UNA MIRADA AL UNIVERSO Y A SU AUTOR (100)
UNA MIRADA AL UNIVERSO Y A SU AUTOR (100)
Contemplando la Creación P. Ángel Espino García
1.- Un día los coyotes inventaron mentiras para atrapar al rebaño. Varias veces lo intentaron, pero los perros defendían a todas las ovejas. Un día los coyotes contrataron al mejor orador político para convencer a las ovejas que corrieran a los perros, pues eran el obstáculo para tener buena amistad entre coyotes y ovejas y vivir en paz. Fue tan convincente la voz del orador, que la mayoría de las ovejas le creyeron. La oveja mayor convocó a una votación general. Contaron voto por voto y casilla por casilla. La mayoría decidió que no necesitaban de los perros, los cuales se fueron tristes a su casa. Al día siguiente las ovejas comían en la pradera y los coyotes al ver que no había perros, fueron al rebaño e hicieron lo que quisieron: mataron y comieron lo que quisieron. Conclusión: “En la democracia, no siempre las mayorías tienen la razón”. Más vale un buen cerebro que cien burros o
cien borregos. El ejemplo está en varios países.
2.- LA PALABRA DE DIOS.- “Ustedes, que se creen grandes señores, ¿Hasta cuándo ofenderán mi honor? ¿Hasta cuándo buscarán lo que no tiene sentido y lo que es falso? Sepan que el Señor prefiere a quien es fiel y al que me oye cuando lo llamo. ¡Tiemblen y no pequen más! (Salmo # 4, 2-4)
3.- CARTOGRAFÍA DEL UNIVERSO.- En los últimos 50 años, los cosmólogos han cartografiado el Universo con un detalle cada vez mayor, y esto les ha permitido ver diferencias y semejanzas en el espacio y descubrir enormes distancias y estructuras. Según el principio cosmológico, en las escalas más grandes, el Universo es igual en todas partes. La materia se distribuye de manera uniforme y sigue las mismas leyes. Es al mismo tiempo homogéneo, o sea igual estemos donde estemos y también es isotrópico, o sea igual en cualquier dirección en la que miremos. Esto significa que lo que se ve en un área del Universo, es probablemente igual en todas partes y solo hay que aumentar la escala. ¡Quién como Dios!