Índice Político: El Estado de Derecho ha muerto. EPN lo sepultó

Francisco Rodríguez. El Instituto Nacional Electoral ha llegado a la desfachatez de solicitar un presupuesto fantasmagórico para sus actividades ilegales de la elección del 2018. Un monto de recursos que rebasa con mucho todas las infamias que ese lugar, presidido por un junior de cuarto cachete que no merece, ni necesita para continuar defraudando la soberanía popular.

El secretario de Comunicaciones y Transportes ha escenificado, junto con el gobernador del estado de Morelos, un desplante chusco y ofensivo en la Cámara de Diputados, y han hecho ver al segundo poder de la Federación en trapos menores, una asamblea deliberativa que no tiene arrestos ni dientes para siquiera preguntarles algo que les incomode en la tragedia del socavón de Cuernavaca.

El gobiernito, a través de su peor vocero, Renato Sales, se atreve a argumentar que las policías federales mexicanas son las mejores del mundo. Un desaguisado absoluto de lo que esperan las conciencias lúcidas de esta Nación. El aquelarre, en manos de las brujas. Las instituciones que nos dimos, en el charco de la ignominia.

Y en su informe, el presidentito advierte que hay que seguir pa’ donde mismo, que no debe haber vuelta atrás (?).

Actuación lamentable de todas las instituciones, la Presidencia misma

Se lanzan a sacar a la luz encuestas manipuladas que hablan de una preferencia colectiva del 30% a la actuación lamentable de todas las instituciones, empezando por la Presidencia misma, el lamentable estado de la seguridad, el empleo, la justicia y la convivencia están afectadas de muerte.

No hay camino pa’ dónde hacerse. El pueblo mismo requiere de otro destino, de otra oferta política y social, y nuestros mandarines se refocilan en las categorías del absurdo, en un país que los repudia y que no tiene asideros posibles para responder a esos agravios difíciles de tragar. Es un pantano que sólo espera que alguien diga hacia dónde.

La norma jurídica fue el agente decisivo de la transformación nacional

‎Hasta hace muy pocos años, la gente pensaba que por el camino de la Ley, su aplicación y sus beneficios populares, todo quedaría resuelto. Todos recordamos el papel que el Derecho pudo jugar hasta hace poco en la transformación de las conductas y en el ritmo y rumbo del país. México era fuerte porque vivía en un estado de Derecho.

La norma jurídica fue el agente decisivo de la transformación nacional. En México el derecho hizo posible reformar el sistema de tenencia y explotación de la tierra, procuró el acceso de los campesinos al riego, su control sobre los recursos naturales hizo posible explotar el petróleo, el azufre y todos sus minerales.

La norma jurídica reguló la emisión única de moneda, estructuró un amplio sistema de crédito agrícola y ejidal, fortaleció la seguridad social, estableció los cimientos democráticos y antiimperialistas de la educación popular, nacionalizó los ferrocarriles, la electricidad, el servicio público de banca y crédito…

… creó legislaciones obreras, agrarias, sanitarias, de vivienda popular.‎ A través de la norma y de sus gobiernos constituidos se pudieron tomar un cúmulo de decisiones que si no fueron la panacea para la solución de nuestros problemas, pusieron a nuestro alcance un vasto arsenal de instrumentos para avanzar.

Los juniors de las oligarquías decidieron que los yanquis mandaran

Hasta entonces, todos estábamos de acuerdo en que su contenido político, la orientación de su ideología social, la definición de sus fines concretos derivaban de las necesidades estructurales y de las diferentes etapas por las que transitábamos como pueblo. Nada era opaco ni distractivo. Teníamos objetivos y conciencia.

Nunca pretendimos ubicarnos en una abstracción filosófica y ubicar al Derecho por encima del Estado, ni tuvimos la pretensión autocrática o totalitaria de identificar los fines del Derecho con las tendencias políticas de los aparatos administrativos de gobierno. La ley estaba por encima de todos.

El desastre empezó cuando los juniors de las oligarquías políticas nacionales, empolladas al amparo de los presupuestos públicos, inoculado por fantasías imperialistas, quisieron y decidieron acabar con nuestra memoria histórica y decidir que todo dependía de la buena voluntad de los yanquis, eternos verdugos de la patria.

El colmo ha sido con la lamentable actuación de los tolquitas

‎Y la culminación de todo este proceso lamentable llegó con la casta toluquita que, en su afán por demoler la economía, a política, la cultura y la sociedad nacional, han ignorado todo, pasando por encima de cualquier prurito nacionalista, esquivando cualquier reclamo popular, burlando toda voluntad.

‎La elaboración de las iniciativas legales está en manos de cenáculos de inexpertos e ignorantes que no tienen idea de lo que exige la Nación. Grupos de favoritos, insensatos, que lo único que quieren es que se aprueben todas las modalidades y los requerimientos para que los jefes exaccionen a gusto y placer. Para que los jefes impongan a un fiscal a modo que siga haciéndose de la vista gorda ante el latrocinio y el saqueo de la Nación.

La aprobación de las iniciativas, en manos de un Congreso federal limitado, sin luces para proponer, discutir, menos corregir sus contenidos. El Congreso, los diputados y senadores sesionan para aprobar los nombramientos de todo tipo que le hacen llegar desde las oficinas del Poder Ejecutivo.

