Autor: Víctor Hugo Hernández Cedillo: Lo peor de Obrador

(Primera de dos partes.)-No quería tocar este tema tan complicado aquí en Facebook, porque muchos en vez de construir y enriquecer la política con argumentos e ideas, la destruyen e intentan dividirla con chismes baratos dentro de esta red. Sí, aquí es donde también empieza la discordia y se desborda la pasión política. Aquí es donde patéticamente se pierden las amistades y comienzan los bloqueos durante los tiempos electorales. Aquí donde si no estás de acuerdo con algún candidato o idea política, recibes insultos.

En lo personal, me parece vergonzoso ver discutir a familiares, amigos y a compañeros, por candidatos y partidos.

Por ese motivo, no me gusta comentar nada de política entre mis contactos; pero con tanta desinformación y tanta mentira que he visto “comparten por compartir”, es necesario externar mi opinión, al menos por lo que yo he investigado. Es tiempo ya de responder a todos aquellos ataques y chismes, que nunca vienen acompañados de argumentos válidos.

Cuando me preguntan: “¿por quién votarás?”, siempre he respondido que no creo en los políticos, pero como se trata de un deber ciudadano en el que está en juego la Democracia del país, siempre digo que votaré por el menos malo (según mis análisis políticos). Algunas personas que se creen burgueses y sin saber a quién me refiero, automáticamente se juzgan y se valoran en un nivel como: “más malo”. Me empiezan a cuestionar inmediatamente: «¿Acaso eres un vago y quieres que ese viejo loco te resuelva la vida?, ¡Ese señor es un vividor, habla lento, es un mal educado!, ¡Nos va a convertir en Venezuela!, ¡Piensa en tus hijos!”, etcétera…

De manera inconsciente, ellos dan la razón de que no ando tan equivocado. Los mismos que atacan al “menos peor”, creen en realidad, que él es el candidato idóneo por quien votar en esta dura contienda.

Aquí es donde diré mis argumentos, ante muchos comentarios sin fundamentos. Votaré por el menos peor, así que, para ello, debo resumir un extenso análisis:

*Margarita Zavala, para mí, representa la continuidad de Felipe Calderón, más alla de que sea su esposa, por sus propuestas similares a las que dio su pareja en debates pasados. Eso sin contar que la gente aún no le perdona lo de la Guardería ABC. ¡Descartada!

*Jaime Rodríguez “El Bronco”, para mí, representa la misoginia, el machismo andando. Con estas dos características quedaría eliminado, ya ni debería mencionar la manera en cómo llega a ser candidato, pero lo haré: Llega por medio de firmas falsas, credenciales apócrifas, fotocopias y firmas de personas que no están incluidas en la lista nominal. Estas irregularidades fueron algunas de las inconsistencias señaladas por el Instituto Nacional Electoral. ¡Descartado!

*Pepe Toño Meade, carga con una pesada historia del partido al que representa. Un partido que por años ha estado en el poder y sólo se le puede agradecer que paguemos casi $20 pesos el litro de gasolina. Que quintuplicara la deuda externa del país, la cual ya asciende a 10.7 Billones de pesos y que tendremos que pagar todos los mexicanos. Durante su gestión en la SHCP, permitió que varios gobernadores de su partido (y del PAN), se robasen lo que quisieran, sin olvidar la mega estafa en SEDESOL, donde miles de millones de pesos se “pagaron” a gente ya fallecida o inexistente… ¿Dónde quedó ese dinero? Aquí entra su famoso dicho: «El PRI roba y deja robar». Estos argumentos no se comparan con lo que su partido representa y no se olvida: Tlatelolco, Acteal, Atenco, Ayotzinapa, ya ni seguir. Un candidato que estudió en el extranjero y que dice escribió un libro, pero no se sabe el título de su obra, debe quedar fuera automáticamente. ¡Descartado!

