Arena suelta: Filias y fobias de los partidos políticos de México.

Por: Tayde González Arias. Los partidos políticos deberían de representar opciones bien definidas por sus estatutos formas de gobierno y el carácter de sus dirigentes, en ellos se deberían depositar las voluntades sociales y el ejercicio pleno de la democracia que a través de opciones firmes, propuestas definidas y estrategias de comunicación bien dirigidas no sólo lograrían un número importantes de militantes sino que también simpatizantes definidos más que en su color en su filosofía.

No hay duda del sistema político que nos rige y las formas de gobierno, en las que es prácticamente obligado pertenecer a las filas de uno de los partidos para lograr el acceso a los cargos públicos de autoridades en los municipios, los estados y la federación. Salvo los usos y costumbres en las comunidades indígenas y pese a la apertura a las candidaturas independientes, en nuestro país los cotos de poder y las grandes negociaciones se siguen realizando mediante las bancadas que pertenecen a tal o cual partido.

Los problemas de los partidos y su desgaste natural corresponden en gran medida a la falta de seriedad en cuanto a sostener una filosofía y dejarse guiar para obtener el poder como sea y manteniendo negociaciones en lo obscurito para lograr beneficios que van desde la obtención de ganancias en lo económico como en lo material, frente a estos actos la sociedad no está ciega y por ello el hartazgo y la incredibilidad son el binomio con los que suelen referirse los ciudadanos hacia estos.

Antes que siglas y colores (algo absurdo es por cierto que por usar amarillo, azul o rojo; ya tenga tinte político) cada institución política tiene su historia y deberían cuidarla, lo mismo que sus líderes, fundadores y creadores de sus emblemas, estatutos y posturas, pues es claro que no es lo mismo pertenecer a la izquierda cuya defensa es la igualdad social que de derecha que cree en las diferencias sociales como algo natural, solo por mencionar los dos extremos una vez que en nuestro país existen aquellas agrupaciones políticas que se han definido como de centro.

Una característica de desarrollo político en cualquier nación ciertamente es el acuerdo, con el que, en el caso de México se han intentado grandes proyectos en teoría como el denominado “pacto por México” o las iniciativas de donación por los sismos cuyo quehacer recayó en cada uno de los partidos y que como en domino fue cayendo uno a uno, hasta hacerse general.

Los recursos que se les destinan a los partidos políticos son tan altos que, son una grosería en un país con altos niveles de pobreza, lo que constituye un desacuerdo más y la desaprobación de los ciudadanos, ante tal cosa se esperaría que estas instituciones además de transparentar los recursos, más por voluntad que por exigencia de la autoridad competente trabajaran en austeridad y con lo mínimo indispensable y no funcionaran como empresas o como instituciones capaces de pagar altos salarios a sus funcionarios.

Definitivamente en cuanto a los partidos se refiere desde hace tiempo los órganos fiscalizadores debieron tener y mantener mano dura y fina lupa en el manejo de los recursos y los dirigentes de los partidos como sus comités en los municipios, estado y federación cuidar los antecedentes de sus militantes y en su caso presidentes, gobernadores y legisladores para evitar que como ya ha pasado, personajes con pasados obscuros o de dudosa reputación lleguen a cargos de poder en los que lejos de beneficiar al pueblo han reprimido, incumplido e incluso asesinado.

Prácticamente en la actualidad todos los partidos políticos tienen en su actuar de qué y porqué ser señalados, los hay quienes no permiten el acceso a los jóvenes o las mujeres, los que siendo parte de partidos con presencia internacional, señalan su incorporación cuando les conviene, también existen los que convenientemente con sus siglas hacen referencia a figuras religiosas, o los alimentos, además de los que aglutinan la dedicación o quienes se presentan con los colores de la enseña patria, lo cual por su puesto puede hacerles atractivos y hacerse de un número importante de adheridos, sin embargo lo que realmente deben hacer y anotando que nunca es tarde para enderezar el camino, es que deben actuar como funcionarios cuyo pago lo reciben a costa del pago de impuestos de todos los habitantes del país, además de actuar con sensibilidad y encaminar apoyo social en medicamentos, alimentos o proyectos productivos, por ejemplo, sin fines políticos sino como organismos que se deben a la sociedad sin la que no podrían mantener su registro o ganar los cargos públicos.