Violencia contra las mujeres es responsabilidad del Estado
Durante años el movimiento feminista ha documentado la violencia que enfrentan las mujeres producto de la desigualdad, pese a las cifras públicas y las investigaciones ni los gobiernos ni los medios valoraron que fuera importante tomarlo en cuenta y darle seguimiento.
Los gobiernos no tomaron acciones reales y las que llevaron a cabo no tuvieron resultados o quedaron en el abandono en algún cambio gubernamental o institucional.
Por su parte los medios valoraron que lo que ocurre con las mujeres y las niñas, que somos la mitad de la población, no era de interés público, por lo tanto, no habría que observar, investigar, analizar e informar sobre el tema.
En 2006 la académica feminista Marcela Lagarde y de los Ríos, siendo legisladora, creó la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libe de Violencia y construyó el concepto “feminicidio”, que no sólo abarca conductas misóginas en lo público y en lo privado, sino, sobre todo, la impunidad social y del Estado.
Curiosamente, Marcela Lagarde no ha sido invitada a participar en ninguno de los espacios de debate sobre violencia contra las mujeres organizados por el gobierno local y federal.
Y es esa, la impunidad social y del Estado, que ha permitido que la violencia feminicida crezca, porque ante ella lo que hemos tenido es el desprecio de las autoridades por nuestra vida, porque es la vida la que queremos mantener.
La invisibilidad de lo que ocurre con las mujeres ha sido uno de los grandes obstáculos para avanzar hacia la igualdad de las mujeres y el derecho a vivir libres de violencia. Invisibilidad que no se debe por la falta de información sino por la ausencia de prioridad y la desvalorización de la vida de las mujeres y las niñas.
Tras la conmemoración del Año Internacional de la Mujer, que se celebró en México en 1975, los grupos feministas empujaron la creación de instituciones para eliminar la desigualdad y la violencia contra las mujeres.
Después de la creación de las primeras Agencias Especializadas en Delitos Sexuales (AEDS) en la Ciudad de México en 1989, los datos institucionales empezaron a brotar.
En 1991 la Fiscalía Especial en Delitos Sexuales reportó que en marzo de ese año hubo entre 14 y 20 denuncias diarias en el entonces Distrito Federal; que 95 por ciento de las víctimas eran mujeres; 18 por ciento menores de edad, 10 por ciento habían sido víctimas de violación tumultuaria y en 20 por ciento de los casos el agresor era un pariente.
¿Por qué los gobiernos no actuaron en consecuencia y por el contrario simularon actuar? En los medios fuimos notas aisladas, declaraciones oficiales, datos y nada más.
Será que faltó romper vidrios y tirar brillantina o simplemente porque no les importó la vida de las mujeres y las niñas.
Hoy, tres décadas después de la creación de las Agencias Especializadas en Delitos Sexuales que fueron mal replicadas en el país, las cifras oficiales nuevamente toman su lugar. Sólo en junio de este año se abrieron 40 carpetas de investigación por violación y en lo que va del año 34 mil 463 mujeres han sido víctimas de lesiones dolosas, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública.
No es una ciudad, es un país. No es un año, son décadas de violencia contra las mujeres documentada, real, de carne y hueso. Son años de desvalorización de la vida y la integridad de las mujeres y niñas.
La simulación, la ineficiencia de las autoridades dejó crecer la violencia contra las mujeres. En los noventa en Ciudad Juárez se dio el primer grito “nos están matando” pero el llamado se perdió en la sordera gubernamental y mediática, tradicional.
De todas las “acciones” impulsadas ninguna realmente protegió la vida y la libertad de las mujeres. Con el paso del tiempo Juárez dejó de ser noticia y foco de atención. En 2007 cerró la Comisión para Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en Ciudad Juárez.
Gracias a la Ley de Acceso se tiene un instrumento preventivo que se ha desvirtuado desde las autoridades, ya sea por incomprensión o ineficiencia. La Alerta de Género que busca la acción del Estado ha quedado resumida a acciones aisladas y en muchos de los casos a copias.
La reacción que hoy surgió a raíz de las movilizaciones feministas llenas de jóvenes en la ciudad de México y en el país, tiene la oportunidad de dar un paso al frente y construir la historia que transforme la impunidad social y del Estado en una Política que ponga en el centro la vida y la libertad de las mujeres. #Fuimos todas
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC