La negra historia del cardenal norberto rivera carrera
Una vez más Norberto Rivera Carrera da de qué hablar con el atentado sufrido hace unos días a su casa de la colonia Florida. Es muestra de que la delincuencia no perdona a nadie, se escuchó decir al relacionar el hecho con los robos a residencias en la ahora alcaldía Álvaro Obregón. Pero, según las autoridades, no fue así porque han definido el asunto como un ataque directo que acabó con la vida de uno de los encargados de la seguridad del poderoso Cardenal de la Iglesia Católica que en su polémica trayectoria se ha enfrentado hasta con el Papa Francisco. Al suceso le han seguido otros ataques contra el prelado sobre todo en las redes sociales lo que lleva a concluir que su pasado lo condena, pues la verdad es que se ha labrado muchos enemigos:
“Nunca tocó base con la feligresía”; encabezó una de las administraciones “más nefastas” y “pastoralmente ha sido un fracaso”, han dicho de él varios expertos en temas religiosos. Nativo de Durango, a sus 76 años es Arzobispo Emérito de México y fue el trigésimo quinto sucesor de Fray Juan de Zumárraga. Sus biógrafos resaltan que fue custodio de la imagen de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac, pero no todos dicen que hizo negocios con ella. Hace un año que renunció a sus funciones de prelado, debido a que la ley católica ordena el retiro al cumplir los 75.
Fue ordenado sacerdote en julio de 1966 en la Basílica de San Pedro, Roma, por el Papa Pablo VI y antes de ocupar el máximo poder eclesiástico en nuestro país fue obispo en Tehuacán, Puebla. En los años 80 recibió ahí a Rodrigo Vera y al que redacta con un: “¿Y ahora, que chingaderas publicó Proceso?”. Ya andaba en escándalos pues en esa diócesis asestó la puntilla a la Teología de la Liberación representada en esa zona por Arturo Lona Reyes y Samuel Ruíz García, obispos que siempre actuaron en defensa de los pobres, principalmente indígenas. Seguro que don Arturo Lona lamenta todavía que el protector de los ricos –Norberto– haya cerrado el Seminario Regional del Sureste porque según él en ese lugar se enseñaba el marxismo. Los entonces aspirantes a un sacerdocio truncado por Rivera lo recuerdan como un represor, un tirano y la mano que negó a los desamparados la posibilidad de contar con más pastores comprometidos con su pueblo. No se olvidan las marchas de protesta que llegaron hasta la Catedral y mucho menos las decenas de víctimas de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Nicolás Aguilar, al que siempre ha defendido Norberto.
Cambio publicó que fueron más de 40 los niños. Siete denunciaron y sus padres pidieron apoyo a Rivera Carrera sin saber que protegía al clérigo que recibió su ayuda para salir de México, a la diócesis de Los Ángeles California, Estados Unidos. Al regresar se le encontró culpable de abuso contra decenas. Sin embargo, la protección de Norberto sigue impidiendo que vaya a la cárcel.
Con estos antecedentes no es posible dejar de mencionar que el Arzobispo Emérito participó en los dos últimos cónclaves del Vaticano para elegir Papa a Benedicto XVI, primero, y después a Francisco; que su gran amigo fue Girolamo Prigioni, primer nuncio apostólico del Vaticano en México nombrado así por el Papa Juan Pablo II y a quien le debe todo el impulso que recibió, al grado de rebasar en preferencia a Ernesto Corripio Ahumada ya fallecido.
Como arzobispo en funciones Norberto se preocupó de la comunicación social de tal manera que “Desde la fe” –semanario católico—llegó a los 450 mil ejemplares por edición. Ignoro si la actual oficina responsable del área arquidiocesana continúa con su agencia de publicidad, el Instituto de Educación para los Medios, así como las direcciones de Radio y Televisión, de Sistemas y un departamento de Pastoral de la Comunicación. Lo cierto es que de nada le sirvió todo esto para frenar las acusaciones de proteger a pederastas, a lo que se debe agregar su postura adversa al matrimonio entre personas del mismo sexo aprobado en la Ciudad de México y su rechazo a la legalización del aborto. Por el primer caso la comunidad LGTB llegó a pedir en carta al Vaticano su destitución por “homófobo” e “intolerante”.
Calificado como el arzobispo de las élites, y miembro del “trío infernal” en el que se incluye al obispo de Ecatepec, Onésimo Zepeda Silva y al de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, Rivera Carrera ha sido examinado a fondo por el sociólogo Bernardo Barranco, el antropólogo Elio Masferrer Kan y el exsacerdote Alberto Athié quienes con frecuencia han externado sus consideraciones en los medios informativos. Se puede concluir, con base en ellos, que Norberto nunca estuvo preparado para atender la arquidiócesis más grande de América Latina, de ahí que se haya apoyado en los Legionarios de Cristo dirigidos por el famoso Marcial Maciel—famoso a nivel mundial por pederesta–, a quienes dio el control hasta de designar a sus obispos auxiliares los que no impidieron el balance negativo y la crítica disminución de creyentes, al mismo tiempo que el Cardenal se hacía parte del poder económico y político del país.
Junto con José Barba, Alberto Athié presentó una denuncia ante la PGR el 2 de junio del año pasado en contra del religioso por presunto encubrimiento de 15 sacerdotes pederastas. Meses después se aceptó la renuncia del prelado duranguense quien gobernó 22 años a los católicos de la ciudad más grande del planeta. Obviamente siempre ha negado lo que se le acusa, pero las víctimas de los depredadores sexuales siguen con hambre de justicia. Se quejan de que no hay ni un solo religioso en prisión.
Al inicio se afirmó que Norberto es enemigo del Papa Francisco que, contrario al mexicano, es reconocido por su compromiso con la justicia social, los pobres, la ecología y los derechos humanos, entre otros valores mencionados por Barranco; que ha contrapuesto a ellos el dinero y el poder que ha caracterizado a Rivera Carrera. Cuenta el investigador que Norberto arrebató la Basílica –una extraordinaria fortuna– al Abad Guillermo Schulenburg; que vendió el copyright de la Virgen de Guadalupe y se disputó con el nuncio Justo Mullor las regalías y ganancias de la penúltima visita de Juan Pablo II a México que Sabritas comercializó con “las papas del Papa”.
Para rematar esta breve semblanza de quien vuelve a ser noticia hay que referirse a la Plaza Mariana que se encuentra a un lado de la Basílica y que bajo el escudo de fundaciones creadas por el religioso fue –hay denuncia de por medio- arrebatada a unos 250 comerciantes para quedarse con el multimillonario negocio. Se trata de 30 mil metros cuadrados que antes de 2012 el Gobierno del Distrito Federal les había donado. Ahí las criptas llegaron a venderse hasta en 100 mil pesos. “¡Ave María Purísima!” llegaron a exclamar algunos compradores.
Lo narrado explica por qué tras el atentado que iba directo contra el arzobispo emérito, según las autoridades, las redes sociales se inundaron de comentarios que, en lugar de defenderlo, se sumaron a las condenas a Norberto Rivera Carrera.