Índice Político: PRI, EPN, Videgaray y Meade van a recibir su merecido
Francisco Rodríguez. Todos los tratadistas sobre la caracterología del mexicano coinciden en señalar que, cuando éste se ve urgido a competir, exhala el grito de la desesperanza nacional: «¿Para qué gano, si puedo perder?» Este es, aparte de un karma muy pesado sobre cualquier posibilidad, un producto neto de su condición de sometido ancestral.
La épica de la conquista es el drama de un hombre que lo tenía todo –Moctezuma– derrotado por un hombre que no tenía nada –Hernan Cortés–. De ahí para el real todo es Pachuca, dicen los que de esto saben. Fuimos marcados como perdedores proverbiales, frente a cualquier pirata que la vida nos pusiera enfrente.
Por eso los ancestrales prejuicios sobre ganar. A pesar de que los ilustres tratadistas han señalado que la conquista de México se dio por un mandato espiritual que constreñía a los paisanos a aceptar la derrota y la mezcla con el español porque de ahí nacería, 568 años después, el hombre cósmico, universal, todo quedó en agua de borrajas.
En las apuestas, siempre vamos con el más débil. En los negocios, cuando hay la posibilidad de obtener ventaja sobre algún extranjero, acabamos cediendo, porque nos enseñaron que la xenofobia es mala; si se trata de robar, es mejor hacerlo al presupuesto y perjudicarnos nosotros mismos, antes de ganarle al contrario.
Nuestra mentalidad es de metecos. Desafortunadamente, esto no puede ser desmentido por datos duros, simplemente porque no los hay a la mano. En cualquier situación, nos toca poner la riqueza y los muertos, a cambio de que se lleven hasta los retratos de la abuela.
Aunque Moctezuma haya sido gobernado por el destino: el pueblo lo asesinó, lapidándolo, en junio de 1521. Desafortunadamente, el ejemplo no es conocido, y si lo es, no cundió, no causó estado, dicen los juristas, porque seguimos siendo exactamente los mismos desinformados de siempre.
En una encuesta, Benito Juárez habría perdido frente a Comonfort
La historia colonial de 300 años no es diferente. Cuando el pueblo estaba levantando cabeza y ya se estaba formando una clase competitiva entre los comerciantes locales, las reformas borbónicas de Carlos III echaron el gozo al pozo e ilustrados y empresarios pagaron con sangre todos los atrevimientos.
Las castas coloniales, favorecidas por las concesiones y mecenazgos reales de la Corona, establecieron un statu quo que hasta la fecha predomina. Una casta de holgazanes e ignorantes, una pandilla de bandoleros con charola gobierna en México. Ni pa’ donde hacerse. El desprecio al voto y al valor del trabajo sellaron la caracterología.
Si, por ejemplo, se hubiera podido levantar una encuesta de simpatía en la que se buscara a los simpatizantes de Juárez en plena guerra de castas y fueros contra la Iglesia, durante la emblemática Reforma mexicana, seguramente Comonfort se hubiera alzado con diez puntos de ventaja sobre el Benemérito. No es de dudarlo, así hemos sido.
México se ha construido a contrapelo de los conservadores y de la mayoría nacional, engañada por las estructuras de poder y las fantasías del progreso a partir de la prosperidad que nunca llega en favor de los humildes. Es, desdichadamente, un juego de espejos que siempre opera en contra de los más débiles y abandonados por el sistema injusto de castas y favoritos.
Maestría en el extranjero, requisito para ser Presidente de México
Por eso no es de extrañar que una sola carta dirigida a Woodrow Wilson por el ex secretario de Estado Robert Lansing haya tenido un alcance trascendental y secular. Lansing simplemente decía que la mejor forma de invadir y dominar a México no era por las intervenciones de siempre, sino a través de formar a sus peores hijos, los más desalmados y descastados.
A partir de Lansing, esa ha sido la profecía de la dominación. Basta con que un hijín de ricos y de políticos empoderados sea admitido en sus universidades patito –las de la Ivy League– para que a partir de un título tan falso como sus galardonados, sea investido inmediatamente de candidato a ser dignatario o miembro de la camarilla en el poder. El caso Salinas de Gortari es ejemplar y absolutamente emblemático.
La secta de los Chicago Boys, los Harvard Boys, MTI Boys o Yale Boys, ha sido la predilecta de los consorcios financieros yanquis para ponernos la bota encima y no dejarnos respirar un solo momento. Cuando mucho, para los que van a ser sus secretarios de Hacienda, basta con que hayan sido gatos de tercer talón en alguna casa de bolsa, correduría o financiera neoyorquina, si no, no es posible que inspiren la confianza necesaria.
Para ser Presidente, una maestría en sus universidades, desde luego, impartida en riguroso español y supervisada por sus maestros huehuenches de la localidad meshica y para secretarios encargados del despacho, cualquier puesto de office boy basta. Y tan tán, a otra cosa mariposa.
