La vitamina D está directamente vinculada con los resultados de COVID-19
Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola.-Datos comprobados
HISTORIA EN BREVE
-Un análisis de registros médicos reveló una relación directa entre los niveles de vitamina D y la gravedad de la enfermedad en personas que padecen SARS-CoV-2
- Las personas de piel oscura son más propensas a presentar deficiencia de vitamina D. Esto puede ser un factor importante en las tasas más elevadas de enfermedad y mortalidad por COVID-19
- El Reino Unido ha recomendado la suplementación con vitamina D durante esta pandemia, ya que sus habitantes no reciban cantidades suficientes de esta vitamina a través de la luz solar; sin embargo, los Estados Unidos se sigue enfocando en el desarrollo y producción de vacunas y medicamentos
- Las necesidades de vitamina D varían en cada persona, por lo que es importante evaluar los niveles para determinar la cantidad de vitamina D3 que se debe de consumir
La evidencia científica que demuestra que la vitamina D es un factor crucial para la respuesta inmunológica y para combatir infecciones.
En el siguiente video, Ivor Cummins, bioquímico y director de programas de Conciencia sobre Enfermedades Cardíacas, explica cómo es que la vitamina D puede reducir el riesgo de tener un resultado negativo de COVID-19.
También destaca algunas de las condiciones relacionadas con la deficiencia vitamina D, tal como la falta de exposición al sol, la resistencia a la insulina y los altos niveles de inflamación.
En 2017, se publicó una revisión de ensayos aleatorizados, doble ciego, controlados con placebo que usan vitamina D2 o D3 en el BMJ. Los datos revelaron que los suplementos de vitamina D son «seguros y protegen contra la infección aguda del tracto respiratorio». Encontraron que las personas con una mayor deficiencia experimentaron muchos beneficios cuando los tomaron.
Estoy más que emocionado de anunciar un nuevo estudio realizado por GrassRootsHealth, una organización que hemos apoyado durante más de 13 años. Muchos de ustedes han ordenado su prueba de vitamina D, y el dinero recaudado se utilizó para hacer este ensayo clínico que podría cambiar la estrategia de tratamiento del COVID-19.
El 3 de abril del 2020 se anunció un ensayo clínico que investiga la eficacia de la vitamina D para combatir el COVID-19. Días después, Mark Alipio publicó una carta con datos de un análisis de 212 personas con COVID-19 que tenían niveles séricos de 25(OH) D. Para mayor información sobre el estudio de Alipio haga clic aquí.
Por medio de una clasificación de síntomas según investigaciones previas, logró realizar análisis estadísticos para comparar las diferencias en los resultados clínicos con los niveles de vitamina D. De las 212 personas, 49 padecían una enfermedad leve, 59 síntomas normales, 56 síntomas graves y 48 síntomas críticos.
En el grupo inicial de 212 pacientes (ver la Tabla 1 a continuación), 55 tenían niveles normales de vitamina D, que Alipio definió como más de 30 ng/ml; mientras que 80 tenían una deficiencia con niveles de 21 a 29 ng/ml y 77 tenían una deficiencia severa con niveles de 20 ng/ml.
Los niveles de vitamina D se relacionaron con la gravedad de la enfermedad. Es importante comprender que la mayoría de los expertos consideran que 30 ng/ml es la mitad de los niveles adecuados de vitamina D, que oscila entre 60 a 80 ng/ml.
De las 49 personas con síntomas leves, 47 mostraban niveles normales de vitamina D. Para aquellas personas que no son buenas con las matemáticas, eso significa que el 96 % de las personas con casos leves de enfermedad tenían niveles «normales» de vitamina D. Este nivel «normal» estaba por encima de 30, mientras que la mayoría de los expertos lo elevaría a 60.
De las 104 personas con casos graves o críticos, solo cuatro tenían niveles normales de vitamina D. Ese es el 4 % o la mitad del grupo de síntomas leves. La relación podría ser más fuerte. Alipio concluyó lo siguiente:
«Este estudio ofrece información importante a los médicos y los encargados de desarrollar las políticas de salud. Es posible que los suplementos de vitamina D mejoren los resultados clínicos de las personas infectadas con Covid-2019 en función de una mayor probabilidad de padecer síntomas leves cuando el nivel en suero (OH) D es mucho mayor.
La investigación adicional puede realizar ensayos controlados y estudios poblacionales para evaluar esta recomendación».
