Comida chatarra y leches de fórmula aprovechan COVID-19 para seguir ofertando sus productos, pese al grave daño a la salud que ocasiona

  • Exigen regulación para evitar comida chatarra y bebidas azucaradas en programas y donaciones de alimentos.
  • Denuncian acciones de grandes corporaciones de alimentos y bebidas para aprovecharse de la pandemia e introducir sus productos en poblaciones vulnerables.
  • Las campañas para entregar leche de fórmula en comunidades vulnerables, violan el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
  • La Alianza por la Salud Alimentaria —de la que somos parte— envía carta con recomendaciones a los gobiernos estatales y municipales para regular las donaciones de alimentos.

  Ante la pandemia que se vive a nivel mundial por COVID-19, la industria de alimentos ultraprocesados y de los sucedáneos de la leche materna han realizado diversas campañas de donaciones a gobiernos e instituciones de nuestro país, aludiendo a su compromiso con la sociedad, sin embargo éstas sólo han sido una oportunidad para seguir ofertando sus productos y posicionar sus marcas durante esta pandemia. La gran mayoría de estas donaciones son de comida chatarra y de bebidas azucaradas, productos con un exceso de grasas saturadas, azúcares, sodio y calorías, pese al llamado del gobierno a tener una alimentación saludable con base en alimentos frescos que ayuden a reforzar el sistema inmunológico.

La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) ha declarado que México presenta una alta vulnerabilidad al COVID-19 por la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes que afecta a su población y que tiene su origen en el alto consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas. De los casos a nivel nacional de fallecimientos en personas (22,584) por COVID-19 hasta el 22 de junio de 2020, el 41.99% de los casos presentaba hipertensión, 37.00% tenía diabetes y 25.08% presentaba obesidad.

Ahora está claro que la industria de bebidas y alimentos ultraprocesados comparte la responsabilidad no sólo por la pandemia de obesidad, sino también por la gravedad de la enfermedad COVID-19 y sus devastadoras consecuencias. Por ello, es necesario seguir las recomendaciones internacionales y nacionales sobre donaciones, en donde se señala que éstas deben cumplir con criterios de calidad nutrimental para asegurar que todas las personas puedan acceder a alimentos saludables y nutritivos, y que no representen un riesgo a la salud.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha establecido ya unos criterios específicos para las donaciones frente a la pandemia y gobiernos, como el de Uruguay, ya han hecho públicos sus criterios para la donación de alimentos con el fin de garantizar que sean saludables.

Mariel White Santillán, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), declaró: “Estas acciones de ‘responsabilidad social’ que hace la industria no contrarrestarán el marketing agresivo y la interferencia en políticas de salud y nutrición que estas empresas han tenido en México durante las últimas décadas. Es importante monitorear y documentar estas acciones para hacer responsable a la industria alimentaria. Es necesario crear y apoyar regulaciones más estrictas, sobre todo de marketing digital, además de promover el uso de lineamientos sobre la interacción del sector privado en el sistema de salud”.

Por su parte, Ana Larrañaga, coordinadora e investigadora de la Coalición ContraPESO, aseguró: “La donación de productos chatarra no ayuda a resolver la raíz del problema; la inseguridad alimentaria. Lo que aparenta ser una acción benéfica, puede con facilidad convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo o agravamiento de enfermedades entre la población con mayor vulnerabilidad, si no se cuida que la calidad nutrimental de los alimentos que se donan sea la óptima. Los gobiernos y autoridades locales deben incrementar esfuerzos para donar alimentos saludables basados en recomendaciones nutricionales serias, y libres de los intereses de industrias que buscan el posicionamiento de sus marcas durante la pandemia”.

Paulina Magaña, coordinadora de la Campaña de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, indicó que: “Con base en un monitoreo de las donaciones alimentarias realizadas entre abril y mayo de este año frente a la emergencia sanitaria del COVID-19, se identificó que varios de los productos incluidos en estas donaciones son productos ultraprocesados con un exceso de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías. Esta situación es grave, más aún en un país como México que presenta uno de los mayores índices de sobrepeso y obesidad a nivel mundial, y que son precisamente estas condiciones que han puesto en una mayor vulnerabilidad a la población mexicana ante las complicaciones por este virus”.