*Ricardo Anaya, (na, na, na, na ,na) es el joven elocuente, fluido y bien ensayado, que sabe debatir porque memoriza perfectamente los diálogos, pero a la hora de actuar, no sabe cómo hacerlo: Traicionó a Gustavo Madero, anterior dirigente nacional de su partido, cuando este se fue de licencia en su cargo, y literalmente le robó la dirigencia, haciendo alianzas mañosas, pasando sobre quien tuviera que pasar, sin importarle nada más, para finalmente despachar a sus adversarios en el mismo partido, como a Margarita Zavala, para así quedarse como candidato a la presidencia del país. Y no se diga de la nave industrial que vendió a una «empresa fantasma». Anaya es el candidato que primero, apoyó por completo las reformas del PRI como los gasolinazos, y ahora, se intenta lavar las manos diciendo que “fueron perjudiciales y sólo fue culpa del PRI”. Dice que enjuiciará a EPN y ahora busca una alianza. Este joven no sabe que ya existe internet, y ahí nada se olvida. Todo lo antes comentado, está totalmente comprobado. Eso sin contar que crítica dos departamentos de la Ciudad de México a un candidato, pero se da una vida lujosa con su familia en un fraccionamiento privado de Atlanta, Georgia, Estados Unidos, (fuente: Periódico El Universal). ¿Votar por Anaya? No, no, no, no, no. ¡Descartado!

*López Obrador, dista muchísimo de ser perfecto, pues salió del PRI, pero, ¿quién es realmente perfecto? Él tuvo el valor de irse de ese y de otros partidos políticos, para crear uno nuevo. Lo que veo, es que este candidato, es al que más miedo le tienen los partidos que nos roban todos los días y eso para mí, ya es una súper recomendación para votar por él. Pero no únicamente por esto. En la Universidad, cuando estudié la carrera, nos dejaron hacer una investigación. Yo escogí investigar a Obrador, porque no podía creer que, en la política, hubiera alguien del que se hablará muy bien y sobretodo que existiera un político que, a las seis de la mañana, ya estuviera dando conferencias mañaneras sobre lo que hacía en la Ciudad donde yo nací. Además,como lo escribí antes, me gusta investigar a fondo, así que con él, es especialmente extensa y meticulosa la investigación y ahí les va:

¿De qué ha vivido sin trabajar todo este tiempo? El candidato que habla lento, sabe escribir. Vive de sus regalías. Hasta la fecha ha escrito 17 libros, en el que su último libro fue el más vendido el año pasado (según librerías Gandhi) y de regalías percibe unos 300 mil pesos mensuales promedio (a veces más), bastante bien, ¿no? Le alcanza para vivir muy holgadamente y sin complicaciones. ¿Esto está fuera de la ley? Obvio, no.

¿El Peje convertirá a México en Venezuela? No. Yo que vivo aquí en esta Ciudad que gobernó, fui testigo de su trabajo, puedo asegurar que quedó a deber en varios rubros (¿qué político no queda a deberle cosas a sus ciudadanos?), pero para nada convirtió a la CDMX en una versión mexicanizada de Caracas, al contrario, permitió la inversión nacional privada que alcanzó la cifra estimada de 92 mil 478 millones de pesos, mismo que generó alrededor de 658 mil empleos directos e indirectos. Además, en inversión extranjera, según datos de la Secretaría de Economía del gobierno federal, de enero del 2001 a diciembre del 2004, el entonces Distrito Federal atrajo 30 mil 795 millones de dólares que representan 57.8 por ciento del total nacional en aquél momento, por lo que se trató del cuatrienio con mayor inversión extranjera en la historia de la actual Ciudad de México. ¡Así que, quítense ese miedo!, Obrador no convertirá a México en Venezuela. Venezuela es el que tiene miedo de convertirse en México, el país que tiene un índice muy alto en feminicidios y que disuelve a tres estudiantes en ácido, al muy puro estilo de la serie Breaking Bad.

¿Qué yo espero que Obrador resuelva mi vida económica? No, jamás. Cada uno construye y forja su futuro. Vivo en la Ciudad de México, trabajo para la SEP desde hace casi 20 años. Mi voto no pretende que el señor al que llaman “populista”, me resuelva mi futuro. ¡Ya lo hice a mi modo! Terminé mi carrera de Ciencias de la Comunicación y Periodismo, y como tal, siempre he sido una persona muy curiosa. Me gusta investigar. No me quedo con la duda de nada y si algo no sé, lo investigo para saber antes de opinar. No comparto en Facebook cosas que no me constan, sean ciertas o falsas. No suelo dejarme llevar por chismes en twitter, de la televisión o en la calle. Yo no dependo de ningún político, ni recibo despensas.
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