VÁMONOS ENTENDIENDO

ARENA SUELTA

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS

La vida no nos ha sonreído a todos de la misma manera, pues desafortunadamente esos papeles trascendentes que nos corresponde desempeñas, no siempre los aceptamos con gusto, y en más de una ocasión todas las frustraciones, que cargamos, como las profesionales o personales, hacen que nos comportemos de una forma reprobable, llegando a momentos tan tóxicos, en los que rencor y el odio nos alejan de la misma humanidad.

Resulta muy fácil, pedirle a la gente que sea amable, no es difícil, exigirle a alguien más que se dirija a nosotros con mucho decoro, si embargo y a reserva de que nosotros mismos lo podamos poner en práctica, es de suma importancia, usar la tolerancia, para que poniéndonos en los zapatos del otro, sepamos, que cada uno carga sus propias penas, y que no siempre es posible, ir con una gran sonrisa por la vida, que vivir es una tarea en la que hay subidas y bajadas, y que lo único que deseamos a veces es que se acabe la labor, que termine, el día, la tarde o la noche, para poder ir a meditar, a descansar o retirarnos a un lugar en el que podamos tratar o dejar pasar lo que nos aqueja.

Por mucho tiempo leí, y escuche que los problemas, deberían quedar fuera del trabajo, en la puerta del salón de clase o separado de la vida laboral, lo cual califico como una equivocación, debido a que no nos convertimos en otros, ni siquiera veo que pueda ser muy bueno tener que tragarnos las dolencias o afectaciones que podamos estar sufriendo solo para que los demás no lo vean o no se enteren, o porque debemos mostrar nuestra mejor cara.

Es preferible, dejar ir a descansar al empleado que pasa por un mal momento que obligarlo a que atienda al cliente con malestares o molestias.

Para rendir en lo que hacemos, no basta con producir mucho, sino que lo que produzcamos guarde la calidad que se debe.

Los cambios de ánimo, no tienen porque ser tan malos, si comprendemos que somos éste cumulo de emociones, que nos invaden, y que nuestra estructura es de cinco sentidos extraordinarios, que bien o mal buscan un equilibrio, pero que hay un contexto muy grande y variado que llega a jugar con nosotros.

Qué pasa cuando a una mecha le pones fuego, no acaso, comienza una flama que se apaga hasta acabar la pólvora, o el material que hace que prevalezca llameante. Pues pasa lo mismo cuando porque no nos agradó el trato que recibimos en algún

lado, porque alguien no estaba en su mejor momento nos hizo un gesto cualquiera, que no nos complació, y actuamos con la misma violencia que recibimos, olvidando que el fuego no se apaga con lumbre, ni el frio se acaba desnudándonos.

La sociedad esta ávida, de tolerancia, al mundo le urge el acuerdo, a todos los falta ponernos en los zapatos del otro para conocer, porqué se actúa de tal o cual forma.

No es matándonos como no vamos a entendernos, como tampoco creer que hace falta aplicar la ley que afirmaba que el ojo por ojo, era una cosa de justicia, y no son ideas que tengan vigencia cuando recordamos que entre los animales, el humano se caracteriza por tener razón, y gozar de libre albedrio, procurando el conocimiento.

Seguiríamos siendo changos y orangutanes, si no evolucionamos, si no comprendemos, los dolores, las necesidades y penurias de los otros, de los demás, y no es que tangamos que vivir en tristeza o sin animar a que el depresivo supere ésta condición o que el ignorante cometa fechorías, anteponiendo sus limitantes, pues no podemos olvidar que no nacimos sabiendo todo, que lo sabemos es solo una pequeña parte de lo mucho que hay por aprender en la vida, o que si acaso la vida nos permitió ilustrarnos, el aprender y conocer, no hace responsables de enseñar a los que carecen de conocimiento, pues no hay doctrina pedagógica que indique lo contrario.

Seamos solidarios con quienes no la estén pasando bien, recordemos que también hemos vivido esos momentos. Evitemos en lo más posible, no permitir que nos afecten otras personas nocivas, y mostremos fortaleza frente a los embates de la vida, no nos dejemos caer a la primera, ni tampoco tomemos tanta importancia a los mal intencionados, antes mejor, busquemos la calma, meditemos que hay de bueno en nuestro alrededor y con esos elemento, construyamos una vida diga para nosotros y los demás.