Innovación y abundancia

Desafortunadamente, diversas razones me impidieron asistir al Global Summit 2019 de Singularity University en la Ciudad de San Francisco, que se ha convertido en el santuario de la innovación, el desarrollo tecnológico, los más avanzados ecosistemas de emprendimiento y las llamadas tecnologías exponenciales. Sin embargo -y precisamente gracias a las innovaciones tecnológicas-, en forma virtual estuvimos atentos a cada momento de este interesante evento, lo que debo ahora compartir con mis inquietos lectores.

Con el sugerente nombre para esta cumbre de Create The Future, más de 2,000 innovadores han pasado revista de los avances en las más innovadoras tecnologías relacionadas con la robótica, la inteligencia artificial, la realidad aumentada y el futuro de la medicina, entre otras cosas. Durante esta cumbre, los innovadores destacan la probabilidad de tener una inteligencia artificial similar a la humana para 2029, diez años antes de la predicción de la revista Time, y nuestros cerebros conectados a la nube para 2035.
En su presentación inaugural, Peter Diamandis, fundador de Singularity University, volvió sobre esa idea que tanto ha llamado mi atención desde que lo escuché por primera vez, en el sentido de que el mundo se está volviendo en secreto cada vez más abundante, contra lo que percibíamos como un mundo de recursos sumamente limitados. Esta transición hacia la abundancia está ocurriendo por la velocidad a la que nos conectamos y por la experimentación de los innovadores que buscan escapar de una predicción lineal sobre el futuro. Esta experimentación ocurre gracias a un nuevo ecosistema de inversión que va desde el capital de riesgo hasta el crowdfunding.

 

Hay cada día más capital disponible para invertir en empresas. Las inversiones de capital de riesgo en Estados Unidos alcanzaron un nuevo récord de 130 mil millones de dólares en 2018, frente a 84 mil millones en 2017. A nivel mundial, los fondos de capital de riesgo crecieron 21% entre 2017 y 2018. Lo relevante es que gran parte de este capital de riesgo se está destinando a la innovación. La cantidad de unicornios, nuevas empresas privadas valoradas en más de mil millones de dólares, actualmente se encuentra en su número más alto, 360.

 

Asimismo, el conocimiento se vuelve más abundante; las redes 5G entrarán en el mercado por primera vez este año, y compañías como Google, SpaceX, OneWeb y Amazon están compitiendo para desarrollar una red satelital para operarlas. Ya sea con una carrera por lanzar 12 mil satélites, como lo hace Starlink de SpaceX, o mediante globos flotantes gigantes en la estratosfera como el Proyecto Loon de Google. En los próximos cuatro a seis años, todo el mundo estará conectado a través de internet, esto implica que 4 mil millones de nuevas mentes que no habían estado en la red, se unirán a internet y a la economía global.

 

Para 2020, habrá más de 20 mil millones de dispositivos conectados y más de un billón de sensores y para 2030, esas proyecciones subirán a 500 mil millones y 100 billones. No sólo dispositivos del hogar, sino la infraestructura de la ciudad, desde semáforos hasta cámaras, pasando por el transporte público en autobuses o autos, bicicletas y patinetas compartidas. Incluso para los vehículos, que transitan a un modelo autónomo, «cada giro, cada parada, cada aceleración será un punto de generación de datos útiles para algún propósito.

 

Estudios de diseño para cine y videojuegos como Weta Workshop expusieron tecnologías holográficas 3D individuales. Con éstas, los usuarios pueden interactuar con las animaciones holográficas; el reto para los innovadores será diseñar contenido para estas nuevas plataformas de entretenimiento. Por otra parte, el profesor Hussein Ghoroury presentó un modelo de compresión de imágenes para introducir más información dentro de un pixel, de forma que sea posible crear imágenes en tercera dimensión de alta calidad. Esto permitiría que, con un cambio en los monitores, podamos acceder a este tipo de imágenes en cualquier computadora o teléfono.

 

Neil Jacobstein, presidente de IA y Robótica de Singularity University trazó un panorama sobre los usos de la inteligencia artificial en la actualidad. Las herramientas como el aprendizaje profundo o los modelos predictivos ya están presentes en las nuevas empresas. Éstas comienzan a imaginar una relación beneficiosa con la IA como compañero de trabajo que examina datos y situaciones que los humanos no podrían analizar. Soluciones basadas en la nube como TensorFlow de Google, Azure de Microsoft o AWS de Amazon limpian y organizan datos, pero también experimentan con relaciones entre estos datos y algoritmos de aprendizaje automático. Microsoft invirtió mil millones en OpenAI, la empresa de Elon Musk que diseña una inteligencia general artificial adaptada a las relaciones humanas (desarrollando, por ejemplo, bots que replican el comportamiento de jugadores o bots que evalúan puntos de vista en un debate para tomar decisiones).

 

Una de las tecnologías presentadas por Amin Toufani, presidente de Finanzas y Economía de Singularity University, fue la creación de «gemelos digitales» del comportamiento de Discovery Insurance en Sudáfrica. Esta abre la posibilidad de establecer tarifas de aseguramiento basadas en el comportamiento de los individuos en automóviles, al replicar la manera en la que conducen gracias a los sensores del auto. Esto permite personalizar las tarifas y establecer el riesgo para cada usuario. Otras plataformas como Wearable X adoptan esta tecnología de gemelos digitales para aprender del individuo, en este caso, con posturas de yoga. A través de sensores incorporados en la ropa, permiten corregir ejercicios físicos al mandar un estímulo cuando un ejercicio se completa incorrectamente.

 

Sin embargo, en el terreno de la longevidad humana es donde los desafíos requieren las mayores inversiones. Tamer Mohamed, CEO de Aspect Biosystems, presentó el debate sobre si el desgaste de los órganos es un proceso natural o producto de una enfermedad. Algunas empresas están desarrollando tratamientos senolíticos, CRISPR y terapia con células madre para detener esta degradación natural. De igual manera, las estructuras de los órganos humanos pueden imprimirse en 3D y luego rellenarse con las propias células madre del paciente. Estos tejidos personalizados pueden reducir los problemas relacionados al bajo número de donantes y a los tratamientos de inmunosupresión que los pacientes deben enfrentar para aceptar los órganos donados. Por otra parte, las empresas están probando productos farmacéuticos moleculares para detener diversas formas de cáncer.

 

Un mundo hace muy poco inimaginable. Incluso ahora, que podemos ver estos ejemplos funcionando, nos resulta difícil entender e imaginar escenas cotidianas de autos conduciéndose sin manejador, personas con prendas de vestir inteligentes y otras maravillas como esas. Lo que sí vale la pena imaginar es eso a lo que se refiere Diamandis, de que pareciera que esta aparente irrupción de la abundancia, pudiera ser la solución para problemas como el hambre o la pobreza extrema, que una sociedad como la nuestra no se puede permitir tener, al lado de todos estos avances.