A todo derecho corresponde un deber

Por Salvador Echeagaray
Docente de filosofía de la UAG
echeaga@gmail.com

El Derecho, en términos generales, se define como la facultad moral e inviolable de hacer algo o de poseer algo. Se
dice que es una facultad o un poder moral, para así, distinguirlo de la fuerza, de la coacción.

El derecho es inviolable. Esto es que nadie puede desconocerlo o suprimirlo. Tenemos derecho a hacer cosas, a
realizar lo que queramos. Ese es el derecho personal. Así mismo tenemos derecho a poseer algo, a tener lo que
necesitamos para nuestra vida.

Por decirlo con pleonasmo, “tenemos derecho a tener derecho”. Pero, a veces, abusamos o pretendemos hacer mal
uso de nuestros derechos.

Seguimos viendo por casi todo el mundo manifestaciones en pro de los derechos. Que si por los derechos de los
trabajadores, derechos a la libertad de expresión, los derechos de los niños, los derechos de las mujeres, los derechos
de los ciudadanos, los derechos de esto y del otro.

Pero, se nos olvida que, a todo derecho, corresponde un deber. Y éste, es el vínculo moral que obliga al ser humano a
hacer u omitir algo. Ejemplo, tienes el derecho a tener un trabajo, bien, entonces tienes el deber de trabajar. Tienes el
derecho de recibir una educación, luego, tienes el deber de estudiar. Tienes el derecho de alimentarte pues, tienes el
deber de comer sanamente y con templanza. Tienes el derecho de divertirte pues, tienes el deber de hacerlo
sanamente con la eutrapelia.

Y esto del derecho y del deber pues, es algo que no debemos olvidar. Están íntimamente relacionados y no se pueden
separar en las criaturas racionales. No lo olvidemos, pues, se nos hace muy cómodo pelear por nuestros derechos y,
está bien, pero, sin dejar de lado nuestras obligaciones.