Por Tayde González Arias. Arena suelta: La oratoria es la puerta de las oportunidades
La necesidad de comunicarnos es inherente al ser humano, sin embargo, para pulir esta práctica humana se requiere de lectura constante, con el propósito lograr una comunicación eficaz y efectiva.
Si aún no conoces lo exquisito que es saber hablar con propiedad, debes descubrirlo, pues, aunque todos hablamos muy pocos son quienes saben endulzar el oído con sabias palabras y argumentos bien fundados.
Si se nos dotó de capacidad para hablar, bien vale la pena aprender a hacerlo cada vez mejor. Es por ello que la oratoria cobra un valor incalculable, una vez que es mediante el habla que nos damos a conocer, lo que hará que se acerquen a nosotros o se quieran ir o apartar.
La oratoria nos abre puertas, pero también nos las podría cerrar, pues, así como encontramos personas agradables en su habla, también las hay que dejan salir su ira o coraje por la boca. Debemos ir por la vida capturando palabras sabias y hacerlas parte de nuestro lenguaje cotidiano, atrapemos la dulzura del buen decir y permitamos que permanezca en nosotros, pero sobre todo actuemos en congruencia, para que todo, cuanto digamos, concuerde con lo que hacemos, sobre todo si se trata de cosas buenas.
Algunos aprendemos hablar desde muy pequeños y otros lo hicimos más grandes, como sea que haya sido no debemos dejar de aprender, pues nunca es tarde para que, aunado a la buena respiración, una correcta modulación y dicción sepamos dirigirnos a los demás.
La vida cobra un sentido especial, cuando nos dirigimos a los demás con propiedad por eso el orador o la oradora, debe pulir su lenguaje con la constante lectura de la poesía, de las novelas, los cuentos o hasta las leyendas. Pues siempre es satisfactorio estar de cerca escuchando a quienes saben tomar los libros en una charla, y pueden llevarte a otros mundos, a vivir amores verdaderos, o llorar en medio de un drama.
Definitivamente que la oratoria nos permite ser parte de un grupo selecto de personas que querrán que les guiemos o enseñemos, pues hay muchos que son expertos en alguna rama, pero cuando se trata de mostrar esas habilidades se llegan a quedar pasmados o mudos, por lo que si le tenemos algo de valor a compartir, debemos aprender a hablar para no quedarnos con conocimientos muertos, si no que divulguemos y compartamos lo que somos o sabemos, de tal suerte que le demos sentido a la vida y brillo al habla.
Hablar es bueno, pero es mucho mejor si lo que sale de nuestra boca tiene el tono correcto, de tal suerte que escuche el que tengamos más retirado, pero no tenga que taparse los oídos quien este muy cerca, la boca es un instrumento que puede besar las mas bellas frases, y debe alimentarse con noticas frescas, textos de nuestro agrado y libros básicos para entender la vida.