P. Ángel Espino García. Contemplando la Creación: LA VIRGEN DE GUADALUPE, JUAN DIEGO Y MÉXICO (11)

P. Ángel Espino García

1.- Había un pastor que tenía dos ovejas y ambas tuvieron crías. Los dos corderillos jugaban en la pradera, mientras
las madres comían su pastura. Un día las ovejas cruzaron un río caudaloso para buscar comida y dejaron a sus
corderos en el corral. De pronto vino una gran tormenta, y era tan fuerte, que la creciente les impidió cruzar el río.
Entre tanto los corderillos balaban de hambre en el corral y las madres al oír sus gemidos sentían dolor en su
corazón. Una oveja se desesperó y al no medir el peligro, se impacientó y se lanzó al río. Por más esfuerzos que
hizo, allí murió golpeada por la creciente. La otra oveja tuvo paciencia y aguantó la tormenta hasta que dejó de llover.
Llegó al corral, dio de comer a su cría y además, alimentó al corderillo huérfano, convirtiéndose en su madre
adoptiva.

2.- ASÍ EN LA VIDA.- Sin esperanza, no es posible tener paciencia, porque nadie espera lo imposible, y la esperanza
más hermosa es la que nace en las situaciones difíciles. Los nervios sin control y la impaciencia, nos hacen perder
la oportunidad de alcanzar los bienes del mañana. Hay que cultivar la paciencia. ¿Qué es la paciencia? La paciencia
es como un árbol de amarga raíz, pero de dulces y abundantes frutos.

3.- LA VIRGEN MARÍA ES VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA.- Los enemigos de Dios y de la Virgen María,
nos persiguen para apartarnos de Dios y llevarnos al mal, pero María es defensa para vencer lo malo. Quien tiene a
la Virgen María de su parte, tiene un arma irresistible en el Santo Rosario.

4.- EL ESFUERZO POR FUSIONAR LAS DOS CULTURAS.- Unos españoles ansiaban riquezas y a veces obraban
con injusticias y crueldad, pero la mayoría se esforzaba por crear lazos de amistad para unir las dos culturas,
intentando formar una raza nueva en una nueva nación. ¿Cómo lo lograron? Compartiendo ideas y costumbres.
Varios hombres europeos se enamoraron de hermosas muchachas indígenas, resultando una raza nueva semejante
al color de la Virgen de Guadalupe. El emperador Carlos V para proteger los derechos de los indígenas, tomó la
decisión de establecer “El Consejo de Indias” en el año de 1542, asegurando los derechos de los naturales. Por otra
parte, el español Diego Velázquez, conquistador de Cuba, se dejó llevar por la soberbia y atacó a Hernán Cortés con
difamaciones, lo cual repercutió en Europa. Este incidente fue aprovechado por los protestantes holandeses,
ingleses y franceses para desacreditar el trabajo de los misioneros católicos en el Nuevo Mundo, pero no tardó la
Virgen de Guadalupe en traernos la fe verdadera y dejarnos su imagen milagrosa en el ayate de Juan Diego con el
milagro de las rosas en el Cerro del Tepeyac. Con razón, el Sumo Pontífice de ese tiempo, al enterarse de la noticia,
exclamó: “En verdad que no hizo cosa semejante con ninguna otra nación”. ¡Salvemos lo verde!