Evidencia sobre la vitamina D impacta los resultados significativamente
Los escritores de una editorial publicada en Alimentary Pharmacology & Therapeutics utilizaron una métrica diferente, pero obtuvieron resultados similares. Argumentaron que los cambios en la mortalidad ocurren por encima o por debajo de los 35 grados de latitud al norte. Este es el lugar donde no es posible recibir suficiente luz solar para retener la vitamina D durante los meses de invierno.
Cuando la mortalidad por millón se traza frente a la latitud, los resultados sugieren que la vitamina D es importante en el resultado de la infección por SARS-CoV-2. Se recopilaron datos de países que informaron más de 150 personas infectadas antes del 15 de abril de 2020.
Aunque los países nórdicos están muy al norte de la línea de demarcación, la deficiencia de vitamina D no es tan significativa, quizás por el uso generalizado de suplementos.
En países donde la deficiencia es más común, las tasas de mortalidad han sido más elevadas, como España e Italia. Los escritores enfatizan la importancia de la vitamina D en el resultado de la infección, y concluyen que, aunque existe poca evidencia, ayuda a combatir la infección:
«…No creemos que la vitamina D nos protege de la infección por SARS-CoV-2, sino que podría ser muy importante para prevenir la tormenta de citoquinas y el síndrome de dificultad respiratoria aguda que es la causa de la mortalidad».
Un segundo artículo publicado en abril del 2020 planteó la hipótesis de que la vitamina D ayuda a combatir las infecciones por SARS-CoV-2 y trató de evaluar si existía una relación entre los niveles de vitamina D y el número de infecciones por COVID-19. Los datos incluyeron países europeos y encontraron una relación significativa entre el nivel medio (promedio) de vitamina D y la cifra de personas infectadas.
Las personas con mayor vulnerabilidad a esta infección fueron las que presentaban mayores deficiencias. Concluyeron que los resultados respaldan la idea de incluir los suplementos de vitamina D para proteger contra la infección por SARS-CoV-2. Estos resultados respaldan la revisión de 2017 de los estudios publicados en el BMJ mencionados anteriormente.
Otro artículo evaluó la importancia de la vitamina D para prevenir infecciones respiratorias y encontró resultados similares. Los investigadores explicaron que la vitamina D tenía «un efecto protector importante» y redujo el riesgo de una infección respiratoria aguda del 60 % al 32 % en las personas. Los investigadores también escribieron que la vitamina D puede ayudar a prevenir infecciones respiratorias y disminuir el uso de antibióticos.
Los afroamericanos experimentan tasas más elevadas de infección
Se publicó una carta al editor en el BMJ, firmada por 30 científicos de todo el mundo, incluyendo a Alipio. Señalaron el número tan elevado de personas de color, asiáticas y minorías étnicas (BAME, por sus siglas en inglés), o aquellos que viven en centros de asistencia en el Reino Unido quienes mueren por COVID-19.
También identificaron la obesidad como otro factor de riesgo, con afecciones que incluyen diabetes y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, cada grupo de personas, como los mencionados anteriormente, tienen menores niveles de vitamina D.
La carta incluía los resultados de la investigación de la carta de Alipio, que indicaba que los 30 científicos estaban de acuerdo con la forma en la que se recopilaron y analizaron los datos, así como las conclusiones. El grupo identificó el proceso que requieren las vacunas y los años de investigación sobre la vitamina D.
Plantearon la hipótesis de que la vitamina D tiene importancia clínica para combatir el COVID-19 y puede reducir la mortalidad. Aunque existe una necesidad de evidencia clara, es importante considerar la deficiencia de vitamina D, incluyendo los grupos de riesgo mencionados. Citan al Dr. Hugh Sinclair, quien hace 100 años observó lo siguiente:
«La deficiencia de cualquier nutriente que sea esencial, en algún momento perjudicará la función normal de cada tejido. Eso es tan obvio que me sorprende que deba repetirse forzosamente».
Y explicó por qué las vitaminas han sido ignoradas con tanta frecuencia:
«La naturaleza humana es tal que las soluciones simples a problemas complejos, como la vitamina C para el escorbuto y lavarse las manos antes del parto, a menudo no se aceptan; pero sin duda la escala y el impacto de la pandemia exigen que se exploren todas las vías; más aún cuando aún no existen otras estrategias de tratamiento.
Un paso simple y seguro, es corregir el estado de deficiencia, en este caso el de la vitamina D, ya que ofrece un remedio potencial, significativo y factible para el COVID-19″.
Otros relacionan la gran cantidad de víctimas dentro de la comunidad afroamericana a una mayor prevalencia de obesidad, diabetes y presión arterial alta, que son factores de riesgo de mayor gravedad del COVID-19. Mientras que el porcentaje de personas que fallecen «supuestamente» del COVID-19 es más elevado que el porcentaje de la población de Maryland, Luisiana, Nueva York, Chicago y Washington, D.C.