El mismo modelo de crecimiento con 45 años de no dar pie con bola
La mentalidad de los dirigentes políticos mexicanos, financieros, estadistas o políticos, de los últimos cuarenta y cinco años pasa por los títulos o patentes de corso de las universidades gringas y de los bufetes de la expoliación de Wall Street, siempre obedeciendo, jamás opinando. Sin tocar ni los clips.
Esto ya se pasó de color gris tostado. Nos echaron encima no sólo el modelo de negocios, el perfil de los entrepeneurs, los sistemas de contabilidad gubernamental, las ocurrencias de las cuentas nacionales con agravados fatuos y engañosos, sino el mismo modelo de crecimiento que lleva 45 años de no dar pie con bola.
Antes fueron los créditos atados de la Alianza para el Progreso, después la necesidad de sustituir exportaciones , previa desregulación de todos los negocios nacionales, luego el retintín de crecer para distribuir, que nadie sabe dónde quedó, luego el cuento de los rescates carreteros, bancarios y financieros, después el mito de las reformas estructurales…
… y p’acabarla de chingar, ahora el cuento de que con el pringao Meade lo mejor está por venir, porque según dice el candidote del PRI estamos camino a ser una potencia mundial, más grande que la que prometió en su tiempo el vendepatrias Carlos Salinas de Gortari. ¡Hágame usted el refabrón cavor!
Insisten en que las encuestas tienen que dar como puntero a Meade
El karma que cargan sobre sus espaldas los hambrientos y los miserables de las capas pobres de la población mexicana es el que les han echado a cuestas los vendepatrias, que aún a estas alturas del partido insisten en que las encuestas tienen que dar como puntero al que acomode un país al gusto de inversionistas y especuladores extranjeros, a la medida de los explotadores de la soberanía y del orgullo nacional.
Y aunque lo niegue ahora, Videgaray se auto designó candidato plurinominal al Senado para reforzar la campaña de denuestos, para uniformar a todos los candidatos del PRI, desde una regiduría hasta una gubernatura, con objeto de que repitan la bola de pendejadas hasta el ridículo. Creían que eso es lo mejor para un país tan cansado de ellos. Por fortuna ya también se auto descartó y quedará sin fuero.
Está próximo el momento en el cual el PRI, EPN, Videgaray y Meade reciban su merecido.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Convertido en una catedral de los negocios, el Hospital General Ecatepec de las Américas, dependiente del Instituto de Salud del Estado de México, está en franca decadencia en cuanto a la prestación de servicios médicos se refiere, pese a que las ingenuas –¿o cómplices?– autoridades del gobierno estatal lo consideran punta de lanza en la prestación de servicios de salud. La realidad que se trata de ocultar en vano es la falta permanente de medicamentos, materiales quirúrgicos y de curación, insumos para el mantenimiento de las calderas, reactivos para laboratorio y falta de personal para dar la atención de calidad. Bajo la dirección, ahora, de Daniel Lucatero Mora el encubrimiento es uno de los mayores problemas. Y es que la venta de plazas, el cobro de moche$ a los trabajadores que llegan tarde, los cambios de horario y de asignaciones son negocios permitidos porque el subdirector de Administración, Geardo René Sordo Hernández, tiene ligas con la representación sindical encabezada por José Luis Martínez Lazcón, quien se ha convertido en el «caciquito» del gremio, y juntos han conformado una cadena que les permite obtener ganancias de todo tipo, incluso el cobro de favores sexuales. Trabajadores del nosocomio, quienes se acercaron a este escribidor, dijeron que todo lo anterior es materia de investigación por parte de la Secretaría de Salud estatal, a cargo de Gabriel Jaime O’Sea Cuevas, en especial la venta de contrataciones para médicos, enfermeras y personal en general. Se tasan en cuando menos tres quincenas para los contratantes, lo que les permite estrenar vehículos de lujo muy frecuentemente y, sobre todo, mantener amedrentados a los trabajadores. En redes sociales se ha exhibido que los directivos del Hospital de las Américas, como se le conoce, llevan a cabo obras de aparente mejoramiento de las instalaciones que pagan a sobre precios y empleando materiales que no son los adecuados. También que, ante la falta de insumos, los familiares de los pacientes deben adquirir desde gasas, jeringas hasta medicamentos para sus enfermos, porque en el nosocomio se carece de todo. ¿Será cierto que, como afirma Sordo Hernández, esta mafia tiene la bendición del gobernadorcito Alfredititito del Mazo? ¿Que por tal son inamovibles? ¿Que comparten ganancias con el mandatario estatal y con su secretario de Salud? ¿Que los recursos que deberían ser destinados al hospital se desvían a campañas políticas? ¿Que la salud de la población les vale madres?
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