TAYDE GONZÁLEZ ARIAS. ARENA SUELTA: CONTRÓLATE
El ser humano es una fuente de virtudes, cada persona tiene capacidades extraordinarias, cuenta con habilidades desarrolladas o por desarrollar que pudieran ser sorprendentes, mismas que se pueden alcanzar con voluntad y en el ánimo del deseo por expresar lo mejor que tenemos dentro de cada uno.
Evitar los problemas siempre es más fácil y más atractivo que actuar de manera incorrecta, y debido a eso encontrar problemas pequeños o grandes.
Las mujeres y hombres, debemos aprender a elegir bien; por nuestro bienestar y el de los demás, pues al tomar decisiones acertadas y manejarnos en lo correcto nos permitirá encontrar la paz interior personal y abonar a un ambiente comunitario de confianza.
Conociendo lo capaces que somos, y el nivel intelectual que podemos desarrollar, nos autosaboteamos, nos limitamos o cegamos y nos conformamos siendo medio felices, medio contentos o medianamente satisfechos.
Conocer nuestras capacidades, así como nuestro limites, es el principio fundamental para poder plantearnos alcances o metas. Identificar las circunstancias que te hacen sentir emociones negativas, permite que se pueda evitar el descontrol emocional.
Valdría la pena hacer un viaje a nuestro interior, como autoexploración, o autoconocimiento, para comenzar a aceptarnos con todas nuestras virtudes y defectos, sin restarle importancia a unos o a otros, sino más bien para fortalecer las debilidades, superar los conflictos y saber cuál valiosos somos para los demás.
Cuando logramos el autoconocimiento y el autocontrol, estamos trabajando con nuestra inteligencia emocional de manera correcta, y
eso permitirá que conozcamos a la gente que nos causa problema, y los estados de ánimos que nos afectan, así como sus causantes, por lo que podríamos transmutar esas malas energías o malas emociones en positivas.
Hay que aceptarnos como somos, pues no se podrá aspirar a la felicidades si no hay un aprecio por uno mismo.
La vida nos va presentando distintas pruebas, mismas que debemos aprovechar al máximos para conocernos, de tal suerte que identifiquemos perfectamente nuestras capacidades y limitaciones, así cuando tengamos que correr cualquier tramo podremos planear el momento del ataque o el retiro de la tarea si fuera necesario.
Trabajar con nuestra autoestima, de manera constante, no para estar siempre eufóricos, sino para ser apetecible a una buena charla con los demás, garantiza, la satisfacción de lo que somos y lo que hacemos, lo que nos brindara sensación de seguridad para estar en donde sea que tengamos que estar.
Posiblemente tengamos que realizar ejercicios que jamás imaginamos tener que hacer, como un listado de problemas a los que nos enfrentamos, una serie de oportunidades por tomar, o la enumeración de las debilidades que hay que superar, o hasta un diario que al releer identifiquemos lo que debimos corregir, temas que seguro nos ayudaran o harán que evolucionemos más que retroceder o estancarnos en un sitio que no nos permita florecer.
Nuestras pasiones, deben permitirnos guiarnos a lo que nos agrada o nos satisface, mas nunca perdernos en el camino, o los barrancos que un apasionamiento pueda llevarnos, por eso es importante también, saber administrarnos en lo emocional, para ir soltando conforme a lo que podamos controlar y no caer en el descontrol o la falta de amor propio, que desencadene una serie de eventos desafortunados como la ansiedad, el estrés, el desamor, o la depresión.
Siendo una dualidad, que sería perfecta si viviéramos en la justa medianía de la razón y la emoción, que nos diera una tranquilidad personal y social, vale la pena aprender a controlar y manejar para
nuestro bien, y no dejar que las malas acciones de otros o el descontrol nos gobierne y nos arrastre a la perdición.
Seguramente que ya hemos probado lo que se siente estar bien, y también de lo que es estar mal, y aunque para muchos o la mayoría es imposible mantenernos equilibrados, lo único que nos resta es procurar la estabilidad, o bien emprender todo aquello que nos encamine al buen fin, pues ningún barco sin buen capitán llega a buen puerto.