Ángel Espino García. Contemplando la Creación: EN LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DEL SEÑOR

Ángel Espino García

1.- COMO LA MARIPOSA MONARCA.- A los bosques de oyamel (abies religiosa) del Oriente de Michoacán, llegan cada año, millones de mariposas que vienen de Canadá, a hibernar, siendo una de las grandes maravillas de la naturaleza. Su alimento es la asclepia, planta venenosa para aves e insectos, menos para la monarca. Al llegar el momento, se aparean y duermen un buen tiempo en brazos de Morfeo. Esa vida nueva se va formando en su capullo. El clima frío es su ambiente, pero no les gustan las heladas ni la nieve. Mientras son orugas, su aspecto es un poco triste y feo. Sin embargo, cuando las crisálidas rompen su cascarón, se vuelven hermosas y llenas de colores. Vuelan por los aires y engalanan el espacio para el solaz del turismo nacional e internacional.

2.- ASI EN LA VIDA ESPIRITUAL.- Mientras vivimos en este humilde cuerpo de arcilla, cada persona vive en su capullo con sus penas y alegrías, con sus éxitos y fracasos, con sus defectos y cualidades. Pero cuando el alma sale de su capullo, por la fe en Cristo y por la misericordia de Dios, se convierte en un ser radiante, lleno de luces, semejante a Cristo Resucitado. Dice el Salmo 114: “Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí, el día que lo invoco. Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y en angustia. Invoqué el nombre del Señor: Señor, salva mi vida. El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo. El Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó”.

3.- LOS QUE HAN LLEGADO A LA ETERNIDAD EN ESTOS DIAS.- El P. Jorge Francisco Vázquez: hombre de Iglesia, fraternal, responsable y generoso. El P. Jorge Eduardo Ayala: sufrido, fiel, inteligente y crítico. El P. Carlos (de cariño le decían “El Caballito”): hombre fuerte, impetuoso como una cascada, universal y apostólico. El P. Alfonso Espino García: hombre limpio, movido y altruista. El P. Martín Bernal: inteligente, buen guía y gran maestro. El P. Mario Nieto, siendo párroco de Coyota, se enfermó, se hospitalizó y falleció: hombre alegre, trabajador, comunicativo y muy cumplido. ¡Y de los laicos, qué decir: van docenas y quizá, cientos! Dijo Cristo: “Ustedes saben cuándo va a llover y cuándo va a haber buen tiempo, pero no saben interpretar los signos de los tiempos!

Dios les pague a todos sus Misas y oraciones por nuestros queridos Sacerdotes. Dice el señor Arzobispo: “Cuídense y cuiden a los demás”. Pongamos nuestra parte y hágase la voluntad de Dios. ¡Salvemos lo verde!