Arena suelta: Cuando te ha de tocar no te quites y si no es para ti no te pongas.

Por: Tayde González Arias. Hay sucesos en la vida que te marcan de los que hay un antes y un después, los padres, los abuelos o los hermanos mayores siempre comentan que debemos madurar y que la vida nos enseñara a vivir de una manera más responsable. Durante la niñez no hay igual en procurar los buenos modales y una forma de vida adecuada por parte de la madre, el padre o los tutores, pero sobre todo el cuidado de nuestra integridad para evitar cicatrices que no puedan sanar o que hagan recordar una mala decisión o un accidente que se pudo evitar.

En la infancia era necesario el cuidado y probablemente durante la juventud de nuestros actos, para no terminar heridos o con afecciones en nuestra integridad, sin embargo, en la adultez se espera que tomemos con responsabilidad la vida, procurando el bienestar físico nuestro y siendo responsables respecto de los demás, somos seres frágiles que estamos expuestos continuamente desde el momento en el que abrimos los ojos para despedir el día hasta cuando nos despertamos cada mañana.

Continuamente escuchamos y leemos (porque además es parte del agrado editorial de los medios) de grandes tragedias, en las que las perdidas de vidas humanas dejan consigo madres sin hijos, niños sin quien les cuide y dolores en ellos irreparables, y si bien muchos son accidentes un número considerable se pudo evitar, a pesar de que a falta de papá y mamá el gobierno y la autoridad se erigen como los cuidadores sociales, que tienen que colocar sobre la carretera espectaculares para no usar el celular mientras se conduce, no manejar a exceso de velocidad, o evitar el consumo de alcohol, lo que si bien habla adecuadamente de una política pública de prevención lo cierto es que se requiere conciencia de cada persona para reconocer y hacer lo que es correcto para si y los otros.

Evitar las tragedias es una premisa que trae consigo paz y tranquilidad en la familia, y es algo que se puede prevenir si adecuadamente y en cuanto pueda comprender se le enseña al niño a no acercarse a las terminales electricas o al agua caliente, avisar de la presencia de algún insecto que pueda ser venenoso, como de una persona que pueda dañar su integridad o hasta de la furia posible de una mascota como un principio, pero hemos de pretender la responsabilidad para nuestra persona y los otros, y lo más pronto posible en cualquiera de las etapas de la vida sumando de este modo a la buena vida y al disfrute pleno.

Seguramente ha escuchado de las tragedias, y si lo ha hecho le recomiendo que se quede con las de la literatura únicamente, goce con Romeo y Julieta, o vea en cine La vida es bella, de ellas aprenda el amor y la fortaleza, de las otras, las que cada día medios de comunicación nos hacen saber en cómo se podrían evitar y mantenerse al margen siendo precavido y si la vida engañosa y malamente le tiende esa red en la que fue inevitable caer usted o alguien de los suyos en momentos fatales active la fortaleza, la fe y además de pensar en cómo salir del bache también ponga en marcha la estrategia, use la poderosa grúa de la fortaleza y por profundo que parezca estará a salvo de inmediato.

Sin caer en excesos sea precavido, sin aflojar tanto la vida sea libre, y siempre con gran solidaridad apoye a los otros, pues en medio de la tragedia el apoyo con palabras, con el hombre o dando la mano cobran el doble de valor. He de contarles de un caso en el que, siendo las altas horas de la noche, a mi auto le exploto un neumático y estando solitario en un lugar desconocido lo primero que pude hacer fue maniobrar para evitar un peor final, y no espere a bajar del auto para que justo ahí se detuviera un vehículo en el que hasta ahora desconocido conductor me preguntara si me encontraba en buen estado y me apoyara en cambiar la llanta, en este tipo de casos no sólo agradeces a Dios por estar bien, si no por poner en el camino a esa persona que amortigua la molestia y que a veces es el dolor y otras incluso también tienden la mano cuando en tu bolsa no hay un peso para comprar ese medicamento que mucho necesitas o ese transporte que te acerque a tu destino. Existen muchas expresiones de buena voluntad y lo que ahora y siempre debe prevalecer es el agradecimiento y el encargo diario de hacer el bien como pago anticipado a aquel hombre o mujer que en la tragedia te ayuda o antes de que suceda te ayude a no caer.

Recuerda siempre que es posible evitar tragedias, se siempre precavido, pero si deben pasar, debes afrontarlas como vienen, aunque tampoco debemos caer en la irresponsabilidad, por el contrario busquemos no hacernos daño o a los demás, vamos a permitir que la vida vaya dándonos pruebas y superemos cada una, no nos pongamos “de a pechito” para que nos dañen, pues cualquier ser inteligente ha de saber que lo único que tiene suyo es un solo cuerpo y que su cuidado recae en sí mismo.