ME ALOJARÉ EN LA MORADA DEL SALVADOR

ME ALOJARÉ EN LA MORADA DEL SALVADOR

COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

(El Señor siempre está ahí con nosotros, para acogernos en los momentos difíciles y recoger nuestras miserias mundanas; su compasión es grande y su pasión, vinculada al misterio de la redención, nos vivifica por sí mismo. Continuamente nos convoca a una mística congregación festiva: momento en el que nos seca las lágrimas de manera única, e instante precioso y preciso, en el que se nos empapa el alma de gozos divinos).

I.- QUE NUESTRA VESTIMENTA;

REVELE LA DICHA DE SENTIRNOS LLAMADOS

Todos estamos citados a ser poema,

a existir en el verso y no en la pena,

a reclutar el decir con el buen obrar,

a escucharnos y a oírnos el corazón,

a formar hogar y a reformar verbos.

Se trata de observarnos y de vernos,

de conducir la mejor de las miradas,

de reconducir los pasos y detenerse,

de confluir en una vía comunitaria,

con locuciones que nos reconcilien.

Lo armónico siempre injerta júbilo,

los atuendos transmiten la euforia,

los mínimos detalles nos enamoran;

porque aquí está Jesucristo deseoso,

de unirnos y reunirnos en su reino.

II.- QUE NUESTRA COMPAÑÍA;

REVELE LA SATISFACCIÓN DE HALLARNOS

Reencontrarse es hallarse con Dios,

es volverse y revolverse contra uno,

es desengancharse de lo mundanal,

y engancharse al ciclo de lo eterno,

donde el Padre nos abraza siempre.

Despierte en cada uno de nosotros,

la certeza en esta paternidad divina;

la fe en un camino que nos colma,

y nos calma de caricias en el alma,

a poco que roguemos su evocación.

No desfallezcamos jamás en la voz,

imploremos por nuestras esperanzas,

por hallar en Él la luz que buscamos,

y el amor que necesitamos cada día;

pues Cristo, con su Cruz, nos redime.

III.- QUE NUESTRA TORPEZA;

NO ENTORPEZCA LA ASISTENCIA DE ACUDIR

El Todopoderoso, porque nos quiere,

nos ama y nos estimula a su morada;

a sentir nuestro propio corazón latir,

a vivir el Evangelio como itinerario,

y a participar en el fiesta de la vida.

Vayamos con sutileza para no caer,

marchemos con humildad a diario,

y con mansedumbre tejamos rutas,

que nos alienten y alimenten vivos,

encauzados por la ternura trinitaria.

Nuestra asistencia ha de ser activa,

el Altísimo ha dispuesto para todos,

un festival de escenas inolvidables,

un convite de actos para alegrarnos,

de estar juntos en la mesa de la paz.

Víctor CORCOBA HERRERO corcoba@telefonica.net

07 de octubre de 2023.-