Arena suelta: ¿En qué se gastan nuestro dinero?

Por: Tayde González Arias. Las reglas de respeto exigen que cuando algo no es tuyo o no te corresponde y se desea tomarle porque lo ocupas o por una necesidad superflua o efímera, antes debes considerar como primordial el pedir en préstamo, venta o comodato, y hasta recibir la afirmativa considerar el uso y el fin para lo cual se pueda requerir el artículo, cosa o dinero. No es ajeno para nadie que existe gente que con ventaja asume suyo lo ajeno, que abusando de la confianza hace uso de lo que no le corresponde y destina para uso común o personal lo que es del colectivo.

Cuando se obtienen bienes de manera grupal, no falta la persona mas lista que creen tener el derecho absoluto sobre aquello, olvidando que es importante preguntar o consultar con los demás dueños si es posible el disfrute y uso para tal o cual fin y una vez que sea afirmativa la respuesta continuar, de lo contrario buscar otra opción que haga que se respete el acuerdo consensado y plural.

Entre las muchas cosas que no son solo nuestro, sino que es de todos, encontramos bienes como lo son los recursos naturales, por lo que aquello que esta en un lugar de uso colectivo corresponde al resguardo también de todos los involucrados y todas las voces deben ser escuchadas y todas las opiniones válidas, necesarias y requeridas, aun en aquellos casos en los que se haya nombrado a un representante lo correcto es que ésta persona tome en cuenta a sus representados sobre el fin que tendrá aquello que le confiaron y que dándole un voto también le otorgaron la obligación de la rendición de cuentas.

Si para hacer uso de la casa, el terreno o los ahorros que sólo o junto con alguien mas tiene, se le debe consideración, en este tenor magine usted lo que debe hacer un gobierno para gastar lo que pagamos de impuestos, y aunque seguramente no faltara quien diga que es suficiente con lo que decidan a quienes elegimos como representantes, regresando a la más básica idea que ya hemos expuesto, en la que si se les elige otorgando ese derecho pero también se adquiere la obligación de no actuar por si solos sino hasta una vez escuchando las bases, es decir a la gente, como en los sindicatos en buen líder a los agremiados y la buena maestra del salón de clase a los alumnos para algún festival, del mismo modo el buen gobernante a sus gobernados.

La realidad mas que confusa es liviana en cuanto a tomar en cuenta a todos se refiere, pronto se les olvida quienes les colocan en las curules cuando ya se tiene el poder, y una muestra de ello es que tanto en los más pequeños asentamientos humanos como en las grandes ciudades se hace uso de los recursos de todos sin tomar en cuenta a la colectividad y aunque se realizan en el mejor de los casos foros de consulta o se planea en algunos organismos tomando en cuenta a los diversos sectores, a la hora del destino de los dineros sigue siendo a mano alzada, en muchas ocasiones en medio de la opacidad, y en los peores casos beneficiando a amigos y compadres e incluso personalmente y también burlando la ley o aprovechando lagunas legales se archiva o evita la apertura de los gastos del dinero de los ciudadanos.

Una de las fórmulas que como el medicamento atinado a la enfermedad le cura con eficacia y evitando que vuelva pronto, debería ser practicada por cuanto representante tenga en sus manos uso o destino de fondos públicos es la transparencia, pero no esa que exigen instituciones que en ocasiones se tornan en juez y parte, pues como se puede entender que un gitano le lea la mano a otro, o que el empleado regañe al patrón, hace falta autonomía y voluntad para que como en un libro de diario se escribe cuanto se recibió y en qué se gastó, por medio de la asambleas, se practique lo que no es común y que la ley en México establece es decir se ponga en practica el plebiscito y el referéndum, para que cuando se destine dinero a la construcción de la plaza de toros nueva en el barrio, colonia o pueblo (por ejemplo) sea esa la obra primordial o consensuada, y sea la que se realice una vez que ya se cuenta con un suficiente almacenamiento de agua, drenaje o red eléctrica. Es indudable que tenemos que involucrarnos más en estos temas, ya sea como ciudadanos de a pie, empresarios, periodistas o mismos gobiernos, pues mientras nos trasladamos a un mejor régimen de gobierno que catapulte a un crecimiento serio, constante y duradero, cuando menos el dinero de todos sea para lo que el pueblo decida.