Oscar Espinoza Villarreal: Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto…
– Me pregunto si Donald Trump no ha sido víctima de lo que encierra este dicho popular chino y si aquel país oriental no habrá ya hundido uno (o varios) puñales en el cuerpo de los EUA. A juzgar por hechos recientes, me da la impresión de que así es. Tras un período de esa especie de calma chicha que ha caracterizado la relación EUA-China en tiempos recientes, es claro que la guerra comercial no sólo sigue vigente, sino que incluso se ha acelerado y permeado en otras agendas, impulsada por la pandemia.
El 29 de mayo, el Presidente norteamericano emitió una serie de declaraciones en las que acusaba a China de robar secretos industriales de sus fábricas (¿Un puñal?), y de tomar un mayor control sobre Hong Kong con la nueva ley china de seguridad (¿Otro puñal?). Por esta razón, Estados Unidos cancelaría el estatus privilegiado que antes daba a la isla. Esto se une a la decisión estadounidense de retirarse de la OMS “dominada por China”, y a la demanda para investigar el origen del coronavirus en laboratorios de China y su posible uso perverso por parte del gigante oriental (¿Otro puñal?).
Uno de los elementos en riesgo de esta escalada es la Fase 1 del acuerdo comercial con China. Este acuerdo, negociado en enero con la expectativa de concluir en estos meses, pretendía reiniciar la relación comercial después de dos años de conflicto. Trump señala que, si las condiciones del acuerdo, que incluyen la compra de bienes estadounidenses por un valor de 200 billones de dólares, no son aceptadas, éste se cancelará. Pero las declaraciones de Trump sobre la nueva ley de seguridad y la eliminación de privilegios comerciales con Hong Kong han llevado a que China solicite a las empresas de la isla detener las adquisiciones de productos estadounidenses.
Este conflicto impulsa un proceso más ambicioso de autonomía comercial y financiera en China. El contexto de la pandemia y del poco optimismo de los inversionistas sobre la recuperación de las manufacturas estadounidenses han debilitado la posición del dólar. Mientras que el descenso en la curva de contagios en China y la reactivación de sus cadenas de valor han fortalecido al yuan. En este contexto, China busca aprovechar sus inversiones en el despliegue de la red 5G y en una mayor conectividad de sus ciudadanos (¿Otro puñal?).
Una de las iniciativas de China para depender en menor medida de la economía estadounidense es la emisión de su divisa soberana digital e-RMB o Digital Currency Electronic Payment (DCEP), la cuál será la primera criptomoneda en ser adoptada por un Estado (¿Otro puñal?). Las pruebas de esta moneda comenzaron en las ciudades de Shenzhen, Suzhou, Chengdu, Beijing y Xiongan. El gobierno de este país ha desarrollado una aplicación para almacenar y usar la moneda. El objetivo es que opere exactamente como una moneda en el sistema comercial y financiero global.
La iniciativa de crear una divisa digital del Estado chino surgió a la par que los planes de Facebook para crear su criptomoneda; sin embargo, la red social no tuvo éxito con el proyecto. Pero China poseía un mercado de transacciones digitales más activo. El país ya ha abandonado la mayor parte del efectivo con el uso de las plataformas privadas Alipay de Alibaba, y WeChat Pay, propiedad de Tencent, los dos mayores ¬retailers de comercio electrónico.
El Banco Popular de China, el banco central de este país, no podía monitorear el flujo de efectivo en tiempo real en estas plataformas, así como monitorear Bitcoin, que se había expandido a gran velocidad en el país (70% de los nuevos bitcoins eran generados por usuarios chinos), lo que llevó a una propuesta de crear una criptomoneda oficial. Pero la tecnología tras la criptomoneda de China es diferente a Bitcoin. El registro de la blockchain de esta nueva divisa está controlado por el gobierno en vez de ser anónimo y no editable. En este sistema, los “mineros” de bitcoin que descifran las transacciones a cambio de una cuota no existen, Las transacciones no tendrán los retrasos asociados con este desciframiento realizado por las computadoras de terceros. Asimismo, su valor estará vinculado a la valoración del yuan y no se comercializará en fracciones.
Pero la divisa digital también busca ser la divisa dominante de la región, sustituyendo al dólar en las transacciones realizadas en Asia y África bajo su plan de inversiones global Belt and Road Initiative (que busca aumentar la presencia de inversiones chinas en 70 países de estas regiones) (¿Otro puñal?). Esta criptomoneda soberana, según palabras del gobernador del banco central chino, Yi Gang, es una alternativa a la liquidez en dólares y mitiga las disrupciones y las sanciones provenientes del exterior. Gracias a la estabilidad del yuan, China podría recurrir simultáneamente a los sistemas de compensación basados en dólares y la nueva divisa digital.
La ventaja de las criptomonedas es que permite que los pagos digitales no pasen por un banco que autorice la transacción. Asimismo, los bancos centrales podrían no necesitar respaldar sus monedas con reservas en dólares al tener una divisa con utilización más directa. Para Estados Unidos esto podría suponer una pérdida en el valor de su moneda y en la compra de bonos estadunidenses, junto con la afectación de varios bancos con sede en Estados Unidos.
Estados Unidos no ha buscado competir en el tema de una criptomoneda soberana. El debate de las garantías de privacidad de la Cuarta Enmienda de la Constitución estadunidense se centra en la posibilidad de que la moneda, así como otros elementos de la automatización en China, se conviertan en un instrumento de vigilancia estatal. Es posible que la nueva divisa digital sufra de esta falta de confianza al salir al mercado global a pesar de que busca ser transparente, pero posee un respaldo en una economía China cada vez más consolidada.
Ya veremos qué sigue en esta historia de puñales ocultos entre dos gigantes de la escena económica y política mundial, especialmente ahora que Trump no parece dispuesto a seguir apechugando.
Para leer columnas anteriores visite:
www.oev.com.mx