Dosis altas de vitamina C por vía intravenosa intervienen en casos graves de COVID-19
Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola.-Datos comprobados
- 28 de Agosto, 2020
HISTORIA EN BREVE
- La vitamina C es un componente esencial para el funcionamiento de las células inmunitarias, tiene potentes efectos antiinflamatorios y, en dosis elevadas, funciona como antiviral
- Además, es un componente fundamental de dos protocolos de tratamiento distintos y muy efectivos desarrollados por el Dr. Paul Marik: uno para la sepsis y otro para el COVID-19 (protocolo MATH+)
- Según una historia clínica reciente, la vitamina C por vía intravenosa en dosis elevadas se utilizó para salvar la vida de una persona mayor con infección grave por COVID-19, sepsis y síndrome de dificultad respiratoria aguda
- Según los médicos que reportaron el caso, fue la primera persona en dejar por completo la ventilación mecánica en el hospital. El promedio de duración de la ventilación mecánica en las personas con COVID-19 es de 10 días, mientras que esta persona pudo dejarla en cinco
- En investigaciones anteriores, se encontró que la vitamina C por vía intravenosa en una dosis de 50 mg por kilo cada seis horas durante 96 horas, disminuyó la mortalidad y acortó la estadía en la unidad de cuidados intensivos de las personas con sepsis y SDRA
Mientras que los medios de comunicación de Estados Unidos y los que «verifican los datos» afirman que el uso de la vitamina C para combatir el COVID-19 es mentira y una tontería peligrosa, los chinos han trabajado arduamente para analizar la vitamina C para combatir esta enfermedad pandémica.
Para mayor información sobre esto, consulte el sitio web del Servicio de Noticias de Medicina Ortomolecular, que ha publicado más de una docena de informes sobre este tema.
A principios de este año, entrevisté al Dr. Andrew Saul, editor en jefe del Servicio de Noticias de Medicina Ortomolecular, sobre la vitamina C para combatir enfermedades virales como el COVID-19 y en dicha entrevista habla acerca de algunos beneficios de esta.
Es importante destacar que la vitamina C es un componente esencial para el funcionamiento de las células inmunitarias, tiene efectos antiinflamatorios y funciona como antiviral, en dosis elevadas.
La vitamina C es un componente fundamental de dos protocolos de tratamiento distintos y muy efectivos desarrollados por el Dr. Paul Marik: uno para la sepsis y otro para el COVID-19 (protocolo MATH+). Expliqué ambos protocolos en artículos anteriores.
La vitamina C rescató de la muerte a una persona con COVID-19
Un artículo del sitio web MedPage Today, publicado el 10 de agosto de 2020, destaca un caso reciente en el que se utilizó una dosis alta de vitamina C por vía intravenosa para salvar la vida de una persona mayor.
Una mujer de 74 años fue ingresada a un hospital en Flint, Michigan, después de tener fiebre, tos seca y dificultad para respirar durante dos días. Hace poco, se había sometido a un procedimiento de reemplazo de rodilla y su rodilla estaba roja, hinchada y adolorida, lo que sugiere que desarrolló una infección.
Durante las siguientes 24 horas, su problema de salud empeoró, a pesar del tratamiento con oxígeno, antibióticos y otros medicamentos. Su prueba de RT-PCR también resultó positiva para el SARS-CoV-2. Según lo informado por MedPage Today:
“Los médicos comienzan el tratamiento con hidroxicloroquina oral de 400 mg una vez y luego 200 mg dos veces al día, junto con azitromicina por vía intravenosa de 500 mg una vez al día, sulfato de zinc de 220 mg tres veces al día y vitamina C oral de 1 g dos veces al día.
Cuando los cultivos de sangre y esputo son negativos en cualquier organismo, se suspenden los antibióticos de amplio espectro. La disnea de la persona empeora rápidamente y las necesidades de oxígeno aumentan a 15 litros. Se siente somnolienta, con un malestar moderado y sus vías respiratorias permanecen desprotegidas.
Para el día 6, es posible observar los infiltrados alveolares bilaterales en la radiografía de tórax, a causa de la neumonía y edema intersticial, compatible con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Dado su deterioro, esta persona es intubada de forma urgente e inicia un protocolo de ventilación mecánica controlada por volumen y regulada por presión”.
Para el día 7, su familia solicitó que se le administrara una dosis alta de vitamina C por vía intravenosa y, durante las siguientes 24 horas, recibió 11 gramos en total.
Dos días después, su afección comenzó a mejorar de manera gradual, mientras que para el día 10, una segunda radiografía de tórax reveló una mejoría considerable de la neumonía y del edema intersticial, por lo que ya no era necesaria la ventilación mecánica. Su respiración continuó mejorando durante los siguientes cinco días.
