EL AMOR DE AMAR AMOR; UN MANDATO GLORIOSO

EL AMOR DE AMAR AMOR; UN MANDATO GLORIOSO

COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

AMAD A VUESTROS ENEMIGOS HASTA VOLVERLOS AMIGOS: Quien está persuadido de la pasión divina y de su celeste influencia, no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas de la evidencia y el apego a los níveos latidos. No olvidemos que hemos venido al mundo, como hijos del amor que somos, para querer a los que han dejado de querernos, a fin de conciliar pulsaciones y de reconciliarnos entre sí, fraternizando vínculos con el calor de hogar.

I.- LOAR AL CREADOR

Nada se resiste al amor divino,

es tan afectivo como efectivo,

tan bondadoso como próximo,

tan claro como el agua del río,

que pasa y al pasar nos renace.

El Señor no juzga y nos exime,

sólo hay que llamar y seguirle,

porque su estilo es compasivo,

tan colindante como clemente,

únicamente hemos de quererle.

Con el hoy del encuentro, vivo;

con el mañana vivido, lo deseo;

pues todas las sendas de Jesús,

nos elevan a la mística celeste,

del encuentro y del reencuentro.

II.- SANTIFICAR AL HOMBRE

Guiados por el amor, amemos;

regidos por el amar, démonos;

que, amando la renuncia de sí,

se sirve a todos los hermanos,

con la práctica de las virtudes.

Dejemos que el espíritu santo,

nos aliente y alimente de vida;

nos de la luz para vivir en paz,

brío para desertar de las caídas,

y fortaleza para poder cambiar.

No tengamos miedo de escalar,

de tender a lo alto como deber,

que nuestra perfección es vivir,

la secuencia vertida por Cristo,

ubicada en la pasión venerable.

III.- ENAMORAR AL MUNDO

 

Salgamos a degustar la Palabra,

entremos en la piedad del verbo,

activemos la caridad como aire;

que los desaíres nos abandonen,

y la estima al semejante sea real.

La misión, pensada desde la fe,

requiere misioneros prendados;

embelesados por la gloria santa,

por el feliz hallazgo de la cruz,

que todo lo abraza y que salva.

Tan sólo la amorosa pulsación,

conoce y reconoce la vivacidad,

del vehemente fuego abrasador;

que todo lo perdona y justifica,

pues un clavo echa a otro clavo.

Víctor CORCOBA HERRERO corcoba@telefonica.net

22 de febrero de 2025.-