Prueba de fuego para el PRI con el cambio de dirigencia en la CNC: reforma o debacle
A casi un mes de haber sufrido la peor derrota electoral de su historia, el Partido Revolucionario Institucional habrá de demostrar si en verdad aprendió del desastre o va a seguir con lo mismo y acabarse de hundir. El caso es que hoy inicia el proceso de renovación del liderazgo en la Confederación Nacional Campesina para el período 2018—2022 y en ello va el futuro del PRI, obligado a una reforma profunda que lo identifique con sus bases o mantenerse en la inercia sin importarle en nada su democracia interna y dejar que impere el caciquismo.
Hechos y trascendidos indican que el PRI y la CNC, su brazo derecho electoral que tantos triunfos le dio en el pasado, han optado por lo peor. Ismael Hernández Deras, quien fue secretario general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares en su tierra natal (CNOP), senador y exgobernador de Durango, pretende mantenerse al frente de La Campesina sin importarle que al ser encargado del Despacho, de octubre de 2017 a la fecha, no supo promover el llamado voto verde rural a favor del instituto político que ha gobernado a #México la mayor parte de sus 72 años de existencia.
Al contrario, la CNC que como parte del sector agrario del PRI llegó a tener más de 80 diputaciones federales, en la próxima legislatura sólo contará con dos, que corresponden al propio duranguense y a su hija Gabriela Hernández López. En esta ocasión los votos campesinos también fueron determinantes para la pérdida de la Presidencia de la República y las gubernaturas en juego.
Pues con todo eso, cuentan que Hernández Deras pide el apoyo de líderes estatales, de ramas de producción y de organismos filiales al cenecismo, a fin de permanecer en la dirigencia formal al concluir el período que inició el senador Manuel Cota Jiménez, que en 2017 perdió el gobierno de Nayarit, y siguió, como primer encargado del Despacho, el duranguense Rubén Escageda Jiménez. Cabe señalar que, de acuerdo con los estatutos, en la CNC no existe la reelección; que levantan sospechas las visitas de Beatriz Paredes Rangel, quien dirigió a la central de 1995 a 1998; y que Ismael Hernández –famoso porque en la celebración de su cumpleaños 50 se gastaron más de 10 millones de pesos– anda diciendo que ya cuenta con el respaldo del presidente Enrique Peña Nieto.
Los usos y costumbres de La Campesina establecen que a más tardar el 28 de agosto se tomará protesta al nuevo líder. Tradicionalmente la ceremonia está encabezada por el Presidente de la República o quien está al frente del partido tricolor. La ceremonia se lleva a cabo en la entidad que el Consejo Político Cenecista determine. Toca a Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas de Gortari que en su época presidencial intentó desaparecer a la CNC. Hoy llama la atención que la política nativa de Guerrero haya expresado la posibilidad de cambiarle hasta el nombre al PRI, que se llama así desde los tiempos de Miguel Alemán Valdés, pues Lázaro Cárdenas lo había bautizado antes como el Partido de la Revolución Mexicana.
Recién llegada a la dirigencia priista aún se recuerdan las palabras de la presidenta en el sentido de que 2018 será recordado en la historia del PRI como el año de la gran reforma de ese instituto. Ese cambio en el partido, del que la CNC forma parte, “iniciará desde las bases hasta la propia dirigencia, de abajo hacia arriba, porque son las bases quienes lo mantienen en pie hasta en los momentos más desfavorables”. Pero también el 2018 podrá, dijo, ser recordado como el de la gran debacle y dejar pasar la reforma más profunda en su vida.
El mismo día del cambio reciente de líder priista, René Juárez Cisneros dejo el cargo con llamados a la unidad porque, afirmo, “hoy veo a un PRI alejado de sus bases, que reclama cercanía de su dirigencia y demanda respeto… en el que se ha infiltrado la simulación y demanda democratizar sus procesos internos… un PRI con necesidad de refundarse, de volver a sus orígenes y de buscar de nuevo cercanía con la gente más necesitada… un partido donde las cúpulas no decidan, que decidan sus militantes”. En esa ocasión, el exgobernador de Guerrero recomendó nunca anteponer el interés personal o de grupo al interés supremo de la organización política e insistió en la pregunta: “El reclamo histórico de la militancia ha sido la democracia interna, para elegir dirigentes y gobernantes. Preguntémonos entonces: ¿por qué hemos desoído siempre esa demanda?”