Malas prácticas e intereses fomentan resistencia a los antibióticos

Debemos de apegarnos a esquemas que no solo incluyan a médicos sino también a políticos y la población en general, dijo F. J. Otero.

Los antibióticos fueron uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad. Curan enfermedades incluso de alta morbilidad, sin embargo, abusar de ellos, particularmente en la infancia, puede tener graves consecuencias  a futuro en la salud del individuo.

“Los antibióticos cambian la microbiota y esto puede ocasionar una alteración en el manejo de diferentes metabolitos, incluyendo los lípidos, ocasionando un impacto directo en la salud del paciente infantil y secuelas más adelante”, como en la adolescencia o edad adulta, advirtió el doctor Francisco Javier Otero Mendoza del Instituto Nacional de Pediatría (INP).

Problemas como el cansancio, las altas cargas asistenciales, la falta de actualización o los intereses económicos con el mercado farmacéutico pueden llevar a los médicos a recetar más antibióticos de los que deberían y en dosis incorrectas. Además, aunque algunos hospitales cuentan con políticas sobre el uso de antibióticos, en ocasiones no están homogeneizadas con todo el sistema de saluda nacional.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que 50 por ciento de los medicamentos que se prescriben están prescritos de forma inapropiada y los pacientes no los toman de la forma correcta.

En términos clínicos, esto es un problema ya que, como explicó el doctor Otero, “apenas estamos empezando a conocer cuál es el impacto que tiene la microbiota, el microbioma, en el ser humano. No tenemos un antibiótico que sea específico para tratar cierta bacteria sino que nos llevamos a todo el microbioama”.

Los intersticios de la ley

 

Cuando se volvió evidente que los pacientes estaban abusando de los antibióticos, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) emitió una ley en 2010 que prohibía su venta sin receta médica.

Esto trajo consecuencias a corto plazo pues su venta se vio disminuida hasta en 20 por ciento. Sin embargo, poco después aumentaron las farmacias que disponían de consultorio médico: para 2017 ya había 6 mil locales de este tipo en todo el país, las cuales, de acuerdo con la COFEPRIS, atienden al día a más de 350 mil pacientes, que al mes equivale a más de 9 millones de personas. “Solo a nivel de atención se compara con el Seguro Social a nivel nacional”. Además, muchos médicos que operan en esas farmacias recetan los antibióticos con tal de venderlos, dijo el doctor Otero.

Recomendaciones generales

 

Partiendo del hecho de que el médico tenga el mejor interés de su paciente al momento de emitir un tratamiento, Otero recomendó que para la prescripción de antibióticos se tomen en cuenta las recomendaciones de la “Guía para las buenas prácticas sanitarias en farmacias y consultorios” que publicó la COFEPRIS en 2017.

A su vez, antes de recetar un antibiótico es importante preguntarse si el proceso febril es infeccioso o tiene alguna otra causa, si el niño verdaderamente va a tener algún beneficio o no con ese medicamento y si realmente hay evidencia clínica y de laboratorio de que el antibiótico es necesario porque muchas veces una intoxicación por comida puede confundirse con una infección gastrointestinal.

“Debemos de apegarnos a políticas de antibióticos, que estén hechas por grupos multidisciplinarios de personas que no solo incluyan a médicos sino también a políticos y a la población en general. Tenemos que conocer los mapas microbiológicos, cómo están las resistencias, cuáles son las bacterias que tenemos; reunir comités de expertos, también tener los antibióticos disponibles y las políticas de uso racional de antibióticos”, concluyó el doctor.

 

Pie de foto: “No tenemos un antibiótico que sea específico para tratar cierta bacteria sino que nos llevamos a todo el microbioama”, Francisco Javier Otero Mendoza. (Foto: TekCrispy).