La herencia

La herencia

Arena suelta

Por Tayde González Arias

El anterior Presidente y la actual Presidente de México, han pedido a España o
mejor dicho a los gobernantes españoles que se disculpen por las atrocidades
cometidas durante la conquista y la colonia, y aunque a algunos les gusta vivir en el
pasado, lo cierto es que, el pasado, pasado es y no se puede vivir de lo que no nos
tocó, aunque exista la conciencia y el mal recuerdo éste debe servir para alzar la
cabeza y decir que aunque nos trataron mal nosotros somos y podemos ser y hacer
más que incluso esa nación que nos avasalló, es decir, una mejor manera seria dar
el ejemplo de un país transparente, de evolución y con desarrollo. Pero dado que,
es más fácil desviar la atención con algo así que tomar al toro por los cuernos para
palear la deuda externa o pagarla, tener estados seguros y no con tanto difunto
como está ocurriendo en Sinaloa, Guanajuato o Michoacán o mejorar las carreteras
que se encuentran abandonadas o en pésimas condiciones, mucha gente gira su
atención a lo que el gobierno quiere y no a lo que la autoridad debiera hacer.

Las herencias se deben cobrar si son benéficas, pero si no dejaron más que deudas
o cosas malas han de superarse y seguir con un trabajo propio que dignifique el
quehacer de cada uno. Por eso, la Presidenta debe colocar su carácter como su
empeño en resarcir lo mal hecho y seguir con lo que se hizo bien.

Cuando llegas a un casa nueva y algo de lo que ahí se encuentra no te gusta,
teniendo el dominio de dicho bien mueble, puede pintar, modificar o hasta alterar,
hasta que se haga habitable y a tu modo ese lugar en el que habitaras, pues ello
permitirá que vivas con mayor tranquilidad y comodidad, así debe hacer la
Presidenta, sacudirse de todo aquello que quedo pendiente o inconcluso con
seriedad y profesionalismo, de tal suerte que se aclare lo que se deba aclarar, que
se resuelvan los pendientes y sobre todo que se imprima una nueva forma de hacer
política interna y externa.

Es momento de preocuparse y sobre todo ocuparse de tener un sistema de salud
que no se parezca a ningún otro, porque México es singular, y valdría la pena que
se comience pagando lo que se le debe a las farmacéuticas y terminando con todo
lo que significó el fracaso del INSABI, por ejemplo, o transparentar la entrega de

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recursos en becas, que sobre todo deben darse sin que nuestros adultos mayores
permanezcan al sol o la intemperie por altas horas y en filas interminables, haciendo
más eficiente la burocracia de la secretaria del bienestar.

Los que nos dedicamos a la docencia y tenemos la dicha de servir siendo profesores
en planteles de educación pública, identificamos las pésimas condiciones de
infraestructura que existen en las aulas y escuelas completas, mismas que se
deberían equipar con tecnología y sobre todo servicios básico de luz eléctrica o agua, además de mejorar en cuestión de bebederos, comedores escolares,
laboratorios, auditorios o equipo de cómputo y proyectores, así como pantallas o
aulas dignas que hagan que la escuela sea lo que merece ser, de tal suerte que
tenemos fe en que, el nuevo Secretario de Educación, pese a que venga de ser el
Presidente del Partido MORENA, sepa hacer bien su trabajo y la Presidenta
supervise que se capacite e incentive a los maestros, de tal suerte que los 200 o
300 años de ventaja que nos llevan muchos países en materia educativa se acote
a poder alcanzarlos en menos tiempo.

Algunos dicen que “abrazos, no balazos” no fue nunca la estrategia de seguridad
del Presidente saliente, e incluso se afirmó que eso fue un mal entendido, sin
embargo, una vez que no se puede negar el cómo nuestro país sigue inundado en
sangre, en actos de corrupción como los sucedidos en SEGALMEX o el nepotismo
que demuestra con la cantidad de familiares que tiene la Secretaria Godoy con su
familia en distintas áreas del gobierno federal.

Es cierto, que se vienen arrastrando vicios y males, y que Roma no se construyó en
un día, pero basta de culpar a los otros, es momento de que son sello de mujer; la
Presidenta nos lleve a buen puerto.