Arena suelta: ¿Oficios y solicitudes para qué, si podemos tomar calles?
Por: Tayde González Arias. Cuando la sociedad se organiza es imparable, para lograr esta organización desafortunadamente hace falta en la actualidad ser víctimas de alguna injusticia o idea que no conviene al grupo. De ese modo tenemos en la historia las más grandes organizaciones que le dieron patria, democracia y vida a naciones enteras, otorgando además beneficios como la elección de su gobierno y con ello estados de vida más óptimos, gracias a aquellos que envalentonados tomaron la voz y la fuerza para ser escuchados.
Muchos de los movimientos sociales también cuenta la historia de los pueblos, y describe el carácter de sus habitantes cuando se analiza el motivo que generó que se llevaran a cabo por el entusiasmo con el que se presentó, algo habría de ahorro en las cifras fatales si en muchas de estas ocasiones hubiera existido voluntad de los gobiernos, amplia negociación y entendimiento de lo que es posible y lo que resulta utópico de realizar en los pliegos petitorios.
Cuando los pies y la cabeza no funcionan bien, cualquier organismo cae, del mismo modo cuando los intereses son mezquinos, cuando se responde a interés político, ideas radicales o solamente al dinero, no hay lucha que represente ideales sanos. La historia humana se ha volcado entre la vida y la muerte por conseguir comida, agua y libertad; casos por supuesto en los que todo está más que justificado, pero cuando solo el líder busca un beneficio, cuando le pagan a un grupo de personas para llegar violentos a un edificio, para dañar el patrimonio, cuando se recibe efectivo para cerrar oficinas, incitar o actuar con violencia tácita e implícita, entonces ¿Qué habrá que esperar? Si no aplicación de la norma para la instauración del Estado de Derecho.
En la última década México(y otros países) han experimentado reformas que han denominado estructurales, entre otras cosas por la envergadura de su contenido para el desarrollo económico y bienestar social al ser aplicadas, muchas fueron las voces que clamaban cambios y exigieron mayores beneficios, en el caso de nuestro país algunas de ellas se adentraron a profundidad en el régimen fiscal, hacendario y de desarrollo social, producto de ellas ahora incremento en número de años necesarios para quienes aspiran a la jubilación, el nivel económico para obtener créditos, se dio respuesta en cierto sentido para que los que más ganasen más proporción de impuesto contribuyera a las arcas del Estado.
En las muchas de las reformas que se han aprobado se encuentran las respuestas a los conflictos en los que ahora vivimos, por eso es conveniente que al llegar la elección, el pueblo y sus habitantes consideren bien a quien le están dando el poder de decidir levantar la mano o no para la aprobación de lo que representara aumentos o descuentos, estabilidad o aceleración, trabajo o desempleo entre tantas otras circunstancias que nos están rebasando.
Si cuando se cumple la ley hay inconformidad, no esperemos que cuando eso no suceda el mundo guarde silencio. No se puede estar con Dios y con el diablo, pero si podemos interesarnos en los momentos correctos de la discusión y el análisis, tal es el caso del último tema que causó revuelo hace unos meses en nuestra nación sobre la seguridad interior, espero que usted sepa de lo que se trataba, y que quienes la aprobaron por supuesto la conozcan, de lo contrario pasara lo mismo que nos está sucediendo, es decir, sabremos de lo que ésta contenía hasta vernos en el conflicto de la aplicación. Lo que no es posible es que siga habiendo una ley federal, una estatal y reglamentos municipales que no cuadren, comenzar por la armonía jurídica y que como toda buena ley, nos permita hacernos sentir que todos somos iguales y que no hay muchos mexicos sino uno solo, y que la norma que se aplica tanto para educar, sancionar o juzgar desde el Mar de Cortés, el Golfo de México, el Pacífico y el Caribe es la misma, como igual es garantizar los derechos de la libertad y pacífica manifestación, o de quien en su atribución exige la liberación de vías federales de comunicación, solo por ejemplificar.
Las premisas son claras como lo son las necesidades, si exige buen pago ofrezca buen desempeño, si no desea que se le jalonee no lo haga, respete como autoridad los protocolos de actuación y no olvide que así como se encuentra la fuerza en un tolete la actualidad muestra que en una voz también hay fortaleza, no nos debemos confundir a la hora de manifestarnos pues hemos de identificar la razón y causa fundada, es preciso también dejar ser simples ovejas que hacen caso al bravo can, antes consideremos en primera posibilidad de presentar la inconformar a la instancia correspondiente y siempre salvaguardando la integridad, agotemos el dialogo, no olvidemos que lo que tenemos frente a nuestra persona y que recibe la inconformidad casi siempre en la burocracia, es otra persona que igual que todos siente; (aunque puede que no parezca), teme, ríe y llora, por lo que no estamos con otras especies sino el mismo hombre y la mujer cuya familia en casa espera.
Inconfórmate de lo que afecta y apoya al que sabes que le afectaron, se buen acompañante en la lucha del dolor ajeno, y como autoridad actúa con la cualidad estricta de garantizar la integridad de un o muchos ciudadanos. No vayas al frente en donde no conozcas el fondo, no te pongas al tu por tú con cabezas necias, esperen todas las partes a la solución y el mejor momento para la negociación, habrá que recordar que la felicidad es cosa de uno, pero construida por la armoniosa colectividad y que para vivir en paz no siempre se tiene que ir a librar batallas a los mas terribles campos.