Autor: Víctor Hugo Hernández Cedillo:112 años de Grandeza
Llegaron personas de diferentes partes del mundo. La mayoría provenía de los más recónditos rincones de México.
Acudieron directamente al templo sagrado. Allí se llevaría a cabo el evento más importante del año, en lo que al fútbol se refiere. Todos los asistentes querían pasar aunque sea un minuto con el cumpleañero para darle su regalo y compartirle un gran abrazo…
Entraron millones a un recinto que fue construido para cientos. Se acomodaron como pudieron. Ingresaron más de lo que el estadio podía soportar. Todos se enlazaron con un fraternal abrazo, esto para hacer más espacio. Algunos niños se impacientaban por la aglomeración, pero ninguno lloró. Todos estaban ansiosos por gritar:
“¡¡¡Sorpresa… Felices 112!!!”
Eran las 12:00 am,
¡El día 8 de Mayo había llegado!
Se tomó en cuenta que el festejado llegaría a casa en en el primer segundo del día 8, pero el cumpleañero venía ligeramente a destiempo. Nadie hacía ruido. Hasta lo bebés respetaron el guardar silencio. Dieron las 12:10 am y el cumpleañero, aún no llegaba…
— ¿Y si le pasó algo?
— No digas eso, el Campeonísimo es inmortal.
— Yo creo que sigue con el festejo de la Concacaf.
— ¿No se habrá ido de vacaciones a Vallarta o a Dubai?
— No creo, dicen que lo vieron en un Hotel de Guanatos, iba con una bomba y negra madre.
De repente, alguien por la entrada anunció con un suave grito: «¡Está llegando!, ¡Escóndanse!».
Todos guardaron silencio. Apretados y como pudieron, se agacharon entre las butacas. Algunos se ocultaron en los baños y entre los pasillos.
Eran cerca de las 12:15 am. El festejado lentamente bajó del camión y se dirigió hacía la cancha. Llegó vestido de gala con su playera rayada del centenario, pantalón azul de mezclilla y sus zapatos recién boleados. Se veía impecable. Inigualable porte e imponente altura. Llegó bien peinado, afeitado y fajado a la cintura. Fácilmente su aroma se podía oler a metros de distancia, era una mezcla entre Grandeza y perfume ‘Acqua de Gio’.
Al tocar el pasto, se agachó y lo besó. Ahí mismo dejó sus últimas cinco copas ganadas. Siguió caminando, mientras se medio desvestía. Se quitó sus zapatos, su pantalón, y su jersey. Se quedó en bóxer. La afición estaba a la expectativa. Se acostó sobre el césped justo al centro de cancha, ahí donde se coloca el balón en cada inicio de juego.
Después de un corto y absoluto silencio, comenzaron pequeños bullicios. El plan era simple, cuando el festejado estuviera por cerrar sus ojos, todos saldrían de sus escondites y le darían la gran sorpresa. Comenzó la cuenta regresiva…
3… El nerviosismo y la ansiedad se apoderó en la gran mayoría de los aficionados…
2… Todos se alistaron para dar un gran salto y sorprender al festejado…
1… ¡¡¡Sorpresa!!!
Los fuegos artificiales salieron disparados hacía el cielo. En las bocinas se escuchó el gran Himno del Guadalajara. Se desplegó en todo el estadio el telón más grande del mundo. Un helicóptero rojiblanco sobrevoló el lugar para bajar con correas el gran pastel hasta la cancha. Entre confeti, globos, banderas, serpentinas y aplausos, el festejado se levantó asombrado. Comenzaron los flash de las cámaras, acto seguido, el grito estremecedor de: «¡Chivas!, ¡Chivas!, ¡Chivas!».
— «¡¡¡Esperen!!!», gritó el festejado.
Todos se miraron entre sí. La música se detuvo, al igual que los aplausos y los gritos. Los fuegos artificiales cesaron. Las serpentinas, los globos y el confeti dejaron de caer. Hasta las banderas quedaron quietas. El helicóptero se fue. Nadie sabía lo que ocurría. Nadie entendía su extraña reacción. Todo se volvió confuso y raro. Ninguno estaba seguro si el grito fue de preocupación o de molestia…
De pronto…
Del camión bajó corriendo una mujer exótica. Era una mujerzuela que venía vestida no con minifalda, más bien parecía un maxi-cinturón amarillo. Era la misma mujer con la que había estado saliendo el cumpleañero en el transcurso de un año, desde sus 111 años, a la fecha… Era la mujer a la que violó tres veces allá en su casa de Coapa cuando ella festejaba su apático centenario. Era la bomba madre a la que le daba… algo más que bomba.
Esta mujer no se había percatado de la sorpresa que se llevaba a cabo, y al correr para ir a abrazar a su macho castigador, tropezó con una de las copas del actual Campeonísimo, la última, la de Concacaf. Al caer directo al pasto, voló su bolso por el aire y de ahí salió una bolsita con polvo blanco, según algunos, eran «sales de amoniaco», esto para que ella lo inhale y tuviera mejor desempeño durante el acto, y así aumentar la capacidad respiratoria, todo por lo que el Campeonísimo le hiciera en la noche y la pudiera cansar.
Los asistentes al ver caer a la acompañante del festejado y lo que salió de su bolso, enmudecieron. Todos quedaron atónitos y perplejos. Los sorprendidos habían sido ellos, no el cumpleañero… Nadie daba crédito a lo que veían. Después de un momento de silencio, alguien de arriba gritó:
«Esos de amarillo, se quieren meter a su cuerpo todo lo que sea y por dónde sea».
Todos rieron. El estadio se volcó en una sola carcajada, excepto el festejado, quién lloró de emoción al ver la grata sorpresa, y la bomba esa, que lloró porque se le caía la cara de vergüenza…
Todos supieron que la celebración no comenzó hoy 8 de Mayo: Los reunidos querían festejárselo en grande, y el festejado, ya llevaba un año completo, haciéndolo solo y en casa, como Grande…
¡¡¡Feliz Cumpleaños, Chivas!!!
Twitter: @Vichhc