BALCONEANDO
02 de agosto de 2019
Francisco Rodríguez
Guillotina en la Junta Local. Echaron a 200 de Iztapalapa
A inicios de junio le platiqué aquí que, por las apariencias, la Jefa de Gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum, seguía sin tomar las riendas de la administración que le confiamos los ciudadanos. El de la corrupción incontrolable, uno de los muchos que no quería o no podía abordar.
Y le brindaba como uno de tantos ejemplos dramáticos de la corrupción galopante en la administración pública la que, hasta hace unas horas, se vivía en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA), tomada por asalto por una banda de 200 forajidos perredistas procedentes de la antes Delegación de Iztapalapa en nombre del ex titular de la misma Jesús Salvador Valencia Guzmán, exdiputado federal, quien renunció al PRD en el 2017.
Y sí, se vivía, porque desde ayer la guillotina cayó sobre las cabezas de 15 presidentes de juntas de la JLCA, así como del Jurídico, Huelgas, Contratos y demás. Es decir, la gente que incrustó en ese tribunal Margarita Darlene por instrucciones de su concubino Valencia Guzmán.
La historia de tan patético caso de corrupción en la 4T, nunca antes registrada en dicho tribunal ni en las mejores épocas de la hegemonía priista, lo cual ya es mucho decir, se balconeó aquí, con nombres y cargos:
En el 2014, cuando el jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal era el ahora flamante senador Miguel Ángel Mancera, éste entregó el control de la JLCA al entonces delegado de Iztapalapa Jesús Valencia, como pago de cuota por su apoyo político dentro del PRD.
Mañoso y astuto como es, Jesús Salvador Valencia Guzmán impuso en la presidencia de la Junta a su pareja sentimental, la perredista Margarita Darlene Rojas Olvera, quien fungió como Directora Jurídica y de Gobierno en la administración de aquél en la delegación Iztapalapa.
Fuera todos los que provenían de Iztapalapa
Aun cuando se supone que Rojas Olvera debió terminar en marzo pasado su gestión como presidenta de la JLCA, una vez rendido su informe de labores, hasta antier se sentía segura de ser ratificada en el cargo por parte de Claudia Sheinbaum, pero sobre todo por parte del “súpersecretario” del Trabajo y Previsión Social federal, Arturo Alcalde Justiniani –el padre de la muchacha–, pese a lo escandaloso de su gestión.
Sabedora de su poder como presidenta y respaldada por Valencia –quien, por cierto, cuando fue delegado impactó ebrio un vehículo “prestado” por un contratista de la demarcación– designó como secretaria general de la JLCA a Carolina Santana Nieves, quien había declinado en su favor como candidata del Partido Verde a delegada.
Era escandaloso el nepotismo y el amiguismo que habían implantado en la Junta, pero ya se fueron todos los de asuntos colectivos, como Contratos colectivos, Huelgas, Registro de sindicatos, Amparos, Convenios, Oficialía de partes, todos los de compras, personal de administración, de Contraloría, etc.
En fin, echaron a toda la tribu proveniente de Iztapalapa.
A la presidenta Margarita Darlene Rojas la están dejado para hacer el trabajo sucio de limpiar a la Junta de toda la gente que ella misma llevó –o que le endilgó Valencia Guzmán– y evitar al sucesor esos conflictos.
Porque el nuevo presidente de la JLCA, sin duda, debe llegar a limpiar toda la podredumbre que se agudizó y que siempre mantuvieron bajo la alfombra en complicidad con los abogados patronales y los abogados de los sindicatos charros y extorsionadores todos coordinados por Arturo Alcalde y su socio disimulado y camaleónico Manuel Fuentes.
Fuentes es, aún, el principal asesor de Darlene y el principal colaborador de Alcalde en el “observatorio laboral” ese grupúsculo que, con visión patronal, elaboró el proyecto de la reforma laboral tan nocivo para los trabajadores del país.
Ni duda cabe que Sheinbaum ya tomó las riendas.
Ahora sólo le falta decidir que el próximo presidente de la Junta salga de entre quienes han hecho una carrera limpia en ese lugar y que tuvieron que tragar sapos durante los últimos años.
¿No cree usted?