POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS. ARENA SUELTA: LA BURLA
La burla por defectos físicos es una conducta más que reprobable, debe ser condenatoria hasta su eliminación, y aunque posiblemente eso no llegue a pasar, si es necesario mencionar del grado de madurez que debe tenerse para hacer mofa de lo que incluso pueda constituir una enfermedad que haya alterado el aspecto físico de alguien. Cuando hace falta la confianza, afectan enormemente los dedos de muchas manos señalando acompañados de risas burlonas, que llegan a un acercamiento animal casi sin diferencia (guardando las proporciones).
No hace falta distraer la vista en búsquedas de lo que podemos considerar los defectos del otro, nos es tan fácil hacer comentarios despectivos de lo que para algunos no es agradable llegando al extremo violento de hacer señalar o fomentar que otros se adhieran a la conducta intolerante que agrande lo que nació para mal y morirá con el mismo fin. Que mente puede llamarse sana si se atreve a sentirse ideal, puro o casto y ve al otro u otros despectivamente, no solo con desagrado, sino que se llegan a volverse incitadores de burlas.
Los hogares sin duda deben ser los sitios en donde se comience con clases serias, formales del respeto a los demás, la escuela debe reforzar el compañerismo y estricto apego a la pluralidad, pues mientras se abuse del pequeño por su tamaño, del niño o niña con pecas por haber nacido así, o del más alto, con mayor peso por gusto o por alguna alteración metabólica, o no se reduzcan los grados en los que sufrimos estos problemas, seguiremos teniendo tareas pendientes en los libros de texto, en los planes de estudio, pero sobre todo en cada hogar que habitamos.
Hace falta entendimiento entre todos, pero sobre todo respeto y amor por nosotros, para denunciar abusos y abusadores, así como tiempo para que no tengan que seguir poniéndonos en los estados y países que otras naciones no recomienden visitarnos, pues los índices de violencia, los muertos, los acribillados tuvieron orígenes simples, de diferencias y carencias que de haber sido tratados o atendidos seguramente en otras condiciones nos encontráramos.
No podemos permitir distraernos o gastar el tiempo para burlarnos, para comparar por alguna características que consideremos diferente, antes tendríamos que abrazar la diversidad, que comprender que la comunicación tiene como finalidad el acuerdo, que si alguien nos rebasa en estatura, en dedicación al estudio, o está un poco más bajo, es por su propia historia genética, por su vida y es su estado, lo que no le hace más o menos que todos, pero sobre todo algo que no debe importarnos a la hora de integrarnos, vivir juntos y bien formados.
Es increíble el modo en que se llegan a ensañar desde niños jóvenes y ancianos para burlase de los demás, sin antes haberse mirado, y detenidos frente al espejo reconocer que todos somos genéticamente hablando y en especie hermanos, igual para trabajar, amar y vivir como humanos y dejando atrás o borrar lo que encontramos por todos lados. Pues ya sea en el internet dentro de las redes sociales que en los periódicos en los que encontramos además de memes y cartones, alteraciones de imágenes, ediciones para mal comparar, afectar y desinformarnos.
La libertad debe ser bien aplicada cuando se trata de respetarnos, y no se puede justificar para hablar de expresarnos, pues ser una figura pública no evita ni separa del sentir, llorar o reír como todo humano lo hace, ya sea una persona en particular, o un grupo con quien con quien no compaginemos suficiente, pero antes de querer violentarnos, sería mejor separarnos y de forma respetuoso dejar hacer y dejar pasar sin afectar ni que nos afecten. Y es que, es más que de bajo argumento en tiempos de elección, por ejemplo, burlarse de los lunares la nariz o el cabello, pues los candidatos, mientras los representantes postulantes y/o en su caso triunfantes se dirijan con lealtad, honradez y apego a las solitudes del pueblo, no encuentro porqué tener que hacer o permitir que salgan risas de simplezas personales que agraden o nos son cosas y temas intrínsecas, unipersonales y de sin mayor miramiento no afectan los fines sociales.
Hoy es tiempo, no mañana ni pasado de comenzar a mirarnos todos iguales con nuestras diferencias, madurando en la libertada dada para arroparnos, no solo en las desgracias o las tristezas que tenemos si no en cada momento en que vivimos, en lo también debemos abonar es en conocernos más, pues somos más que cabellos, incluso más que unos ojos, o lo que por fuera se ve, pues en cada una y uno de nosotros vive un ser con capacidad de amar antes que promover odiarnos.