede ser tan distinta de acuerdo a los valores con los que fue formado. Pero si podemos encontrar cierta relación entre las relaciones familiares y la violencia en la familia. Ya que una comunicación deficiente puede ser indicio de malos entendidos y hasta de violencia.

En las familias que predominan las situaciones de violencia, actitudes defensivas y no hay apoyo entre los miembros de la familia, no hay participación de todos, las relaciones suelen ser conflictivas y violentas, la comunicación de unos y otros casi siempre es hostil. Estas personas al integrarse a la sociedad, suelen llevar ciertas actitudes a la sociedad y violentar a los individuos y propiciar ambientes sociales violentos. La violencia intrafamiliar es escuela de resentimiento y odio en las relaciones humanas básicas.

Hoy es común en que los miembros de la familia y muchas personas recurran con frecuencia a distintos tipos de droga, lo que se hace como alternativa para la rápida solución de problemas: paliar dolores, mantenerse despierto, tranquilizarse, inhibir la angustia, estimular el deseo sexual. Todos estos, siempre han sido salidas fáciles a los problemas en la familia. Sin embargo, también son ciertos estimulantes para la violencia familiar

Si esta cultura de optar por estos estimulantes de la droga se gesta en la propia familia, no es de extrañar la rapidez con la que se extienden las adicciones a otras drogas. También deben tomarse en cuenta, en los escenarios de violencia familiar, los estragos que hace en las familias la adicción al alcohol de alguno de sus miembros. Toda la familia sufre las consecuencias de las adicciones que además de afectar la economía familiar, deterioran las relaciones intrafamiliares.

Es importante, que seamos conscientes que hay muchas maneras de gestar violencia en la sociedad, y muchas de las causas no son atendidas porque parecen no tener una raíz y un rostro bien definido, sin embargo son el origen de la violencia

a gran escala, que no se ha podido controlar en la sociedad y que está causando grandes estragos, ya no solo en la vida de las personas, sino también en la economía de nuestro país, en el orden social, en los sistemas de justicia, etc.