Arena suelta: Unidos con y por la solidaridad.
Por Tayde González Arias. Las efemérides las recordamos por que se colocaban en el periódico mural de la escuela o porque se les daba lectura durante el acto cívico de la escuela a la que asistimos, estas hacían remembranza de los acontecimientos más importantes ocurridos en un lapso determinado de tiempo. Encontramos las fechas especiales en las que no habría clases, las suspensiones de labores por la celebración del día de la independencia, la revolución, el día de las madres o el festejo a los maestros, solo por mencionar algunas.
Otras fechas cobran relevancia en los calendarios más que por los santorales, por los sucesos que hicieron se les deba recordar, así se crean los días mundiales en contra de las enfermedades terminales, para reconocer los derechos de los pueblos indígenas o sencillamente para contribuir a la igualdad, el bienestar social, fortalecer ideales y fomentar valores que nos hagan mejorar las relaciones humanas.
El día Internacional de la Solidaridad, es por ejemplo una fecha relevante si consideramos la hambruna en la que viven muchos países, a quienes debemos tender la mano más que por hacer el bien, por la simple condición humana en la que este valor se erige como garante de la paz humana. Ser solidario es mostrar la bondad de compartir a los demás y todavía es más esencial, necesaria de gran valía, si con cualquier limitante se entrega, se da y con eso sé es solidario.
Producto de la inconsciencia nos ahogamos con facilidad en el egoísmo, y nos volvemos no solo consumidores sino además en acaparadores, nada nos satisface y no estamos contentos con tener más de lo que necesariamente requerimos, ante esta situación es importante hacer conciencia de la que injusticia mundial que es claro como la riqueza se concentra, y que cuando se quiere dar algo se hace solo a través de la deducción de impuestos, los habitantes del planeta claman por mejores corazones que entreguen cuanto puedan al descamisado, al descalzo y al hambriento.
No podemos bajo ninguna circunstancia cegarnos a la realidad, tampoco podemos vivir llorando o sufriendo por el enfermo que en las calles pide con la mano extendida, o el niño que se volvió comerciante ambulante antes que feliz infante jugando con otros niños, pero si podemos ser manos amigas que si tienen compren al que más lo requiere, o le entregue algún apoyo a él o la mujer para quien la vida ha sido menos fácil que la de nosotros.
Si bien reconocemos las necesidades importantes que son aportar al remedio del enfermo, no olvidemos las historias tristes de las que hemos sido también victimas como el temblor de 1985, los pasos de huracanes o las epidemias que nos han afectado como lo fue la H1N1, en las que recibimos apoyo de los demás y de ese modo sigamos cultivando lo mejor que puede tener un hombre y una mujer, que ama a los otros, que se integra a los demás, siendo solidarios, volviéndonos hombre de apoyo y de ser necesario pañuelos que sequen el hambre de quien lo necesitare.
Las políticas públicas de cualquier gobierno deben también estar encaminadas a la solidaridad, y no necesariamente como sucedió hace tiempo en que seguramente sigue viendo usted como, yo caracolas tricolor que enmarcan está palabra y cuyo programa ha venido cambiando conforme a los gobiernos, sino más bien crear estrategias que eduquen en las escuelas en este tipo de valores, y culturalmente nos hagan practicantes del apoyo incondicional a todo aquel que lo requiera.