Los costos de la reforma eléctrica son impagables
Los costos de la reforma eléctrica son impagables
Mariana Campos, coordinadora del programa de Gasto Público en México Evalúa, participó en el Parlamento Abierto para discutir los costos económicos y el impacto financiero de la propuesta de Reforma Eléctrica.
¿Por qué consideramos que esta iniciativa debe ser rechazada, en los términos en que ha sido presentada? Aquí algunos de los argumentos presentados:
La reforma no fortalece a CFE y no resuelve los retos del sector. Además, no hay dinero público que alcance para pagarla, porque supone un grave retroceso en el desarrollo económico del país entero.
La reforma busca poner en marcha el viejo modelo de generación eléctrica en un contexto en el que la transición a energías limpias y renovables es urgente; busca reinstalar un
cuasimonopolio estatal que dejó de ser oficialmente viable hace 30 años por ser insuficiente. Hoy, los privados ya generan 62% de la energía eléctrica a nivel nacional, pero la actual reforma busca reducirla de tajo al 46% pero sin claridad en los términos de su participación.
Propone cancelar contratos de participación privada, y esto derivará en litigios y en el pago indemnizaciones valuadas en más de 60 mil millones de dólares, 20% del PEF por contratos cancelados de facto. Esto se traduce en destrucción de valor.
Los privados actualmente generan electricidad a un costo dos veces menor al de la CFE. No hace sentido producir electricidad a un mayor costo cuando se puede producir a uno menor.
Aumentar la participación de la CFE elevará el costo del servicio eléctrico que los ciudadanos pagaremos sí o sí: ya sea con mayores tarifas eléctricas o, si éstas se mantienen estables, a través del subsidio que se paga con recursos que provienen de nuestros impuestos.
Es un contrasentido que México, con un gobierno crónicamente pobre, dedique tantos recursos al subsidio eléctrico. Hoy, México recauda el equivalente a 16.2% de su Producto Interno Bruto, cuando el promedio latinoamericano es de 23.1%. Por eso, sin importar el partido en el poder, tenemos un gobierno que tiene muy poco dinero para invertir.
El costo de oportunidad del recurso público es enorme. Cada peso que se destina a subsidiar la electricidad, es un peso que deja de utilizarse en educación, salud, seguridad y otras necesidades apremiantes.
La reforma, más bien, debería ampliar y no limitar la generación de electricidad. Habrá mercado suficiente para los privados y para la CFE, pero la empresa estatal debe seguir ofreciendo valor económico y estar dispuesta a competir.
¿Cómo puede competir mejor CFE? Mejorando su costo-eficiencia, invirtiendo más, identificando modos sostenibles para capitalizarse como la emisión de acciones, compartiendo riesgos con los privados en lugar de eliminarlos y reanudando las subastas.