POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS. ARENA SUELTA: IRSE O QUEDARSE

Frente a las situaciones que nos presenta la vida, una vez que dejamos de ser niños y comenzamos a complicarnos, encontramos aquellas en las que hay que tomar decisiones derivadas de actos o acciones que nos pudieron o no gustar. Debemos irnos, o quedarnos, huir o luchar, aferrarnos o soltar, y ¿qué crees que sea más fácil?, ¿qué crees que hacemos la mayoría?, la respuesta está en identificar lo que más nos conviene, o con lo que seamos más felices, pero en algunas ocasiones decidimos abandonar sin dar la lucha por algo o alguien que queremos o amamos, sólo por no conflictuarnos, siendo ésta decisión la más alejada de la valentía y lo más cercano a la cobardía.

Posiblemente una de las señales de madurez del hombre o la mujer, es cuando sabes a que hacer frente, a las pequeñas o grandes circunstancias de la vida, lo triste es que en cuanto eso sucede nos queda poco tiempo para vivir, por lo que se cumple aquella máxima que dice, que de lo bueno poco, por lo tanto debe ser que mediano o poco resto de tiempo en el que habitemos el planeta lo hagamos con la sabiduría personal y social, que nos permita ser gozosamente felices y salpiquemos de sapiencia y gusto a los demás.

El hombre o la mujer, deben apresurar lo más pronto posible la capacidad de discernir, disentir y definir lo que quieren o pretenden. Pues en cuanto más temprano sepamos identificar lo malo de lo bueno o lo justo de lo injusto, menos proclives serán al sufrimiento, al dolor o a cualquier momento que pueda generar incomodidad.

Mantenernos alertas para saber cuándo retirarnos de un asunto que no vamos a ganar aunque volvamos a nacer, es un tema fundamental en la vida de cada persona, porque de nada sirve necear, y estar tercos a que el peral dé ciruelas o el plomo se vuelva ligero, sólo por ceguera, si al final las cosas son del modo que naturalmente son.

Tener cuidado, para saber de lo que nos enamoramos, de con quién nos queremos quedar, es básico para que después no deseemos que lo que es de un color tenga otro tono, o que quien siempre mostro un carácter débil, de buenas a primeras muestre firme.

Pasa mucho que lo que antes te gustaba ahora te moleste, y es incluso hasta un proceso natural, pues se dice que es de sabios cambiar de opinión, sin embargo, procura ser consciente respecto a tu realidad, pues si en el noviazgo no sabes bien con quien vas a casarte, ese paso debe esperar, y si ya decidiste tener una relación y ahora ya no cubre tus expectativas tú pareja, hay alterativas para resolver los conflictos, más aún si ya hay hijos de por medio, pues ahora en ésas circunstancias, la responsabilidad ya abarca a todos los integrantes de la familia.

Acudir con los profesionales de las relaciones humanas, cuando sea necesario, siempre es una buena alternativa, sobre todo cuando cegado por el afecto, no quieres soltar, o en los momentos en los que dejas ir pero te sigue causando dolor. No hay nada en la vida que valga más la pena, que ser feliz, estar bien contigo, y respetarte en lo interior y exterior, y cuando esa paz o tranquilidad se afecte o se violente, por alguien más, deben ponerse en la balanza las cosas, sabiendo que tú bienestar es lo más importante, sólo que no hay que ser egoístas, ni ególatras.

Cuando eres quien siempre da lo mejor de sí, cuando eres quien aporta, cuando tienes que ser tú quien panea y ejecuta y no hay por la otra parte, interés ni iniciativa por ser parte de la relación debes comenzar a pensar, que no puedes estar cargando todo siempre con todo en solitario.

Puedes quedarte con quien sabe pedir perdón, y con quien sabe recibir disculpas, pero no con quien te cambia las cosas para hacerte sentir culpable de algo que no hiciste, vamos, que haciendo uso de cualquier argucia como un buen verbo o algún detalle con valor monetario, cree que puede comprar tus risas y acabar con el disgusto.

Cuando decides estar con alguien, o quedarte con esa persona, debe notarse, pues es bien sabido que el casado casa quiere, y que el amor no se puede ocultar, por eso tu pareja debe ser tu orgullo, tu motor e inspiración entre otras cosas, y no te puedes quedar con él o la que te ocultan, o vive vidas paralelas.

Hay que tener presente, que cada uno somos responsables de resolver nuestros propios problemas existenciales, que posiblemente alguien puede ayudarnos o acompañarnos pero debemos ser nosotros los que queramos tratar nuestros propios traumas, pues cualquier relación que viva en torno a complejos de uno u otro terminará por ser tormentosa.

La vida es demasiado corta para vivir infeliz, y la infelicidad la puedes estar viviendo porque así lo has querido, por eso suelta eso que no tiene pies ni cabeza, lo que no encaja contigo y lo que sientes y quieres, o bien amárrate a lo que te llena, a quien con sus gracias, penas y cuitas cada día te sigue haciendo sentir, que un suspiro sostenido y profundo alimentan tu alma, tu espíritu y tu corazón.