El equipo

El equipo

Arena suelta

Por Tayde González Arias

Se dice que cuando se gana, el triunfo es de todos, pero cuando se pierde, la derrota es de uno, sin embargo, siempre hay responsables de tomar decisiones, y las mejores decisiones tienen buenos resultados y viceversa, por lo que se requiere madurez para aceptar los errores, pues se debe estar preparado para perder, pero sobre todo y más para perder.

Los que hemos estado dentro o siendo parte de algún tipo de competencia, estamos más seguros de la derrota que del triunfo, pero dado que el esfuerzo, la disciplina y la esperanza hacen una triada perfecta para alcanzar los más difíciles logros o metas somos muchos los que no escatimamos en poner “toda la carne al asador” para ser lo que queremos y hacer lo que deseamos.

Mientras lo que se busque sea lícito, mientras lo que se quiera alcanzar sea de beneficio social es y serán aplaudibles cualquiera de los esfuerzos por alcanzar un puesto o por llegar algún cargo público, de otra manera no se puede aceptar ni permitir que siga vigente o con vida y en la práctica la vieja frase que se le atribuye a Nicolás Maquiavelo que dicen que dice que “el fin justifica los medios”

Los equipos o grupo de personas que requieras o que se integre ya sea por paga o por afecto a tus proyectos y metas, deben identificar quién es el líder, y lo deben hacer con la claridad del por qué y para qué se trabaja, así como de los pensamientos de quien lleva el timón del proyecto, es decir el hombre o la mujer que siguen, y tener la confianza de que les llevará a buen puerto.

Todos quisiéramos tener al equipo más capacitado o profesional para desarrollar de mejor manera las labores o tareas que requerimos, ya sea como líderes de un proyecto e incluso como directores en alguna área, sin embargo, dado que el mundo está lleno de personas con historias diversas, bajo condiciones paupérrimas para poder seguir viviendo, es decir, con algún problema económico, o de bajos recursos, de algún asunto delicado de aprendizaje o algún tipo de discapacidad, no se trata de tener a los titulados o graduados o los eruditos y sobresalientes, sino a los leales, los sensibles y entregados al sueño que se vuelve compartido.

Cuando la gente cree en ti o tus intenciones, adquieres los compromisos de no quedarles mal, es decir la de no traicionarles, no mentirles y no dejarles solos, pues no es de un buen hombre sólo pedir, exigir y recibir apoyo o solidaridad y en cambio ser egoísta y no entregar lo mismo.

El amor con amor se paga, y tan rojo es tu corazón como el de los demás, así que así como tú necesitas una mano amiga, los demás también quieren de ti, tu apoyo, seas o no líder, o si lideras alguna causa mucho es el compromiso que tienes con los que tienes cerca y los que estén lejos, ¡no les quedes mal!

No hay edad para los integrantes de un equipo, salvo que los menores tengan el permiso de sus tutores, todos los cerebros aportan con sus pensamientos y cada brazo suma a jalar con fuerza recia o suave a las causas a las que se integren, lo que si vale la pena es aclarar que no se puede ser o estar en lo tibio, porque en las causas se están o no, se apoya o no, se es parte o no, pero no debemos permanecer o dar tiempo o tareas a quien no está seguro de estar ahí de ser parte del grupo o la manada.

Dado que siempre estamos en la búsqueda de vivir mejor, de tener un mejor pago o adquirir mayores y mejores condiciones de vida, están los ingratos que son capaces de vender su alma al diablo como vulgarmente se dice, con tal de tener lo que quieren y a ese tipo de gente los tienes en tu equipo, de ellos te diría que te cuides, pero dado que la leche se corta sola, también hay que darle tiempo al tiempo y dejar que sólo se quede quien merece estar y se vayan solos los que no tienen de leales ni una pringa de lluvia.

Seguramente usted como yo, estamos orgullosos del equipo que hemos formado, también de los equipos de los que formamos parte y sabemos que cuando nos mueven cosas buenas, sentimientos sanos y causas justas. Y dado que la vida sigue hemos de ir creando y siendo parte agrupaciones con buenos corazones, con razón y sensatez, que permitan e inciten a que germinen las plantas del bien y se coseche prosperidad social.