COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO, DESDE ESPAÑA

PREPARANDO EL ENCUENTRO

(Hay que estar en disposición de arrodillarse, ante el amor de un niño que viene en camino, a secarnos las lágrimas y a humedecernos de sonrisas.)

I.- NECESITADOS DE LUZ

Me conmueve y me mueve la venida del amor,

andamos escasos de cariño, somos tan pobres,

que apenas tenemos instantes para el abrazo,

para hallarnos unidos y reunidos con regocijo,

para sentirnos fusionados corazón a corazón.

Necesitamos abrirnos y reabrirnos al análogo;

debemos ser los primeros en ofrecernos al don,

en comenzar a darnos y en aclarar emociones,

en clarear el pórtico viviente de nuestro andar,

volviéndonos tiernos como el vigor de una flor.

Es el momento preciso y precioso de repensar,

de vernos cada cual consigo y de renovarnos,

para que podamos radiar e irradiar concordia;

anunciar con celo poético e imaginar el cielo,

que nos lleve luminosos a celebrar el anuncio.

II.- PRIVADOS DE VERDAD

Hay que retroceder al espíritu de lo auténtico,

adquirir conciencia de lo que soy y deseo ser,

proceder en coherencia y sin dejarse engañar;

pues la criatura que nos nace viene a guiarnos,

a recoger las desdichas y a esparcir las dichas.

Nos va a alegrar el trayecto, dejémosle entrar;

nos va a liberar de ataduras, démosle el sí;

nos va a seducir de quietud, dispongámonos;

desea encontrarse con nosotros y visitarnos,

viene a morar a nuestro lado como verdad.

Es la vida real del verso y la palabra viva,

lo que se nos ofrece como aliento y alimento,

sólo hay que dejarse reconducir y conducir,

por aquello que viene de lo alto y es divino,

fue un canto de paz y es un encanto celeste.

III.- DESPOJADOS DE MÍSTICA

Cuerpo a cuerpo todo se destruye sin más,

nada se logra sin la contemplativa del alma.

Hace falta reparase y preparase por dentro,

volverse y revolverse al gancho del opresor,

viciado y enviciado todo en guerras y garras.

Ese latir en gestación nos llama a un cambio,

tanto en el modo de vivir como de cohabitar.

Tenemos que huir de esta mentalidad frívola,

evadirnos de este mercado de suertes inútiles,

y retarnos hacia otras sintonías más sublimes.

Regrese a nosotros, pues, ese aire renovador.

Son muchos los desiertos externos e internos.

En la mística se loa el agua de la esperanza,

tan solo hay que no desentenderse de nadie,

servirse de sensatez y dominarse con lucidez.

Víctor Corcoba Herrero corcoba@telefonica.net

27 de noviembre de 2021.-