La aplicación de las normas está en manos de un Poder Judicial cuyos miembros han sido propuestos, palomeados y designados desde la Consejería Jurídica de Atracomulco, en manos de un sedicente abogado que se ha encargado de copar todas las posiciones estratégicas de la impartición de la justicia para su provecho personal.

El Derecho fue instrumento regulador de la convivencia en libertad

A pesar de ser un pueblo de juristas e investigadores prestigiados, la Ley en México es letra muerta, suspiros de un pasado glorioso, sometido a la corrupción y a los devenires fantasiosos de un grupo de paralíticos mentales que creen llegaron para imponer sus mandos y sus gustos. Un pueblo a merced de pandilleros.

En este panorama, los mexicanos no podemos esperar nada de la Ley. Se ha convertido en una serie abominable de reductos normativos en poder de quienes pueden forzar su aplicación, sus objetivos, sus designios. El círculo cuadrado de una sociedad.

Cuando el Derecho no se adapta a las nuevas necesidades y a las tensiones emergentes, se produce su defectuosidad, su insuficiencia, su perversión como instrumento regulador de la convivencia en libertad. El Derecho y la política son como las dos caras de Jano, es decir, no se puede ordenar y al mismo tiempo anular sus efectos.

 

Nada podemos esperar de quienes no tienen respeto al mandato conferido

El avance de la pobreza y la inseguridad han hecho de la Ley, aplicada por la casta toluquita un enemigo real de la población. La Ley es algo de lo que más vale la pena esconderse. Sus tentáculos están dirigidos y orientados por la gente que sólo se rinde ante el poder del dinero. Y así no se puede.

La ley en manos de tolucos y pachuquitas nos encamina con ritmo frenético hacia el imperio de la ley de la selva.

Nada podemos esperar de quienes no tienen respeto al mandato conferido. De quienes se burlan cotidianamente de todos los esfuerzos de los mexicanos. De quienes invaden nuestra seguridad, nuestra pobreza e indefensión con macabros propósitos de inanición y muerte hacia sus desiguales.

¿Usted qué haría?, pregunta el verdugo de la Ley, desde China, donde ve con envidia los avances de los Bric’s, mientras él solo se preocupa por corretear a la dio$a Fortuna.

Índice Flamígero: Bajo el título «Hablemos de Monreal», don Miguel Ramírez comenta, desde Torreón, Coahuila: «Parece inminente el rompimiento definitivo entre Morena y (Ricardo) Monreal, por lo que resulta interesante conocer algunos detalles recientes del zacatecano. Hace un par de años, se difundió el contenido de una llamada telefónica entre él y una ex diputada local de Zacatecas que muestra la relación «romántica» que había entre ellos. Algo tarde pero le llegó a Monreal la comezón del séptimo año. Ya conocido el resultado de la encuesta que señaló a Sheinbaum triunfadora y candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Ricardo afirmó: ‘El futuro del país depende de mis decisiones’, algo que sólo se podría suponer que dijeran Fox o Peña Nieto. El 13 de mayo del presente año, se entrevistó a Monreal en ADN40. Estas son algunas de las partes de dicha entrevista. – Con López Obrador no rompería, no voy a traicionar a Morena. / Si él dijera ‘Quiero que vaya Sheinbaum y no tú’… / Lo acepto. En esta etapa de mi vida no puedo andar con mezquindades porque lo que quiero es que él sea presidente de la república. / Si él dijera ‘Ricardo, necesito que vaya Claudia o que vaya Martí como candidato a Jefe de Gobierno y no puedes ir tú’. / Yo le diría adelante, porque no voy a pelearme con él, estamos en un acuerdo. / ¿Lo firmas aquí y ahora? / Lo firmo ahorita. Estamos en un acuerdo político de que mediante una encuesta habrá de surgir el candidato a la Jefatura de Gobierno. Hasta aquí la entrevista. Está claro que él supo perfectamente el contenido de la encuesta y la aceptó. Ahora, después de haberse ‘achimoltrufiado’, declara lo contrario.» + + + Y don Rubén Mújica Vélez está de plácemes, pues, dice: «¡Increíble! ¡Nuño leyó bien a Miguel Ángel Asturias!» Y cita un pasaje de El Señor Presidente, obra cumbre del Premio Nobel guatemalteco: «Después de todo, somos los pobres los más conformes ¡Y qué remedio, pues! Verdad es que con eso se la escuela los que han aprendido a ler andan influenciados de cosas imposibles» (Editorial Losada, Buenos Aires, 1998). Y comenta don Rubén: «Ler es un vocablo ya adoptado por el celebérrimo ‘astrólogo’, pero ¿»las cosas imposibles» será, entre otras, La Silla?» + + + Don Alfredo Álvarez Barrón, por su parte, envía epigrama sobre el Mensaje a la Nación de Enrique Peña Nieto con motivo del Quinto Informe de Gobierno, que El Poeta del Nopal, su alter ego, convierte en rima:

 

Informe de resultados,

donde lo malo no cuenta,

una gravísima afrenta

¡a un pueblo desmemoriado!

Sí, en serio, a este desgraciado sexenio todavía le quedan 453 días para concluir.

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