TAYDE GONZÁLEZ ARIAS. ARENA SUELTA: EL SOL, EL CIELO Y LAS ESTRELLAS.
Las elecciones en Michoacán, han tomado un rostro poco conocido, por no decir desconocido y es que si bien es cierto que cada proceso electoral tiene sus peculiaridades, la verdad es que cuando arrancan las campañas y no todos los partidos tienen sus candidatos, o bien los que resultan triunfadores en las internas no representan a la inmensa mayoría de sus institutos políticos se vive una vida política interna llena de sospechosismos, y de intrigas en donde el principal ganador es la indiferencia.
En abril 19, del año que corre, dieron inicio las campañas para las alcaldías y las diputaciones locales, días antes, ya habían comenzado abiertamente los eventos proselitistas para la elección a diputados federales y gobernador, pero el piso no estaba parejo y la disparidad inicio desde las reglas que dictó cada partido político para elegir a sus abanderados.
Resulta extraño que, aunque tengamos un Instituto Nacional Electoral, existan institutos políticos que tengan sus propias figuras que no son, cuando menos en nombre iguales a los que establece la ley. Como si la vida política del país tuviera que responder al capricho de cada quién, y cuándo no hay disciplina y respeto por la ley en lo federal, menos se podrá en lo estatal o local.
En la entraña de la política mexicana posiblemente se encuentren las respuestas a todos los males que en ésta encontramos, pues desde el desgano que debería superarse por la participación, hasta las prácticas hipócritas en las que los ciudadanos reciben todo de todos,(que sin ningún problema podría ser una acción aceptable), repitiendo a todas y todos que cuenten el él o ella, inicia una mentira interminable en la que posiblemente gane el votante pero el grado de honestidad y transparencia desaparecen.
El tiempo de campañas es posiblemente la temporada en la que más de muestre la mentira y el engaño, y es que con tal de ganar se promete lo imposible, aquello que no sólo no está dentro de las funciones de un funcionario, sino que además, no alcanza para el logro de esas metas, sin embargo son dos caras de la moneda , porque no sólo engaña el que pide que le voten, sino el que va a votar, pues a lo largo de éste tiempo hay quienes cazan candidatos y de todos reciben y a todos le piden y por todos dicen estar, pero a la hora de la elección son capaces en conciencia (si es que así se le puede llamar), no sólo de no acudir a votar, o cancelar el voto, sino que hasta votan por ellos mismos.
El origen de la democracia nunca estará más allá del sujeto, del votante, del elector, pero cuando se contamina por creer que es más listo engañando a todos, el principio de libertad se mancha, y el libre albedrío se ciega, pues no más listo, ni más cuerdo el que dice sí a todos, pero sabe que no le cree a nadie.
El mal de la democracia mexicana sigue siendo el dinero, como lo es en el resto del mundo, pero como a billetazos se compra la despensa que acabar con el hambre y se comprará el techo que evite las goteras, entonces, nos tendremos que seguir aguantando con esas mujeres humanos que lleguen a cobrarse lo que les costó la campaña de un mes y medio o dos meses, en tres años.
Si el votante no se define, si el elector se vende, si sigue incurriendo en decir, sí a todas y todos los candidatos, entonces incrementará la hipocresía y tendremos una democracia hipócrita. Y si los que se postulan siguen siendo los que compran la candidatura y la voluntad ciudadana entonces la democracia será comprada, pero una vez, que seamos libres y actuemos con conciencia y en apego a nuestro pensamiento, entonces seremos libres de vida y de democracia.
Cuando la democracia mexicana, exigen del mexicano mayor de edad, un avance, él mexicano se sigue dejando engañar y el pueblo permitiendo que le impongan candidatas y candidatos que poco o nada saben o sienten de las necesidades del pueblo, cumpliéndose aquel viejo dicho que dice que no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre.
Por lo pronto, no se vislumbra en los pueblos de michoacanos ni en México, que el que gane sea el ciudadano pensante, sino el que se vende, ni el que lucha con la pobreza y antes que lujos prefiere vivir con orgullo, sino que es más fácil vender su necesidad al que le dá más, y mentir a todas aquellas y aquellos que les dicen que les bajaran el sol, el cielo y las estrellas.