El adios
El adios
Arena suelta
Por Tayde González Arias
Cada país tiene sus propias victorias y derrotas, así como momentos de gloria que les da grandeza o derrotas que les den vergüenza. Los mexicanos recordamos el triunfo del ejército mexicano contra sus homólogos franceses cada 5 de mayo con la famosa frase “las armas mexicanas se han cubierto de gloria”, pero también nos acordamos de la desdichada fecha del 2 de octubre, cuando un cobarde Presidente mexicano, ordenó asesinar a estudiantes en la noche de Tlatelolco.
Estamos cerca de esa fecha en la que se sale a la calle para manifestarnos, para que no vuelva a pasar lo que en la historia mexicana nubla la razón, la evolución humana y el humanismo, para ser o merecer al menos ser Presidente de la patria tricolor.
Y también estamos a unas horas de que deje la silla del águila, el Presidente más, popular, el que a pesar de no pertenecer a la era de las redes sociales, las supo manejar junto a su equipo a su total conveniencia. Tal vez nunca imaginamos que alguien de la tercera edad pudiera manejar tan diestramente las masas a través de una disciplinaria mañanera o con sus transmisiones en directo desde sus obras insignia.
Para algunos éste sexenio Presidencial que culmina, ha sido el mejor por mucho, para otros el peor por bastante, como académicos debemos ser escrupulosos y tratar de no tomar partido, aunque lo más cómodo seria quedarnos en el centro y mantener una postura gris, lo cierto es que hay claros y oscuros, y otras tantas de colores. Pues para saber por ejemplo cómo va a funcionar la Reforma al poder judicial, hecha al exprés, tendremos que esperar saber cómo se hará una elección para la que no fue instaurado el Instituto Nacional Electoral, una vez que se ha de cuidar (ahora sí) el perfil de los que compitan y no sólo que sean populares los candidatos entre muchas otras cosas.
Las demás reformas que han sido aprobadas de forma rápida y que también hereda el Presidente saliente, le otorgan poderes prácticamente de Ministerio Público a las autoridades militares, lo que posibilitaría la persecución y aleja de las tareas de prevención del delito que debiera ser la prioridad, es un recuerdito más que tendremos que ir masticando y para poder digerir esperemos con un buen trago de paz social y seguridad que es lo que más deseamos los mexicanos.
En ese asunto de las reformas “a las carreras”, se encuentra una que si es bien aplicada le devolverá a los pueblos indígenas la posibilidad decidir en qué gastar sus recursos, y aunque algunas críticas consideran que debilitan a los municipios por restarle sus recursos, lo cierto es que a lo largo de la historia muchos y muchas alcaldes, sólo se centraban en hacer obra o llevar servicios a las cabeceras municipales y lugares más poblados y nunca volteaban a ver a las minorías, ahora sólo esperemos que las autoridades electas por usos y costumbres de dirijan con honradez y transparencia y hagan que rindan los pesos y centavos que les lleguen de manera directa.
Y hablando de lo bueno, pues las becas y los programas de asistencia social, y el haber puesto en la constitución que los jóvenes reciban sus apoyos económicos garantizará (esperemos), que las escuelas estén llenas de estudiantes y el nivel educativo crezca como se merece el pueblo de México.
Por otro lado, algo que le sigue doliendo a México, es el asunto de los 43 normalista, que si bien es cierto el asunto data del 26 y 27 de septiembre de 2014, el Presidente en turno, y ya saliente, se comprometió con los padres y madres de los desaparecidos en esclarecer, en buscarlos, vamos en hacer justicia, lo cierto es que eso no ha pasado, y entre que al parecer se ocultó información, que se dice se protege a la milicia quienes según algunos tuvo responsabilidad directa, o que supuestamente se negó la participación de especialistas en búsqueda, lo cierto es que la marcha de éste septiembre de 2024, para el mismo tema, fue controlada con bloques de concreto, se escuchó en las voces de muchos asistentes en la capital de México como un reclamo, por no cumplir con las promesas hechas por parte del todavía Presidente Mexicano.
Que sea la historia la que ponga a cada uno en su lugar, que sea el tiempo sabio el que premie o siga aprobando como hasta ahora las mayorías al Presidente, pero sobre todo que sea la conciencia nacional la que nos permita ser libre de decir lo que aprobamos o no de una o un Presidente.