Listos para el 2024.

Listos para el 2024.

En la política a nadie se le debe dar por muerto, ni tampoco se está estático, prueba de ello es que acaba de terminar el proceso electoral del 2023, en el que se eligieron a gobernadores de los estados de Coahuila y del Estado de México, e inmediatamente al día siguiente salieron los presidentes de los partidos de mayor presencia del país a anunciar sus estrategias para el 2024.

Incluso el mismo presidente de la República, se reunió con sus “corcholatas”, en un día laborable, pero en horario fuera del trabajo. Salió caminando de Palacio Nacional, con paraguas en mano, y al ser increpado por algunos medios, pidió hablar al día siguiente, lo claro es que está haciendo política y actuando semejante a como lo han venido también haciendo los dirigentes de los partidos.

El presidente podría cuidarse, o bien ser un poco más cauteloso para evitar mostrar la

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intromisión en la política interna de su partido, sin embargo, como siempre ha pasado desde antaño, al ser el primer mandatario y dar dirección al país, siempre se desea continuar con su legado político.

El asunto de echar a pelear a sus candidatos, para ver quién es más popular o aceptado entre la población, deja ver un proceso anticipado, tener miles de bardas con los nombres de sus miembros del gabinete, rebasa a una precampaña, y hace ver una verdadera campaña. Valdría la pena que el piso fuera parejo, pero dado que ni entre ellos las cosas son iguales, menos podría suceder eso afuera de su partido político.

Se habla de que el estado de Coahuila estuvo negociado, y que por eso se puso a un candidato cansado y poco fuerte, además de dividir el voto con otro ex colaborador de la actual Presidencia de la República, mostrando que el clásico del divide y vencerás tiene vigencia, se ha dicho también que debido a que el número de votantes es infinitamente menor que el Estado de México, todas las negociaciones se centraron en ganar a como diera lugar la entidad con mayor número nominal.

Haya sido como haya sido, el Estado de México, tiene a su primera mujer gobernadora, y lejos de los señalamientos por desvíos en Texcoco, cuando fue alcaldesa, de su rendimiento como legisladora o secretaria de educación pública, se le ha de augurar el mayor de los éxitos por el bien de los mexiquenses, pues los números rojos por feminicidios, los asaltos diarios en el transporte público son sólo dos de los grandes problemas que deben enfrentarse de inmediato, y lastres que no merecen sufrir nadie más en éste país.

En Coahuila, no llego la transición o cambio de color, pero es que no se trata de cambiar por cambiar, con todo lo que eso represente, sino de que sea bajo condiciones de ética en la persona que se elija, como tampoco se trata de que sea mujer por sólo serlo, aunque con la historia que tenemos con ellas pudiera considerarse, pero lo mejor es que siempre sea por un trabajo, por un currículum brillante y merecedor.

La ruta para la elección que pretende ser la más grande de nuestro país, está diseñada, y cada partido estará definiendo la forma en que elegirán a sus candidatos, y dado que las vacas están muy flacas del lado de la oposición, se esperaría un cuidado quirúrgico pero urgente, porque en el frente tiene para elegir ya acá no hay ni a quién irle, aunque haya los que se creen o consideran los idóneos.

Ya sea que se vayan en alianza o coalición, solos; juntos o separados, lo que los ciudadanos esperamos es que honren sus estatutos, que no olviden los partidos políticos que viven del dinero público, por lo que se deben al pueblo, y han de dejar de actuar como mercenarios de la democracia mexicana, y apuntalar a los mejores perfiles; mujeres y hombre probos, con calidad humana y profesional que le permitan a los ciudadanos sentir representados y con la confianza de que lo que haga será lo mejor para todos.

Hay mucha responsabilidad de los gobiernos en turno, para mantenerse al margen o evitar incurrir en cualquier tipo de delito electoral, de tal suerte que por sobre todas las cosas se respete la voluntad social y se permita transitar a un sistema de vida verdaderamente democrático.

Que el 2024, vuelva a ser la oportunidad de cambiar para mejor, o quedarnos con lo que han honrado la voluntad del pueblo, cuyos esfuerzos están encaminados a que el desarrollo y la calidad de vida sean una realidad y no una esperanza que poco a poco se acaba, se termina.