El diario The New York Times ataca de nuevo al Dr. Mercola

El diario The New York Times ataca de nuevo al Dr. Mercola

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola. Datos comprobados

14 de Junio, 2022

HISTORIA EN BREVE

El periódico The New York Times es una herramienta de propaganda que defiende y apoya la narrativa del Gran Reinicio impulsada por el Foro Económico Mundial (WEF), tal como defendió el régimen de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial

La editora general del NYT, Rebecca Blumenstein, fue una de las periodistas invitadas a la reunión del FEM que se realizó en Davos, Suiza. Ella forma parte del club que quiere rehacer el mundo de acuerdo con los principios e ideales tecnocráticos y transhumanistas
De acuerdo con los artículos del NYT, yo propago mentiras sobre las vacunas antiCOVID para atraer compradores a mi sitio y vender suplementos. Esto a pesar de que he perdido todos los métodos primarios de comunicación que asegurarían tales ganancias. Mi sitio se eliminó de la lista de Google, YouTube me eliminó de la plataforma y Twitter también ya prohibió la publicación de cualquier enlace a mis artículos

Por otro lado, el NYT omite por completo el hecho de que la industria farmacéutica está motivada por ganancias de miles de millones de dólares, y que los fabricantes de las vacunas antiCOVID han pagado mucho dinero en multas por fraude y otros tipos de malversación delictiva

El periódico The New York Times (NYT) era el estándar de oro de la prensa libre en Estados Unidos, también conocido como la «Dama Gris», un visto bueno a su intrépida información honesta e imparcial de «todas las noticias que son aptas para imprimir». Pero esos días quedaron atrás.

Como señaló Ashley Rindsberg, en su libro titulado «The Gray Lady Winked: How the New York Times’ Misreporting, Distortions & Fabrications Radically Altered History»,1,2 su visión y principios cambiaron demasiado a lo largo de las generaciones, mientras que «los costos de la información mala e intencional durante el último siglo son muy altos».3

Para destacar solo un ejemplo del pasado de las noticias falsas del NYT, el periódico transmitió una propaganda nazi en apoyo de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial:4

«En 1939, los compinches y propagandistas de la Gestapo de Hitler coordinaron la Operación Himmler, en la que alemanes de habla polaca irrumpieron en una estación de radio de Gleiwitz con armas y gritos en polaco. Eso fue suficiente para engañar al pueblo alemán y al mundo haciéndoles creer que Polonia había atacado a Alemania y ese fue el pretexto para ‘contraatacar’.

Sin embargo, nada de eso fue cierto, pero el New York Times tomó el anzuelo, la línea y se aprovechó de la propaganda de la boca de Hitler y publicó todo en la primera plana del Times. Esta historia es más nefasta que un simple caso de promulgación repetida de propaganda nazi en todo el mundo sin agregar ninguna voz compensatoria. La ‘agencia de noticias semioficial’ que menciona el artículo del New York Times fue uno de los engranajes principales de la maquinaria de propaganda nazi.

El jefe de la propaganda nacionalsocialista Joseph Goebbels y sus compinches participaron en todas las publicaciones de prensa desde 1933, por lo que en 1939 no había ninguna ‘agencia de noticias semioficial’, solo órganos oficiales aprobados por los nazis. Y el NYT lo sabía. Durante una década, el Times presentó a la Alemania nazi de Hitler de la mejor manera posible, incluso frente a disturbios, violencia y tomas de poder».

Propaganda del tipo más dañino

En los últimos dos años, el NYT se ha revelado como un medio de pura propaganda. Ni siquiera trata de ocultar su sesgo. Está del lado de la camarilla tecnocrática para establecer un nuevo orden mundial, y hará todo lo posible para promover y defender la narrativa del Gran Reinicio que es impulsada por el Foro Económico Mundial (FEM), tal como defendió el régimen de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué ideología apoya las decisiones editoriales del NYT hoy? No puedo visualizar el pensamiento de los accionistas mayoritarios, pero desde el exterior, a juzgar por lo que consideran adecuado publicar, parece que están de la mano con el enemigo global de toda la humanidad.

