Está de moda
Está de moda
Arena suelta
Por Tayde González Arias
Moda es una palabra que proviene de francés mode y del latín modus que quiere decir ‘modo o medida, y es un conjunto de prendas de vestir, adornos y complementos basados en gustos, usos y costumbres que se utilizan por una mayoría durante un periodo de tiempo determinado y que marcarán tendencia según la duración del mismo.
Por otro lado tenemos el concepto clásico cuyo significado es “digno de imitación”, de decir es clásico lo que debe tomarse como modelo por ser de calidad superior o más perfecto. Aunque este concepto ha sido mal entendido en muchas ocasiones, se le ha considerado a esta palabra para referirse a algo viejo o pasado de moda, notoriamente no es así ni en la teoría ni en la práctica.
Dar los conceptos anteriores vale la pena, para identificar lo que está de moda y, aquello que para muchos ya está descontinuado, aunque en muchas ocasiones y casi siempre lo más nuevo ha dejo de tener un valor de contenido estético, de ética y/o moral, demeritando el papel del hombre sobre la tierra, los morales y con una narrativa sumamente pobre, además de no aportar casi nada o nada a niños, jóvenes y adultos.
Los programas o conjuntos de programas informáticos que realizan un trabajo específico, diseñado para el beneficio de un usuario final, conocidos como, apps que están de moda y muchos de ellos facilitan algunas tareas que antes de su existencia solían llevar mas tiempo o elevar su costo, asuntos como pedir un servicio de taxi, encontrar acompañantes para un viaje o incluso, habitaciones para un fin de semana, es mas fácil y existe un ahorro de tiempo y dinero. Muchas de estas herramientas son y seguirán siendo ideadas para facilitar la vida, y eso es mas que aplaudible, no lo es y no lo será, por el contrario, cuándo el propósito de su creación y operación afecta de alguna forma o manera, hará falta la intervención tecnológica para su eliminación o inoperancia.
Por otro lado, hoy está de moda, hacer virales contenidos que causan gracia pero llenos de morbo, violencia y una pseudo gracia, que más bien alientan a la mofa e incluso al desprestigio, haciendo notar lo que las redes también muestran, y es que lejos de agradarle a los demás el triunfo o las buenas noticias de alguien, prefieren reaccionar a sus tristezas o derrotas, de tal suerte que con un dejo de cinismo, de comentan publicaciones que no necesitan más que un mensaje en privado y que por el contrario hacen verdaderas cadenas de mensajes de disque solidaridad.
Aunque también hay que tener cuidado con todos lo que en una publicación te comentan cosas bellas o bonitas, pero que cuando te ven, apenas te saludan o lo hacen sin ganas. Pues es como el caballo al que primero se le acaricia para después montarlo.
Si llegan a ser pocas las oportunidades que nos da la vida para elegir, y lo hacemos mal o simplemente elegimos amigos en nuestras redes sociales sólo por aceptar o eliminar, sin saber quiénes son, qué nos aportan o el por qué nos siguen, lo que tendremos por resultado es un costal de papas de las que sólo con un o dos se podrá cocinar o cultivas mientras las demás no son útiles para cosa buena.
Los llamados influencers o las figuras públicas, hoy día, en su mayoría no pueden influenciarnos en los buenos modos, en un ejemplo de ética, o de estabilidad emocional, en ser ejemplo de trabajo del esfuerzo o de las palabras correctas en que los ciudadanos civilizados deben usar, conocer y adoptar en su comunicación cotidiana.
El caso de los videos cortos, han sido útiles para conocer lo que pasa en otras partes del mundo, aunque hay que confirmarlos y ver otras fuentes. Aquellos que son de baile, pudieran ser útiles si es que se ejecutan o se repiten y en ese caso, se apremia la actividad física, pero cuando se deforma la realidad, se crean estereotipos, se promueve lo material y se aplaude la existencia de un mundo irreal, bien haría la administración de esas plataformas al eliminar o bloquear esos contenidos.
No se trata de atentar contra la libre expresión, pero sí de cuidar la manera en la cual nuestros niños, jóvenes e incluso los adultos nos estamos llenando de contenido basura, que llega a ser desde apología del delito hasta la distorsión de la realidad, dando valor a lo que no lo tiene y haciendo que las aspiraciones a la buena vida, en el margo de la dignidad y el respeto, nazca, crezca se desarrolle y prevalezca.
Cada uno podemos hacer lo que deseamos mientras no le hagamos mal a alguien, y decir en nuestras redes nuestro sentir, incluso usando los medios digitales como canales de auxilio e interactuar como queramos, considerando que lo que ponemos en la nube ahí se queda, pero si la educación esta en manos del estado, bien valdría la pena, que se cuidara lo que casi cualquiera puede ver con un solo clic, y nos aleja de la sana vida mental y social que tanto nos hace falta.