UNA MIRADA AL UNIVERSO Y A SU AUTOR (XXIV)
UNA MIRADA AL UNIVERSO Y A SU AUTOR (XXIV)
Contemplando la Creación P. Ángel Espino García
1.- Cuentan que un día Cristo preguntó a San Juan de la Cruz. Oye Juan: me gusta lo que hablas y escribes de mí. ¿Qué regalo quieres a cambio? Y Juan dijo: dame sufrimientos y paciencia para soportarlos. Y le llegaron en cadena: calumnias, chismes, cárcel, le quitaron sus cargos y lo expulsaron de la comunidad. Sufrió la flebitis y la erisipela. El superior le propuso dos conventos para pasar los últimos días de su vida. En el primero, el superior lo quería mucho y en el otro, llamado Úbeda, lo aborrecían. Juan escogió el segundo para sufrir más. El superior no lo quería y le echaba en cara la comida. Le quitó al enfermero que lo cuidaba y no le permitió recibir visitas. Juan todo lo soportó por amor de Dios.
2.- ASÍ EN LA VIDA. Como Juan de la Cruz, debemos pedir fe y paciencia a Dios para trabajar para su gloria y no para quedar bien. La paciencia es una virtud que nos permite soportar las dificultades sin quejarnos ni murmurar, sino mantener la fe y la serenidad
ante cualquier problema, pues hay obstáculos en cualquier obra buena que se emprenda.
3.- LA TIERRA Y LA LUNA. La Luna es el objeto más grande en el cielo nocturno de la Tierra. Su gravedad mueve el agua de nuestros océanos con las mareas. La vida en la Tierra ha evolucionado para adaptarse a la luz de la luna, a las mareas y al ciclo lunar. La luna es el único planeta que ha sido pisado por el hombre. La luna rota en sentido contrario al de las agujas del reloj y tarda lo mismo en girar sobre su propio eje que en rodear la Tierra. Por eso vemos siempre su misma y nunca la cara oculta. Entre los años 1969 y 1972, seis naves tripuladas hicieron un recorrido de 3 días para llegar a la luna. Las naves, a los 70 mil km de la Tierra hacia la Luna, alcanzan el punto de gravedad neutra, y a partir de allí, la gravedad de la Luna atráe a las naves a su órbita. La gravedad de la Luna alarga el día de la Tierra, media hora cada cien millones de años. Dice la Biblia: “¡Señor, soberano nuestro! Tu nombre domina en toda la tierra. Tu gloria se extiende más allá del cielo. Cuando contemplo el cielo obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder? Señor soberano nuestro, ¡Qué admirable es tu Nombre en toda la Tierra!” (Salmo 8)