Sin embargo, aunque existe una relación entre una mayor prevalencia de afecciones que aumentan la gravedad de la enfermedad en la población afroamericana, también existe una mayor prevalencia de deficiencia de vitamina D a causa de una menor producción La piel más oscura produce una menor cantidad de vitamina D por medio de la exposición al sol.
El Reino Unido recomienda los suplementos
Public Health England recomienda a sus ciudadanos que incluyan un suplemento de vitamina D y permanecer dentro de casa. El NHS recomienda a sus ciudadanos que consuman un suplemento durante los meses de otoño e invierno. También recomiendan incluir un suplemento durante todo el año en caso de no salir a la intemperie, está en un hogar de ancianos, si toda su piel está cubierta o tiene la piel oscura.
Al jefe de nutrición de Public Health England le preocupa que las personas en Gran Bretaña no reciban cantidades suficientes de vitamina D de la luz solar, ya que pasan más tiempo dentro de sus casas. Explican que, aunque los niveles adecuados de vitamina D no son capaces de detener una infección, ofrecen mejores resultados en las personas que presentan una deficiencia.
Sin embargo, los lineamientos en los Estados Unidos no han cambiado, a pesar de los cambios que hemos experimentado durante la pandemia. Los Institutos Nacionales de Salud recomiendan que la mayoría de las personas obtengan sus nutrientes de los alimentos y bebidas, incluyendo alimentos enriquecidos. Sin embargo, el consumo alimenticio no es suficiente para mantener niveles saludables:
«El consumo de vitamina D por medio de los alimentos no es tan significativo debido a la existencia de pocas fuentes naturales, ya que las fuentes animales como el pescado graso, el aceite de hígado de bacalao o las yemas de huevo contienen vitamina D3, mientras que las fuentes fúngicas como los hongos y la levadura expuestos a la luz solar o la radiación UV contiene vitamina D2 (ergocalciferol)».
Las agencias de salud de los Estados Unidos no parecen estar interesadas en ayudar a las personas a fortalecer su sistema inmunológico a través de la alimentación, sino que prefieren confiar en los medicamentos y las vacunas. Además, una fuente, en colaboración con Fauci, dice que está convencido de que el enfoque de los CDC no es prevenir la enfermedad sino su proceso.
Algunos funcionarios de salud pública reconocen la importancia de la vitamina D
Aunque la recomendación oficial de las agencias gubernamentales es esperar la llegada de los medicamentos y la vacuna, algunos están alzando la voz. El Dr. Tom Frieden, exdirector de los CDC, publicó un artículo en Fox News, en el que sugiere que la vitamina D puede reducir las tasas de mortalidad por COVID-19, en especial en las personas que presentan una deficiencia.
Continúa diciendo que el uso de suplementos ha reducido el «riesgo de infecciones respiratorias, regula la producción de citoquinas y puede limitar el riesgo de otros virus como la gripe». Gran parte del daño del COVID-19 ocurre debido a las tormentas de citoquinas, durante la cual el sistema inflamatorio trata de combatir la infección, lo que daña los órganos y aumenta las tasas de mortalidad.
La recurrencia de algunas infecciones virales puede estar relacionada con la producción de vitamina D que disminuye durante los meses de invierno. Los cambios estacionales en las tasas de infección son más evidentes en los climas del norte, y muy limitadas en las zonas cálidas durante todo el año. Alipio concluyó lo siguiente:
«Podemos mejorar nuestra resistencia a las infecciones. Estos incluyen realizar actividad física de manera regular, dormir lo suficiente, dejar de fumar y consumir tabaco, además de controlar el estado de la diabetes, en caso de padecer la enfermedad. Es probable que los multivitamínicos que incluyen vitamina D, o los suplementos de vitamina D, sean de gran ayuda.
A medida que continuamos trabajando para limitar el impacto del COVID-19, todo lo que ayude a fortalecer nuestra resistencia es un paso hacia la dirección correcta».
El Dr. John C. Umhau es especialista en salud pública en los Institutos Nacionales de Salud. En un artículo en MedPageToday hizo referencia a su revisión en la que argumentó que existían grupos que tenían mayores probabilidades de presentar una deficiencia de vitamina D, incluyendo las personas con obesidad, las personas mayores y aquellas de piel oscura. Sin embargo, la vitamina D es:
«uno de los factores más estudiados e importantes que afecta la supervivencia del COVID-19. No se ha desarrollado una estrategia de investigación patrocinada por el gobierno para abordar este problema, ya que los funcionarios explicaron que no había ninguna autorización para explorar una alternativa al programa de vacunación existente.
