«El juego de la Vida» Autor, Víctor Hugo Hernández Cedillo.

La vida promedio estimada de una persona oscila entre los 90 años de edad. Un partido de fútbol dura un poco más de 90 minutos. Teniendo en cuenta que el fútbol es el deporte más practicado en todo el mundo y es el más apasionado por los aficionados a nivel mundial. Bien podríamos hacer una gran comparación entre la vida y el fútbol. Los años tendrían que ser convertidos en minutos. Dando una analogía casi perfecta.

Si usamos la imaginación, la vida es tanto como un emocionante juego de fútbol, el cual dura poco más de noventa minutos, asignando un año por minuto dentro del terreno de juego llamado: Vida.

En mi caso, mucho antes de darse el pitazo inicial, de salir al campo a calentar y de ser seleccionado en la plantilla titular, ya portaba orgulloso el jersey más hermoso: el Rojiblanco. El mes pasado llegué al minuto ’38. He jugado en esta cancha un arduo y emocionante juegazo, en el que me han dado muchas patadas al estilo llanero, pero también he driblado un par de sucias entradas. Me he ganado una tarjeta amarilla por barrer de manera tardía a un oponente. He dado innumerables asistencias. Nunca un autogol. He entrado pocas veces al área chica con dominio del balón y con elegancia, pero sólo he marcado un par de hermosos goles llamados: Hijos.

Dicen que el juego maduro llega después del minuto ’40, justo antes del medio tiempo. Algunos jugadores que he conocido a lo largo del partido, han sido expulsados del terreno, otros han pedido su cambio, unos han salido lesionados, pocos desisten y muchos continúan dando el mejor partido al estilo Pizarro. Quizá quien juegue más de los noventa minutos, deba salir cargado en hombros, ovacionándole por dar el último esfuerzo físico llegando al silbatazo final…

El director técnico de tu juego es el que tú elijas, el que defina tu creencia espiritual: Dios, Jehová, Alá, Buda, Cristo o en el que te encomiendas… es ése quién te puso en la cancha y él mismo, decidirá en que minuto salgas del terreno de juego.

Pensando en todo esto, bien se podría hacer una reflexión con tu personalidad misma que se refleja en como seas de aficionado con tu equipo. Si eres de los que abandona en las malas, seguro eres de los que aman por interés; pero si eres de los que están más en las malas que en las buenas, seguramente eres de los que aman incondicionalmente. Si eres de los que se queja de todo, revienta y no eres nada pro positivo, quizá eres un ‘Gullit’ o un Ángel Reyna dentro en la cancha de la vida.

Las victorias o derrotas son las jugadas que cada uno hace dentro del terreno vida, depende la posición que elijas y con que ímpetu quieras jugarla. Al final, no habrá juez, ni árbitro, ni VAR que decida el resultado de tu desempeño. Si tu vida no esta balanceada, al final te irás a penales y lo más seguro es que llegues a la muerte súbita. Los únicos que admirarán tu juego, será la gente que te apoyó y alentó desde el inicio. Tu barra: los familia rojiblanca, los amigos queridos y los contactos del facebook. Ellos son los que serán tu inspiración, tal y como tú lo haces con tu equipo cuando está en la cancha.

El día que mi entrenador decida sacarme del juego, me iré con una gran sonrisa de haber dejado un granito de arena para mi equipo. Mientras que estemos aquí en el campo, hagamos todo por el equipo que amas y por dar el mejor juego de tu vida…

¡Hoy gana Chivas!

Twitter: @Vichhc