Arena suelta: M de Meade y M de Mancera; sus fortalezas.

Por Tayde González Arias. Las fortalezas son ese cumulo de capacidades que cada uno tenemos como referente para ser soporte o resistir peripecias de la vida, como hombres y mujeres fuimos dotados de mente y cuerpo que lo mismo nos hacen diestros en actividades físicas e intelectuales que nos catapultan como favoritos en un número determinado de tareas lo mismo en la solución de problemas matemáticos, reflexivos, de lectura o cualquier rama del deporte.

En gran medida la mayor fortaleza de las naciones recae en la calidad de sus ciudadanos, pues así como en la obra teórica de economía de Adam Smith que consideraba que la riqueza de las naciones recaía en la mano de obra de los trabajadores, del mismo modo podríamos considerar que uno de los mayores problemas del desarrollo de un país recae en la falta de oportunidades laborales para que los empleados puedan producir.

Las fortalezas que tenemos en México han venido cambiando, así hasta hace unos años nuestro país siendo petrolero se mostraba fuerte en el ámbito de hidrocarburos, lo que no duro mucho tiempo debido a la falta de inversión en nuevas búsquedas de yacimientos, o la refinación, teniendo que mandar al vecino país del norte producto barato que nos regresaban para su venta a un costo más elevado, esta realidad es un mal de ayer que sigue afectando hoy. En el aspecto del medio ambiente las cosas no son distintas pues no se han hecho propuestas ni ejecutado de obras que intervengan en obtención de energías limpias, dejando sin aprovechar los grandes campos que bien podrían abastecer de energía eólica. Los bosques, desierto y selva, así como las playas que no solo permanecen muchas de ellas vírgenes y otras sobreexplotadas, han centrado el turismo en solo unas cuantas, siendo miles y miles los kilómetros desaprovechados, y el saqueo de las maderas preciosas, la caza y la contaminación han venido acabando con una de las más básicas e importantes fortalezas con las que contábamos.

Estos temas y otros deben ser bien tratados y conocidos por quienes en la política se encuentran inmersos pues no conocer la problemática y enfrascarse solo en los temas hacendarios, económicos o de seguridad, hacen incompletos los discursos y vacíos los resultados incluso antes de ser planteados. Las fortalezas de los dos precandidatos tanto del partido en el poder como de la izquierda debe ir más allá de que ambos tengan por casualidad su primer apellido con la inicial M, y si bien su fortaleza son sus estudios de doctorado, también en Mancera es el tema de la seguridad pues no olvidemos que fue justamente en la procuración de Justicia del Distrito Federal ahora ciudad de México en donde los reflectores comenzaron a verle más constantemente, mientras que a Meade se le ha considerado el maestro de muchos en el ámbito hacendario, a pesar de haberse desenvuelto en otras áreas.

Las fortalezas de los aspirantes a la presidencia de la republica como los candidatos a cualquier cargo de elección popular debe centrarse en el conocimiento de la problemáticas y el carácter para su solución, debe embonar más en lo humano que en lo tecnócrata, necesario es para obtener primero el triunfo identificación social, y para ser buen gobierno honestidad en el manejo de los recursos, además de un plan maestro que nos deje de mantener en crisis y nos coloque como un país en desarrollo, pues bien lo merecemos y lo podríamos.

Si enmarcados en el conocimiento de cómo se lleva un gobierno en una de las ciudades más grandes del mundo, o de cómo mantener a flote la hacienda de un país es como hemos de elegir a quien lleve las riendas de México, sin antes atender, creando y desarrollando bases legales de igualdad, y transparencia, de respeto y cuidado del medio ambiente así como atención a la salud mediante campañas serias y estrictas de asistencia médica, integración familiar y respeto a los derechos fundamentales enmarcados en los protocolos internacionales, elevar el salario mínimo y sanear las finanzas para jubilados y pensionados, así como atender previsivamente a los adultos mayores y madres solteras o cambiar el régimen presidencial al parlamentarismo, solo por mencionar las tantas tareas, si no se atienden estos temas entonces de nada servirá tener una presidenta o un presidente con los más altos grados académicos pero sin sensibilidad a las heridas que hasta ahora la historia patria de los malos gobiernos nos han dejado.

La fortaleza de los ciudadanos mexicanos en la elección diaria y la electoral debe ser la de la información y el conocimiento de causa por la que alguien quiere gobernarnos, pues cómo vamos a creer que alguien nos venga a hablar de paz cuando ha vivido en guerra, como nos prometen seguridad mientras han mantenido inseguro su pueblo o de qué forma nos dicen que habrá prosperidad si de tantos años tras en el poder no hemos sido testigos de tal cosa.