«Para el día 16, mostró una recuperación significativa, con una saturación de oxígeno del 92 % mientras respira aire y la radiografía de tórax revela una resolución casi completa de los infiltrados», informa MedPage Today.
“Durante su hospitalización, recibió un tratamiento de 5 días de hidroxicloroquina y azitromicina además de 4 días de colchicina. El tratamiento con vitamina C por vía intravenosa en dosis altas y sulfato de zinc por vía oral continuó durante 10 días en total».
Moraleja: luche por el tratamiento que desea
Resulta sorprendente que, mientras sufría una infección grave por COVID-19, shock séptico y SDRA, y estaba recibiendo ventilación mecánica, esta mujer se recuperó por completo.
Según los médicos que informaron el caso, fue la primera persona en dejar por completo la ventilación mecánica en el hospital. El promedio de duración del uso de la ventilación mecánica en las personas con COVID-19 es de 10 días, mientras que esta persona pudo dejarla en cinco días.
La vitamina C ha sido reconocida como un componente esencial de la función de las células inmunitarias con una importancia en numerosos mecanismos del sistema inmunológico. También se sabe que la deficiencia grave de vitamina C aumenta el riesgo de neumonía y otras infecciones.
Un mensaje importante es que la vitamina C por vía intravenosa se realizó por la insistencia de su familia. Es un excelente ejemplo que demuestra que cuando las cosas no están sucediendo como deberían, es necesario intervenir y presionar para obtener la atención deseada. Es su derecho.
También es un ejemplo de por qué es tan importante tener un representante cuando ingrese al hospital. Esta mujer fue sometida a ventilación mecánica, lo que significa que estaba sedada y no estaba en condiciones de tomar sus propias decisiones. Por fortuna, su familia conocía los beneficios de la vitamina C e insistió en que se probara. Al hacerlo, le salvaron la vida. Como señaló MedPage Today:
“La vitamina C por vía intravenosa no está aprobada como tratamiento para el SARS-CoV-2 y, por lo tanto, no forma parte del régimen de tratamiento del COVID-19 en el hospital.
Sin embargo, los autores señalan que, durante décadas, la vitamina C ha sido reconocida como un componente esencial para el funcionamiento de las células inmunes con una importancia en numerosos mecanismos del sistema inmunológico. También se sabe que la deficiencia grave de vitamina C aumenta el riesgo de neumonía y otras infecciones.
La vitamina C mejora la motilidad de los neutrófilos, la fagocitosis y la muerte microbiana, al activar las especies reactivas del oxígeno y la apoptosis, y previene el daño oxidativo por sus propiedades antioxidantes.
También promueve la proliferación de linfocitos B y T y la producción de anticuerpos. Investigaciones más recientes sugieren que la vitamina C también previene la producción de citoquinas proinflamatorias, incluyendo la interleucina-6, un componente del síndrome de liberación de citoquinas relacionado con casos severos de COVID-19 que resulta en daño pulmonar y SDRA”.
Los médicos están usando vitamina C para combatir el COVID-19
Aunque los medios de comunicación de Estados Unidos continúan censurando las afirmaciones de que la vitamina C puede ayudar a combatir el COVID-19, muchos médicos e investigadores lo están tomando en serio, sobre todo con base en estudios previos que demuestran beneficios contra la sepsis, las enfermedades virales y el SDRA.
En un ensayo de 2019 que involucró a 167 personas en la unidad de cuidados intensivos (UCI) con sepsis y SDRA, la vitamina C por vía intravenosa en una dosis de 50 mg por kilo cada seis horas durante 96 horas redujo la mortalidad y acortó la estadía en la UCI.
Al día 28, la mortalidad fue del 46.3 % en el grupo de placebo en comparación con el 29.8 % en el grupo de vitamina C, mientras que el número de días fuera de la UCI fue de 7.7 en el grupo de placebo en comparación con 10.7 en el grupo de vitamina C. La diferencia en la estancia en la UCI fue de 3.2 días.
En marzo de 2020, Northwell Health, el sistema hospitalario más grande de Nueva York, también informó que la vitamina C se estaba «utilizando» para combatir el COVID-19 en sus 23 hospitales, junto con hidroxicloroquina y azitromicina (un antibiótico). Según lo informado por el New York Post el 24 de marzo de 2020:
“Las personas con casos graves de coronavirus en el sistema hospitalario más grande del estado de Nueva York reciben dosis más elevadas de vitamina C, según el Dr. Andrew G. Weber, neumólogo y especialista en cuidados intensivos quien está afiliado con dos sedes de Northwell Health en Long Island, dijo que a los pacientes con coronavirus se les está administrando 1500 miligramos de vitamina C por vía intravenosa.
También dijo que las mismas cantidades de este poderoso antioxidante se administran de tres a cuatro veces al día. El régimen se basa en tratamientos experimentales administrados a personas con coronavirus en Shanghái, China.