El NYT no solo viola los estándares de los periodistas al ignorar el lado opuesto de un argumento dado. Miente de manera abierta al respecto y utiliza el periódico como un trapo de propaganda.

Que el NYT trabaje en nombre de la camarilla globalista también es evidente, por el simple hecho de que Rebecca Blumenstein, editora general, estuvo entre los periodistas invitados a la reunión del FEM que se realizó en Davos este año.5

Es una informante. Forma parte del club que quiere borrar la soberanía nacional a favor de un órgano de gobierno global no electo basado en la ideología tecnocrática, ingeniería social e ideales transhumanistas.

Desfile de éxitos del NYT
En julio de 2021, el NYT publicó un artículo6 donde me etiqueta como «El propagador más influyente de información errónea sobre el coronavirus.» El NYT me describió como «un pionero del movimiento antivacunas» que «crea y se beneficia de afirmaciones engañosas sobre las vacunas antiCOVID-19».

Ese artículo contenía tantas mentiras que me vi en la necesidad de enviarle a la autora, Sheera Frenkel, un aviso legal exigiéndole que se retractara.7 Por ejemplo, afirmó que la Administración de Alimentos y Medicamentos me impuso multas multimillonarias, lo cual es una completa invención, ya que la FDA nunca me ha multado.

Frenkel también insinuó que me presento falsamente como autor de un artículo publicado sobre la vitamina D para el COVID-19, al afirmar que ella «no pudo verificar» que, de hecho, yo había publicado dicho artículo. Esto a pesar de que le envié un enlace directo y que se puede encontrar muy muy fácil con tan solo escribir mi nombre en la base de datos del portal PubMed. Hasta un niño capaz de deletrear mi nombre podría encontrarlo.

Entonces, el NYT no solo viola los estándares de los periodistas al ignorar el lado opuesto de un argumento dado. Miente de manera abierta al respecto y utiliza el periódico como un trapo de propaganda.

Hace poco tiempo, un artículo del NYT del 25 de mayo de 20228 me describió de nuevo como una de las principales figuras del grupo conocido como «La docena de desinformadores», un término tomado del informe titulado «Disinformation Dozen», realizado por el Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH),9 el cual afirmó que solo 12 personas eran responsables del 65 % del contenido antivacunas en Facebook y Twitter.

El CCDH insistió en que, al eliminar a estas 12 personas de las plataformas, la mayor parte de la información errónea en línea se erradicaría. Sin embargo, esta afirmación resultó ser tan inexacta que el propio Facebook la reprochó de forma pública.

Después de realizar su propia investigación, Facebook concluyó que estas 12 personas, incluyéndome, representaban solo un 0.05 % de las vistas de contenido relacionado con las vacunas. Sin embargo, con un alcance de influencia que asciende a una pequeña fracción de un porcentaje, el NYT todavía insiste en etiquetarnos como «La docena de desinformadores». Es un movimiento de propaganda distintivo.

El CCDH es el recurso favorito de las personas encargadas de la propaganda

Y hablando de propaganda, esa también es la única función del CCDH, una organización de un solo hombre y con un financiamiento secreto. Sin embargo, sus nexos lo vinculan con instituciones dirigidas por tecnócratas que apoyan el Gran Reinicio del FEM, por lo que su razón de ser no es difícil de identificar.

A través de los miembros de la junta, el CCDH puede relacionarse con la Comisión Trilateral, el Consejo Atlántico y el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, que son instituciones que apoyan el Gran Reinicio. Los miembros de la junta también se relacionan con al Fondo Save the Children, financiado por la Fundación Gates y socio de la Alianza de Vacunas GAVI de Gates, el Parlamento Británico, la CIA y la agencia de noticias Reuters, un distribuidor exclusivo de contenido del FEM.10

El presidente del CCDH, Simon Clark, es miembro principal del Center for American Progress,11 el cual está financiado con dinero oscuro de un multimillonario liberal suizo llamado Hansörg Wyss.12,13 Wyss también financia al grupo Arabella Advisors,14 una organización de activismo profesional conocida por canalizar cientos de millones de dólares a organizaciones de izquierda y por albergar cientos de ‘grupos emergentes’ diseñados para parecer organizaciones sin fines de lucro independientes que, de hecho, son parte de una campaña de Arabella.

