«Los mexicanos somos águilas reales, no aves de corral»
«Los mexicanos somos águilas reales, no aves de corral»
Arena suelta
Por Tayde González Arias
Los discursos que polarizan los encontramos por doquier, y pululan en éstas fechas de campañas disfrazadas de precampañas o recorridos por el país, de meros actos anticipados que contravienen la ley electoral. Esto no sucede sólo con un o por un partido político, sino por casi cualquiera que con ápice de poder o con ínfulas de grandeza desea o quiere ser Presidente.
Para muestra a continuación dejo un discurso que anda circulando en redes sociales de un ex actor y galán de telenovelas, el quien segrega, incita al voto a conveniencia y apoya ideas que están desfasadas de la realidad social:
Querida familia.
Les saluda Eduardo Verástegui.
Estamos a un año de las elecciones 2024 (veinte, veinticuatro) donde los mexicanos no solo tendremos que elegir a nuestro próximo presidente. Ese día, vamos a elegir entre dos caminos, o más bien yo diría, entre una brecha y una vía.
La brecha, la misma de siempre. La que ya conocemos, en donde cada 6 años escuchamos los mismos discursos, contando los mismos problemas y las mismas promesas de soluciones que no funcionan.
Transitamos en un mundo complejo, desigual y velozmente cambiante, donde los políticos profesionales se pulen y confeccionan en un modelo obsoleto que no logra solucionar problemas, pero sí, si conservan el poder.
Así es como elección tras elección el fracaso se re etiqueta, se re contra y se repite la misma brecha de siempre, donde se delinque y no pasa nada, donde todo lo malo es culpa del pasado, donde se nos dice que “ya mero llegamos”, pero en realidad vamos hacia atrás.
La clase política tradicional no ha sido capaz de solucionar los problemas que México sufre desde hace décadas pero sí de agravarlos; hoy tenemos en México más corrupción, más violencia, más pobreza, las medicinas no llegan a quienes más las necesitan y los mexicanos siguen migrando a Estados Unidos en busca de un sueño que muchas veces, tristemente se convierte en una terrible pesadilla, los mismos de siempre no solo han destruido la economía, el medio ambiente y los empleos, sino que ahora también quieren destruir la institución de la familia, acabar con nuestros valores y pervertir a tus hijos.
Han querido destruir nuestra esperanza.
Ahora quieren destruir nuestra fe.
Sacando a Dios de nuestros hogares, de nuestras escuelas y de nuestra vidas. Nos han robado la riqueza material de México y ahora quieren robarnos el alma, ¡No lo vamos a permitir!
Recordemos, hay dos caminos.
El camino de los mismos de siempre haciendo más de lo mismo o el camino de la innovación, de la seguridad, del crecimiento. Dónde se apuesta la grandes ideas que nos llevan al México grandioso que, todos queremos, construyamos juntos el sueño mexicano.
Los mexicanos somos águilas reales, no aves de corral como nos lo han querido inculcar, ¡No! De ninguna manera, de brinquito en brinquito no vamos a llegar a ningún lado, volemos alto como las águilas que somos.
El cielo, el cielo es el límite. Seamos grandes soñadores.
Yo sí sueño con un México que le permita a Dios ser el centro de nuestra nación, yo sí sueño en el día en que ningún migrante tenga que irse de nuestro país por necesidad o falta de oportunidades, yo sí sueño con un México seguro y sin violencia donde los padres de familia no teman por la vida de sus hijos, yo sí sueño con un país donde reconozcamos que todos somos iguales en dignidad y se respete la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Defendamos la vida de todos, la vida de nuestros hermanos en situación de calle, la vida de los niños víctimas de trata para explotación sexual, la vida de los jóvenes que sufren de adicciones, la vida de los que fueron falsamente acusados y están en la cárcel privados su libertad y son inocentes, la vida de los enfermos que no tienen para un tratamiento adecuado, la vida de las mujeres maltratadas y la vida de los ancianos abandonados en asilos y que están muriendo de tristeza porque ni su propia familia, van a visitarlos. ¡Ponte en sus zapatos! y por supuesto, defendamos la vida de los más vulnerables, los más pequeños; me refiero a la vida de los bebés que se encuentran en el vientre de sus madres y corre el riesgo de ser abortados. Si toda madre tuviera el vientre de cristal, ninguna abortaría por qué vería el milagro que lleva dentro.
Que no se nos olvide, México se gesta en los vientres de sus madres, queremos que México viva y no que muera, que vivan todos, nadie está de más, nadie sobra, nadie descartado.
Todos cuentan, todos suman, todos aportan.
México, México alcanza para todos. Todos estos sueños se pueden realizar si tomamos el camino correcto y trabajamos juntos, porque juntos somos más fuertes y con esa fortaleza, volveremos a hacer de nuestra patria un mejor lugar para vivir.
¡Viva México!
La pieza de oratoria de éste actor religioso la termina con la V de victoria, con una clara alusión a su interés por intervenir en la vida política del país, y se contrapone con las libertades que han costado mucho su reconocimiento, como el derecho a elegir en nuestro cuerpo, o la libre decisión que incluso reconoce la Constitución Mexicana.
Lo único que se desea frente a los embates publicitarios parecidos a éste es que la audiencia se encuentre libre para elegir, capaz para decidir y crítica para no aceptar lo que viene de alguien que se avergüenza de quien es o ha sido y se cura en salud o esconde sus culpas tras lo religioso.