Sin embargo, otros investigadores decidieron hacerlo y ofrecieron pruebas convincentes de que la vitamina D podría reducir la incidencia de infecciones respiratorias graves».
La evidencia publicada en la revista Nutrients, revisó cómo la vitamina D puede reducir el riesgo de infección al disminuir la tasa de replicación del virus y las citocinas proinflamatorias que dañan los pulmones y provocan neumonía.
La vitamina D también ayudó a aumentar las concentraciones de citocinas antiinflamatorias que pueden ayudar a proteger los pulmones. Los investigadores recomendaron que las personas en riesgo incluyan las siguientes dosis:
«10 000 UI/d de vitamina D3 durante algunas semanas para aumentar las concentraciones de 25 (OH) D, seguido de 5000 UI/d. El objetivo debe ser elevar las concentraciones de 25 (OH) D por encima de 40–60 ng/ml (100–150 nmol/L»
Las dosis varían según la persona
Aunque los investigadores recomendaron una cantidad específica, es imposible predecir la cantidad que puede necesitar salvo que mida sus niveles en la sangre. Al realizar las pruebas en casa, evita ir a los hospitales a menos que presente síntomas de infección respiratoria, como dificultad para respirar. En teoría, se recomienda que los niveles estén en los 60 ng/mL.
GrassrootsHealth ofrece estas pruebas por medio de un kit de prueba de vitamina D como parte de su investigación patrocinada por los consumidores. Todas las ganancias de estos kits van directamente a GrassrootsHealth. No obtengo ningún beneficio de estos kits, solo proporciono esta información como un servicio para mis lectores.
Para mayor información sobre cómo fortalecer su sistema inmunológico, combatir el virus SARS-CoV-2 y otros nutracéuticos que han demostrado fortalecer el sistema inmunológico o combatir las infecciones virales, consulte mi artículo «La quercetina y vitamina D serían posibles aliados contra el coronavirus«.
Datos interesantes sobre el Dr. Anthony Fauci y la vitamina D
Como se mencionó en un artículo anterior, mucho antes de que el SARS-CoV-2 se convirtiera en parte de nuestra vida, el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), creía que la vitamina C y D eran factores importantes para mejorar el sistema inmunológico.
Hace cuatro años, fue entrevistado por un reportero del Washingtonian sobre cómo se puede evitar las enfermedades. En dicha entrevista, explicó la importancia de lavarse las manos, cortarse las uñas y dormir lo suficiente. El cuarto factor que explicó fue el siguiente:
«Es posible mejorar la manera en la que el cuerpo combate los microbios. Yo tomo 1 000 miligramos al día de vitamina D. La vitamina D sería de gran utilidad, ya que muchas personas no obtienen cantidades suficientes, y eso afecta diferentes funciones corporales».
En la pandemia actual en los Estados Unidos, los suplementos económicos y sin patentes ocupan el segundo lugar después de los medicamentos y las vacunas, los cuales son más costosos y tienen efectos secundarios.
En una entrevista con el sitio web RealClearPolitics, Fauci compartió su opinión e hizo hincapié en los beneficios de la vitamina C como antioxidante, que es «totalmente inofensiva salvo que se consuma en cantidades exorbitantes».
La vitamina D puede mitigar algunas infecciones respiratorias, sin «ninguna prueba definitiva». Pero de nuevo, no causa efectos secundarios. Pero es totalmente diferente cuando hablamos de un medicamento que podría ser tóxico».
Fauci compara los beneficios potenciales de las vitaminas C y D sin efectos secundarios, frente a los medicamentos con «cierta toxicidad», mientras forma parte del Consejo de Liderazgo para el Plan de Acción Mundial Sobre Vacunas de la Fundación Bill y Melinda Gates. Fauci describe su prueba de seguridad y efectividad como un ensayo de control aleatorio:
«Por esta razón, siempre digo que la mejor manera es por medio de un ensayo de control aleatorio para determinar si algo funciona y publicarlo. Si no es así, se descarta dicha posibilidad».
En lo que parece contradictorio, Fauci ha explicado que es posible lanzar una vacuna en los próximos 12 a 18 meses. Sin embargo, para desarrollar una vacuna «segura» se necesitan cerca de cinco años. Comienza con dos o cuatro años de investigación, seguido de uno o dos años de estudios preclínicos, y ensayos de fase I, II y III.