Arena suelta. Una candidatura anunciada; Meade.
Por Tayde González Arias. Sucedió hace poco, que se dejó escuchar una pieza musical a la que denominaron corrido aunque tiene más ritmo de cumbia que muchas otras piezas, en cuyas letras y titulo se hace referencia a la figura de “el amigo Pepe Meade” o José Antonio Meade Kuribreña, dice en su composición dicha canción, que se invita a conversar con una afable persona y se hace gala de atributos y consideraciones varias que se le han atribuido. Este acontecimiento fue previo al recién destape presidencial de un hombre que ha sido felicitado y aplaudido por un sector importante de la alta burocracia mexicana.
Los tiempos ya se habían adelantado y muchas de las cosas que pasan en la grilla (por algo bien nombrada de esta manera) son como los rayos del sol que no se pueden ocultar, pues el gallinero se había soltado y por doquiera se cacareaba de un perfil que reunía los requisitos de agrado a la derecha y a los del centro en creencias políticas para ser el abanderado. Mientras algunos no encontraron eco en sus partidos de toda la vida, y decidieron que si no eran ellos los elegidos entonces tomaban otro camino y comenzaron abiertamente sus campañas de recaudación de firmas, el partido en el poder no podía quedarse atrás, y ha lanzado públicamente a quien difícilmente se le podrá sacar lo carismático pero enfundado en altos estudios en el extranjero llena un perfil de profesionista exitoso y habiendo sido titular en áreas del gobierno de suma relevancia se distingue como conocedor de la estructura gubernamental y que a pesar de ello podría ser el que quemen primero, el que construyan educándole en el trabajo de campo político, o una nube que se esfume ante el verdadero “gallo” del partido y el Presidente.
No podría referirme al carácter de un hombre que quiera gobernar su tierra natal como flaco o débil antes al contrario como un ser valiente y de alto patriotismo, sin embargo cuando se analiza desde donde se puede menear la cuna y cuales han sido los motivos y coincidencias que le han hecho crecer en prácticamente todos los sentidos, como sostener parentesco con otros políticos que le han quedado mal a los gobernados, cuando no se alcanza a ver el sentido de pertenencia e identificación como lo tendría un Pérez o un Hernández, frente al Kuribreña, o el propio apellido Meade, siendo los primeros quienes formamos la mayoría de la población en México y que nos sigue recordando en la historia la verdadera realidad respecto a que si nos hemos independizado o seguimos en un sistema en el que los que gobiernan, no solo no han sabido de pobreza y necesidades, o de hambre y frio si no que sus padres, tíos y amigos han movido los hilos del país y nos han dejado en las circunstancias en las que seguimos siendo dirigidos por orígenes directos extranjeros y casi sin el reconocimiento del mestizaje que nos caracteriza en la piel, los nombres y las formas de vivir.
Para quienes consideramos que la preparación en básica para ostentar cargos de carácter social, atención ciudadana y de diseño de estrategias para combatir la pobreza, elevar la calidad educativa, mejorar las condiciones laborales o desarrollar planes de desarrollo sostenible y sustentable, nos es grato leer y escuchar que hay la posibilidad de que un hombre o mujer de nivel académico avanzado sea quién realice estas labores, sin embargo cuando has estado por tanto tiempo como lo ha estado “Pepe Meade”, viviendo de los impuestos de los mexicanos y siendo experto en temas económicos, sin lograr mejoras sustantivas en los ingresos de los trabajadores mexicanos, erradicando el hambre o reduciendo significativamente los números de pobres, o bien en otras áreas en las que también trabajó mejorar las condiciones de vida de nuestros paisanos en el país del norte. Es cuando resulta difícil creer en que como presidente lo pueda hacer.
Los casos no son diferentes cuando un tal Bronco, no ha acabado de apuntalar a su Estado que gobierna y quiere ir por más, cuando siendo primera dama la señora Zavala no hiso uso del sentido común para crear casas de asistencia social, brigadas de auxilio, campañas permanentes contra el hambre en la montaña de Guerrero o en la barrancas de Chihuahua y ahora conociendo de los beneficios del poder también quieran sentarse en la silla presidencial.
No se trata de juzgar, pero si de evaluar, ni de ser parciales sino justos y así como es justo que el que más trabaja más, gane más y el que comete falta se le castigue, también el país, los estados y los municipios necesitan de líderes, políticos y sociales que se identifiquen con el pueblo, que su historia de vida y perfil sean producto del sudor, de la disciplina y la constancia, del esfuerzo y las ganas de salir adelante, pues no se le pueden pedir peras al olmo, y solo la cuchara sabe los esfuerzos de la olla. Por otro lado recordar a los grandes hombres que aun viniendo del extranjero en un momento de la historia instruyeron en artes y oficios a los mexicanos de la época marcándonos como pueblos, alfareros, constructores y artesanos, dejándonos el consejo de ser capaces de notar la honestidad mas que en los discursos y el don de gentes que lo mismo puede encontrarse en las clases mas pobres que en las mas ricas. Hagamos un análisis profundo de la realidad histórica, verifiquemos lo que han hecho quienes van a decir discursos llenos de promesas y retórica, y desenvolvamos su espíritu y su alma, pues solo en esos lugares encontraremos la respuesta a la voluntad que permita que nos podamos realizarnos como cuerno de la abundancia o sigamos hundidos en la indeseable pobreza.