POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS POLÍTICA Y POLÍTICOS
ARENA SUELTA
Nada se puede lograr por sí solos, siempre hace falta la mano amiga, el trabajo en equipo, la colaboración colectiva. Aprender a delegar responsabilidades, debería iniciar pronto, para no generar adultos que embestidos en la soberbia consideren que nada puede estar bien hecho si no lo hacen ellos mismos. Del mismo modo, saber lo importante que es la integración grupal y que conforme a las cualidades que de manera natural tenemos cada uno se puedan repartir las tareas, generaría que existirá una repartición en el trabajo de tal suerte que nadie tuviera que sentir más o menos, ni el jefe o el peón, sino parte del gran engranaje en el que cada pieza vale por sí misma.
En el ejercicio del poder, especialmente en el público, encontramos a los déspotas que creen en la eternidad de un puesto o un cargo, de ellas y ellos no hay mucho que aprender, salvo a no ser como ellos, y a confirmar que hay cargos que no están diseñados para cualquiera, pues cuando se abren para ser ocupados por gente sin escrúpulos, además de la corrupción y malos tratos a la sociedad, encontraremos lo más sucio de la política.
Debe preocuparnos a los mexicanos, que cada vez son más los que no creen en la política, pues debido a los malos manejos y a los enriquecimientos que llegan a tener de buenas a primeras muchas y muchos que se desempeñan o desempeñaron como presidentes, gobernadores, senadores o diputados, el valor social de representar las causas más justas o de legislar por el pueblo se desvanece.
La preocupación del desdén, la desatención o la falta de interés por la vida política de un pueblo, no solo aleja a los votantes de las boletas electorales y las casillas, sino que hace que los que gobiernen lo hagan con la mínima aceptación indispensable, de tal suerte que no están representados realmente todos los grupos sociales y por supuesto el final será catastrófico porque no existirán políticas reales o cercanas a la respuesta de los problemas más profundos que nos aquejan, entre los que se encuentran la inseguridad, la pobreza o el desempleo.
La democracia mexicana es muy cara, porque es muy costoso todo el proceso que se lleva a cabo para recibir un voto en una casilla, por eso deberíamos entendernos más en los cargos de elección que se disputan, porque ese dinero del que viven los partidos al que llaman prerrogativas, o los dineros que reciben cuando van a campaña, es dinero de todos, es el producto de nuestros impuestos y la causa de que la vida en México sea tan cara.
Parece curioso pero hay quienes agradecen que existan diputados por mayoría relativa, es decir esos pseudo representantes populares, por los que no votamos de manera directa pero que según el número que obtiene cada partido, así mismo les toca tener escaños asegurados en las cámaras de diputados y senadores, aunque nunca les veamos sus caras, y por lo tanto no sepamos quienes son, aunque sus defensores llegan a argumentar que son los tecnócratas, los que le saben a la técnica legislativa, como dando a saber que se trata de los salvadores del país, lo que desde luego no es cierto y a todas luces es uno de los errores del sistema político mexicano.
Tanto el número de diputados de elección popular como proporcional y de los senadores deben disminuir, así como sus salarios y prestaciones de tal suerte que esos recursos vayan a parar a las causas justas y nobles que una nación como la nuestra siempre tiene, y de las nunca sale.
Hagamos equipo para no permitir que lleguen a sentarse a ningún cargo de elección popular los que no lo merecen por no representar la sensibilidad social ni el conocimiento de la problemática del pueblo. Hagamos frente a las imposiciones para que la suerte de nuestros pueblos quede en las mejores manos y las mentes más brillantes, que junto a un cúmulo de valores quien lleve el liderazgo sea alguien de buen corazón y de buenas costumbres, sacudiéndose de los pillos que elección tras elección han venido a repetirnos la receta de entrega de despensas, de apoyos y demás beneficios que duran una semana, un momento, un me so un año, y nos han robado en nuestras barbas y han saqueado el pueblo
No permitamos más abusos, no dejemos de ir a las urnas, ni tampoco permitamos que nos compren, porque si lo seguimos haciendo, no avanzaremos y nos tendremos que conformar con los malos servicios que recibimos, con las malas condiciones de nuestras vialidades, dígase calles o banquetas (si es que las tenemos). Recordemos que la justicia es darle a cada quien lo que le corresponde, por eso demos el desdén a los que con sus malos manejos nos han despreciado y premiemos a las mujeres y hombres que con su palabra hacen el cambio y con sus acciones el progreso.