Depresión invernal por disminución de luz, una de las afectaciones de la época
Síntomas: tristeza, irritabilidad, letargo, cansancio, ansia de comer, dificultad para concentrarse, dormir más, falta de energía, alejamiento de la vida social y llorar
Existen personas que en la época decembrina se sienten tristes en vez de experimentar deseos de festejar y celebrar; en los días invernales algunos individuos se pueden sentir mal, desganados, sin energía y poco productivos; esto se debe a proceso fisiológicos relacionados con la luz natural.
De acuerdo con Alonso Fernández Guastí y Rebeca Reyes Serrano, investigadores del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav, existe un tipo de depresión que se desencadena cíclicamente por las estaciones del año, llamada Trastorno Afectivo Estacional (TAE), también conocida como SAD (Seasonal Affective Disorder); las evidencias señalan como causa principal la reducción estacional de la cantidad de luz solar.
El criterio para decir que se padece TAE es que la depresión debe estar limitada a la estación invernal (con remisión total durante el verano), por al menos dos años. La prevalencia va del uno al 10 por ciento, dependiendo principalmente de la latitud.
Las mujeres son más afectadas que los hombres en una relación de cuatro a uno y es más común en adultos jóvenes. Este padecimiento se presenta por la marcada disminución de luz solar en invierno. Puede ocurrir a cualquier persona, pero los pacientes con antecedentes de depresión y sobre todo con trastorno bipolar, son más propensos a desarrollarlo.
Algunos individuos pueden experimentar el trastorno de manera moderada, lo cual se conoce en inglés como Winter blues; sin embargo, en otros los síntomas del TAE pueden ser tan graves que requieren hospitalización. Como en todos los trastornos depresivos, los pensamientos suicidas pueden estar presentes.
A decir de los investigadores, en los humanos, el reloj circadiano permite la organización y el óptimo funcionamiento del metabolismo de acuerdo al momento del día, lo que resulta en reacciones que ocurren cuando son necesarias, por ejemplo, la producción de energía durante la fase de actividad (día) y los mecanismos de reparación durante la fase de descanso (noche).
En ese equilibrio, la señal más importante para la sincronización es la luz, la cual es percibida por células de la retina que proyectan a neuronas del núcleo supraquiasmático. Esta región es la principal coordinadora del sistema circadiano, ya que sus neuronas regulan a otras que participan en actividades como la secreción de hormonas, fases del sueño, termorregulación e ingesta de alimentos, entre otras. El sistema circadiano continuamente se adapta y se sincroniza con el medio ambiente; así pues, la disminución de las horas de luz durante los días invernales es la principal explicación al TAE.
Los síntomas clásicos de la depresión invernal son: tristeza, irritabilidad, letargo, cansancio, ansia de comer carbohidratos y azúcares (tendiendo a aumentar de peso), dificultad para concentrarse, dormir más de lo normal, falta de energía, disminución de actividad, alejamiento de la vida social y llorar con frecuencia.
Fernández Guastí y Reyes Serrano explican que son muchas las causas que pueden provocar este trastorno; “se sabe que la patología se debe a desajustes en el equilibrio del neurotransmisor serotonina (5-HT), la hormona melatonina y/o a la disminución de la vitamina D. La serotonina participa de manera importante en la sensación de bienestar y en la regulación del estado de ánimo, emociones, sueño, apetito y conducta sexual”, señalaron.
Se ha propuesto que en el TAE existe una disminución de la neurotransmisión serotoninérgica del cerebro; por su parte la melatonina es una hormona producida por la glándula pineal que se secreta por la obscuridad, causando somnolencia.
Si los pacientes sobreproducen melatonina cuando los días se vuelven más cortos y obscuros (en invierno), esto hará que se sientan somnolientos y letárgicos. Finalmente, el cuerpo produce la vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol, y si las personas con la patología presentan niveles sanguíneos bajos de vitamina D, esto se asociaría con síntomas depresivos.
Sorprendentemente el mejor tratamiento para el TAE incluye la combinación de varias terapias que se establecen de acuerdo con las características del paciente y del padecimiento. El desenlace clínico generalmente es bueno; sin embargo, algunas personas padecen el trastorno durante toda su vida.
Algunas estrategias para evitar caer en un ánimo depresivo o en una disminución de productividad es exponerse a la luz del sol siempre que sea posible, hacer ejercicio o actividades al aire libre. Además, se recomienda propiciar la vida social y realizar actividades que sean satisfactorias, llevar una alimentación sana y variada, dormir lo suficiente, evitar el alcohol, ya que puede empeorar el estado de ánimo y, si fuese necesario, buscar ayuda psicológica o psiquiátrica.