ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
Fin a la intolerancia y cinismo pripanista. La hora del olvido no ha llegado
La intransigencia de las castas doradas del priísmo panista mexicano es icónica. Demuestra a tirios y troyanos que la intolerancia desemboca en una expresión vulgar, rastacuera, cuando se convierte en cinismo de los gobernantes hacia la población olvidada, desahuciada.
La intolerancia y el cinismo florecen donde no hay cultura de las diferencias. Donde no se ha conocido la auténtica transición ni el cambio de régimen social, económico y político. Donde siempre se ha vivido en medio de la mentira. Donde todo ha sido coser y cantar para las clases poderosas, aferradas al goce del poder supremo .
El cinismo gobernante es la carcajada del gato de la simulación y el predominio clasista sobre los olvidados y hambrientos. Es el lujo de los descastados. La puerta falsa que busca el poder antes de suicidarse. La última ratio del desprecio y de la vulgaridad supina de quienes han estado acostumbrados a dizque mandar.
Y cuando se avecina el cambio de a deveras, las clases predominantes sufren en carne propia el catálogo de sus desdenes. La ofensa cínica es el reducto de las frustraciones. El mensaje de despedida de los que jamás quisieron irse, largarse del páramo del infortunio.
La diversidad racial, origen de la desigualdad económica
El nacionalismo triunfó en México cuando el cine mudo estaba en pleno auge. Se estaban votando los artículos clave del Constituyente de 1917 y David W. Griffith, primer autor y argumentista de la historia del celuloide, mostró al mundo su obra maestra: El nacimiento de una nación. Algo para tener realmente presente.
La cinta de Griffith, devela el montaje al servicio de las transposiciones de la realidad, la creación de un universo blandengue de clase acomodada, de doble moralidad victoriana, inspirado en la literatura folletinesca del siglo XIX, en boga entre los conservadores imperiales, preparándose para comerse el mundo.
La desigualdad económica, sostiene el cineasta, encuentra su origen en la diversidad racial: las etnias y los negros –sin previo análisis de su condición– son fustigados como un cáncer en los Estados Unidos y los soldados blancos defienden una herencia aria, sinónimo apriorístico de la supremacía.
La secuencia final de la película, aquélla donde las tropas del Ku Klux Klan llegan al rescate de los blancos asediados por hordas de negros es muy ilustrativa. Derrumba todos los códigos estructurales y éticos, no admite tregua en la defensa de los bastiones inmarcesibles de la ideología imperial. Es absolutamente atentatoria de toda equidad .
Urge erradicar todas las manifestaciones de intolerancia.
Mucho tardará la humanidad, y desde luego México –gobernado la mayor parte de su historia por conservadores vulgares–, en erradicar todas las manifestaciones de intolerancia. Y entre otras medidas, tendrá que reforzar las legislaciones para castigar con dureza sus crímenes; educar contra las equívocas interpretaciones del valor y el orgullo personal o religioso…
… alentar la libertad de prensa, el pluralismo, la equidad sexual, el respeto a los diferentes, apoyar la toma de conciencia individual para romper el círculo vicioso entre la desconfianza y la violencia en la sociedad y detectar y desprestigiar la propaganda nociva que la incuba y la propala . En suma, convertir las agresiones tribales en pautas de conducta modernas .
El miedo, expresión vulgar de pandilleros en decadencia
El cinismo campea rampante entre el pensamiento político de la derecha. Éste es, aparte de su brutalidad conservadora, un montaje ideológico sustentado en la amenaza y el miedo. Las clases dominantes no permitirán a los ciudadanos progresistas trabajar en la esfera cultural y por ello desatan una gran persecución a las creencias políticas de pacifistas, antirracistas y liberales sinceros.
El miedo que inyectan sus mandarines, es la expresión vulgar de un grupo de pandilleros que viven pensando en su decadencia, esperando el cataclismo social que tendrá que abolirlos. Socavado en sus cimientos, llora entre los escombros sus ruinas futuras. Situarse en la derecha es temer por lo que existe, escribía Jules Romains (Louis Henri Jean Farigoule), aquel que dijo » La gente inteligente habla de ideas, la gente común habla de cosas, la gente mediocre habla de gente.”
Otros pensadores abordaron el tema: «El progreso de las técnicas y las industrias ha demostrado ser más amenazante que esperanzador y hemos aprendido no a cultivar y fertilizar la tierra, sino a devastarla «, dijo Chateubriand. «Para descifrar las ideologías de la derecha contemporánea conviene recordar que se elaboran bajo el signo de la derrota», dijo Simone de Beauvoir.
El nacionalismo llegó para quedarse ante el vacío del neoliberalismo
La burguesía gobernante siempre ha amenazado con el fin de la humanidad, es decir con el fin de su propia liquidación. Cuando el fascismo y el corporativismo son vencidos se agota su última esperanza : arrastrar consigo hacia la muerte a la humanidad entera. La expresión ideología burguesa no designa hoy ya nada positivo.
La derecha aún existe, pero su pensamiento, catastrófico y vacío no es más que un contrapensamiento. La derecha quiere sobrevivir pero sus ideólogos, sabiéndose condenados, vaticinan la hecatombe general. Las reglas de la mentira y la sospecha ubican al margen de la ley a cualquier ser pensante o diferente a ellos.
En sus coletazos, tratan de entronizar una cultura del miedo, un fantasma manipulado que sirve a intereses concretos. Su fin es justificar y hacer posibles conductas y actuaciones políticas inadmisibles y retrecheras . Extirpar los movimientos críticos de izquierda para sustituirlos por entreguismo y sumisión absoluta ante los patroncitos gabachos.
Como ven que el nacionalismo ha llegado para quedarse, ante el vacío de futuro de las promesas neoliberales, fustiga desde la tribuna todos los imposibles que se les ocurren, a cambio de lograr que siquiera se les considere a la cola del cabús de la modernidad y la crítica a sus pastores.
Alertan contra el autoritarismo que ellos impusieron durante décadas
La primera sesión ordinaria de la LXIV Legislatura nos enseñó a asimilar toda la desconfianza probada. En la primera exhibición pública de las abismales diferencias entre los abrumadoramente mayoritarios morenistas, priístas y panistas, perredistas y convergentes, verdes y aliancistas, se mostraron todos los palmitos.
Se desgarraron todas sus vestiduras clamando por el horrendo exceso de legisladores diferentes, alertar sobre el autoritarismo que ellos impusieron durante décadas, frenar los excesos de la voluntad popular, pedir que se tomen en cuenta las reformas estructurales que fallaron en toda la línea…
… ofrecer sus servicios como nuevos ideólogos de la nueva República, hasta prestarse como chivos expiatorios para todo lo que represente ser tomados en cuenta a la hora de la impartición de la inminente justicia. Dicen todos que ellos no fueron, que no sabían lo que hacían, que merecen respeto. Bueno, hasta que fueron engañados. Las tribunas respondían con rechifla y vergüenza ajena.
Es la hora cero de la República, dijo Muñoz Ledo, con suficiente autoridad. La hora del olvido no ha llegado. El perdón tendrán que ganárselo a pulso. No hay reconciliación anticipada. Eso sólo sucede en las películas del cine mudo.
¡Qué osos son capaces de hacer los pripanistas!
¡Dios los tenga a fuego lento!