Han muerto más de 6,500 trabajadores en la construcción de la infraestructura del Mundial de Qatar 2022
·El estudio “Detrás de la Pasión”, promovido por la Fundación para la Democracia Internacional aporta nuevos datos.
·Cientos de miles de personas en pleno siglo XXI viven en Qatar el infierno de la esclavitud.
·A pesar de recientes cambios en la legislación qatarí, se mantiene la explotación y las graves violaciones a los derechos humanos del antiguo sistema.
Madrid, 11 mayo 2021.- La Fundación para la Democracia Internacional ratifica su denuncia sobre esclavitud en la construcción de los estadios para el Mundial 2022 que se llevará a cabo en Qatar. Aseguran en la última actualización de su informe “Detrás de la pasión”, que ya hay más de 6.500 trabajadores muertos, una media de 12 vidas por semana desde el 2010 y exigen la intervención del presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Igualmente que se ha pedido reiteradamente a las asociaciones de fútbol a nivel mundial que tomen cartas en el asunto.
El presidente de la Federación de Museos de Derechos Humanos, Guillermo Whpei, denuncia las violaciones de los derechos humanos en Qatar a donde viajan miles de inmigrantes procedentes de Nepal, India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Filipinas y Kenia para trabajar en construcciones vinculadas a la Copa del Mundo que se llevará a cabo el año que viene: carreteras, vías de ferrocarril, estadios, hoteles y centros de convenciones, entre otros.
Qatar tiene alrededor de dos millones de trabajadores migrantes y estos constituyen el 95 % de la fuerza laboral. Casi el 40% trabaja en el sector de la construcción, que ha vivido un repunte al albor de las infraestructuras proyectadas para albergar dentro de dos años la competición deportiva más importante del mundo.
Los trabajadores están obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias, 7 días a la semana, realizando tareas al aire libre y soportando temperaturas que alcanzan los 50 grados. “Como si esto fuera poco, las viviendas que les proporcionan son espacios reducidos en los que viven hacinados, sin contar con las mínimas condiciones higiénicas” asegura Whpei. Trabajar en altas temperaturas exige al sistema cardiovascular un esfuerzo extra, esto sumado al estrés por calor produce ataques cardíacos fatales y otros problemas cardiovasculares que provocan la muerte de estos trabajadores.
A pesar de las mejoras aún queda mucho por hacer.
Una investigación elaborada en 2013 por la Confederación Sindical Internacional ya apuntaba a la muerte de al menos 1.200 emigrantes en lugares de trabajo por las condiciones laborales. Se trata de espacios que forman parte de la infraestructura mundialista, la mayor competencia deportiva del planeta. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que respaldaba a Qatar, asegura que en el emirato árabe recibían a unos dos millones de trabajadores emigrantes.
Desde la primera presentación del informe “Detrás de la pasión” al Papa Francisco en Roma en mayo del 2018; la presión del Vaticano al Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, para que la institución tome cartas en el asunto; y la presentación de estos datos en Madrid en la Casa de las Américas en junio del 2018, la Fundación para la Democracia ha seguido de cerca la evolución de las medidas tomadas por el gobierno qatarí.
Aunque se ha abolido del sistema kafala de esclavitud moderna hasta hace poco prevalente en los países del Golfo, aún hoy, en 2021, tanto empleadores como el Estado qatarí continúan poniéndola en práctica sobre los obreros. “La confiscación de los pasaportes -que los trabajadores entregan firmando un formulario-, las altas tarifas de contratación, las condiciones inhumanas en las que realizan su trabajo y se alojan, el no pago de los haberes en término y las prácticas engañosas de captación siguen siendo habituales en Qatar” denuncia Whpei.
Al igual que en el resto del mundo, pandemia de la COVID-19 ha agravado en forma desesperante la situación de los obreros en Qatar, dado que muchos de ellos han quedado confinados en campos de trabajo, muchos de ellos sin salario y sin la posibilidad de volver a sus países o seguir trabajando. El riesgo de contagio crece día a día y al no contar con la correspondiente cobertura médica, la situación constituye una verdadera emergencia sanitaria. “Además, a pesar de que se aseguró a los trabajadores que los cierres de la zona industrial no afectarían al pago de los salarios ni a la cobertura de las necesidades básicas, esto no se está cumpliendo” asegura Whpei.
Fundación para la Democracia Internacional reconoce los avances realizados en legislación laboral en Qatar, la adhesión del país árabe a dos importantes tratados internacionales de derechos humanos, la instauración de un salario mínimo, la instalación de una oficina de OIT en ese Estado y la cooperación de ésta con el Estado qatarí a fin de seguir trabajando por los derechos de los trabajadores, “entendemos que aún queda mucho trabajo por hacer para estar en consonancia con los derechos reconocidos a los trabajadores por las convenciones internacionales en la materia” concluye Whpei.