Arabella es fundada por Eric Kessler, quien tiene una relación personal y directa con la presidenta de la Fundación Wyss, Molly McUsic. Ambos trabajaron para el Secretario del Interior, Bruce Babbit, durante la administración Clinton.15

El presidente del CCDH, Clark, también tiene lazos con un participante del Evento 201 (la ex subdirectora de la CIA, Avril Haines). El Evento 201 fue un ejercicio de simulación para la pandemia de coronavirus que se realizó en octubre de 2019 y que presagió y practicó las contramedidas draconianas implementadas cuando apareció el COVID-19 solo unos meses después.

De manera curiosa, uno de los enfoques principales de ese ejercicio no fue el control y la manera de tratar las infecciones, sino la forma de censurar y contrarrestar mejor las narrativas problemáticas sobre el virus, el desacuerdo público con las medidas de la pandemia y las dudas sobre la seguridad de las vacunas.

Uno pensaría que, si la salud pública fuera el impulso principal detrás de tal ejercicio, a diferencia de la transferencia de riqueza, la destrucción económica y la reforma social, se centraría en las estrategias médicas y científicas sobre cómo contener y controlar mejor el virus real, y no sobre contener y controlar la información. La característica clave habría sido la ciencia del control de enfermedades infecciosas, no la ciencia de la ingeniería social.

¿Quién tiene en realidad un motivo de lucro?
De acuerdo con el NYT, mi motivo para compartir información sobre el COVID es simple: «Ganancias»:16

«Muchos expertos me dijeron que una buena manera de entender lo que motiva a muchos involucrados en el movimiento antivacunas es a través de la lente de las ganancias. Existen diferentes niveles de mercantilismo.

El primero involucra a las empresas de redes sociales. Algunas personas argumentan que, a lo largo del tiempo, los algoritmos que impulsan sus plataformas han alimentado a los usuarios cada vez más de lo que responden sin importar si es verdad.

Algunas personas de ‘la docena de desinformadores’, como el Dr. Joseph Mercola, un médico osteópata, ofrecen productos. Preside un negocio multimillonario que vende suplementos y otras mercancías en línea».

Lo que el NYT ignora por completo es que mi sitio se eliminó de la lista de Google y que YouTube también eliminó mi la plataforma. De hecho, Twitter ya prohibió que se publique cualquier enlace a mis artículos, por lo que no se pueden compartir. ¿Cómo puedo ganar dinero si perdí todos los canales de comunicación?

Por otro lado, el NYT ignora por completo que la industria farmacéutica está motivada por ganancias de miles de millones y que los fabricantes de las vacunas antiCOVID han pagado muchos miles de millones de dólares en multas reales por fraude y por otros tipos de malversación delictiva. Además de eso, el NYT se niega a investigar los relaciones oscuras y motivaciones detrás del CCDH.

No pienso en lucrarme cuando comparto información que, por cierto, siempre ha sido gratuita. Mi verdadera intención es ayudar a tantas personas como sea posible a sobrevivir a este ataque sin precedentes contra la humanidad. La humanidad ha estado bajo el ataque de sustancias químicas tóxicas, medicamentos peligrosos y pautas de salud nutricionalmente equivocadas durante muchas décadas.

Esta es la batalla más importante a la que nos hemos enfrentado en nuestra propia vida y talvez hasta en la historia del mundo. Durante la Segunda Guerra Mundial, el NYT encubrió la propaganda nazi. Hoy, eligieron estar una vez más del lado equivocado de la historia, porque al final, la verdad saldrá a la luz.