‘Los pacientes que recibieron vitamina C obtuvieron mucho mejores resultados que aquellos que no la recibieron’, dijo. ‘Ayuda muchísimo, pero no se habla mucho de ella porque no se trata de un medicamento sofisticado…’.
Weber dijo que los pacientes con coronavirus que sufren de sepsis, una respuesta inflamatoria que ocurre cuando el cuerpo reacciona de forma exagerada a la infección, tienen niveles muy bajos de vitamina C. ‘Así que tiene lógica tratar de mantener los niveles de vitamina C’, dijo”.
Estudios sobre el COVID-19
En China, las personas con COVID-19 que reciben vitamina C han reportado beneficios consistentes que la están considerando como un tratamiento independiente. Se espera que el ensayo, que comenzó en febrero de 2020, tenga resultados a fines de septiembre de 2020. Como se detalla en la descripción del ensayo clínico:
“La vitamina C tiene propiedades antioxidantes. Cuando se produce la sepsis, se activan más citoquinas debido a esta y los neutrófilos se acumulan en los pulmones, lo que puede destruir los capilares alveolares. Los primeros estudios clínicos han demostrado que la vitamina C puede prevenir este proceso.
Además, la vitamina C puede ayudar a eliminar el líquido alveolar al prevenir la activación y acumulación de neutrófilos y al reducir el daño al canal epitelial alveolar del agua. Al mismo tiempo, la vitamina C puede prevenir la formación de grupos extracelulares de neutrófilos, que es un evento biológico causado por la activación de neutrófilos».
También se están realizando investigaciones en la Clínica Cleveland en Florida. Aquí, investigarán si las personas recién diagnosticadas con COVID-19 tienen menos probabilidades de necesitar hospitalización cuando se les administra vitamina C y zinc.
Además, evaluarán si la combinación podría reducir la gravedad y la duración de la enfermedad. El objetivo es inscribir a 520 personas y comenzar a tomar los suplementos dentro de los dos días posteriores al diagnóstico.
Recomendaciones sobre la vitamina C
Para tratar la sepsis o el COVID-19, las dosis necesarias requieren la administración intravenosa. El Dr. Robert Rowen, a quien entrevisté recientemente sobre el uso de vitamina C y la terapia de ozono para COVID-19, sugiere que en el caso de una enfermedad grave se deberían tomar más de 6 gramos (6 000 mg) por hora para simular los niveles de administración por vía intravenosa.
Aunque las dosis que superan los 20 gramos por día de vitamina C oral no liposomal generan heces blandas, es posible tomar hasta 100 gramos (100 000 mg) de vitamina C liposomal o intravenosa sin desarrollar dichos problemas.
Sin embargo, de manera profiláctica, no se recomienda tomar dosis tan altas. De hecho, no considero prudente que las personas que no están enfermas consuman dosis tan elevadas de vitamina C de forma regular, ya que se trata de un medicamento, o al menos funciona como tal.
Por ejemplo, tomar grandes dosis de vitamina C de forma regular reduce el nivel de cobre, por lo que, si ya tiene una deficiencia de cobre, puede comprometer su sistema inmunológico. Entonces, en lugar de tomarlo todo el tiempo, solo comience con esta dosificación al primer signo de síntomas de enfermedad y continúe hasta que los síntomas desaparezcan.
Sin embargo, otra alternativa que podría ser incluso mejor que la vitamina C es el peróxido de hidrógeno nebulizado diluido al 0.1 %. Para mayor información consulte mi artículo: “¿El peróxido de hidrógeno podría tratar el coronavirus?”.
En fechas recientes he visto ejemplos de personas con casos de moderados a graves de COVID-19 que se recuperaron rápidamente después de este simple tratamiento. Hablaré sobre esto más adelante en otro artículo.
Contraindicaciones
La única contraindicación para el tratamiento con altas dosis de vitamina C es si tiene deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD), que es un trastorno genético. El cuerpo requiere G6PD para producir NADPH, que es necesaria para transferir el potencial reductor y mantener la actividad de antioxidantes como la vitamina C.
Ya que los glóbulos rojos no contienen mitocondrias, la única manera de proporcionar el glutatión es a través del NADPH, y dado que la G6PD lo elimina, ocasiona el rompimiento de los glóbulos rojos por la incapacidad de compensar el estrés oxidativo.
Por fortuna, la deficiencia de G6PD es poco común y se puede analizar. Las personas de ascendencia mediterránea y africana tienen un mayor riesgo de deficiencia de G6PD. Se cree que la deficiencia de G6PD afecta a 400 millones de personas a nivel mundial, mientras que, en los Estados Unidos, se estima que 1 de cada 10 hombres afroamericanos la padecen.